¡CALMA, PERONISTAS!

El joven, además de hijo del conductor del gremio de camioneros es Diputado y fundador de La Cámpora, una corriente interna del PJ que parecía molestar al Moyanismo, no se sabe bien por qué,  salvo que se caiga en la trampa de comprar el argumento reaccionario de que los camporistas son montoneros disfrazados. Facundo no disimula el interés en convencer a su interlocutor que los Moyano mantienen una adhesión militante a Cristina y al modelo económico que conduce la Presidenta. Junto con Héctor Recalde, apoderado de la CGT y uno de los hombres de mayor confianza del líder camionero, es considerado una pieza clave a la hora de impedir que el cisma se profundice, habida cuenta que está en juego la alianza estratégica entre el PJ y el Movimiento Obrero Organizado.

El riesgo para el gobierno consiste en el desgaste político de su confrontación con el camionero, teniendo en cuenta que la derecha y el poder mediático se apresta a contraatacar al gobierno.
Para Facundo Moyano se trata de negociar, sentarse a una mesa y exponer las diferencias, aunque por ahora la realidad muestra al conductor de la CGT en las antípodas de ese propósito alentado por su hijo. A pocos días del triunfo arrasador de Cristina renunció en el acto de Huracán a los cargos en el PJ e instruyó a los legisladores de origen sindical a votar contra uno de los proyectos estratégicos enviado por el gobierno al Congreso, el nuevo régimen para el trabajo agrario que reemplazará al Estatuto del Peón Rural que rige desde la última dictadura.

Es decir, se alineó frente al jefe de la Uatre el duhaldista Jerónimo «Momo» Venegas, con quien mantuvo un par de reuniones en las últimas semanas, a pesar de conocer su hostilidad contra la Presidenta. Lo que Venegas teme es la pérdida del negocio de Uatre y la desaparición de la «caja» que maneja en el Renatre junto a las patronales agropecuarias. Moyano es el gran perdedor del culebrón en marcha. Haber pateado el tablero con sus denuncias y renuncias al PJ lo dejan a la intemperie. ¿Acaso busca replegarse a la exclusiva batalla gremial dejando de lado su pretensión de convertirse en un dirigente político? ¿En una suerte de Lula del Río de la Plata? Lo puntual es que con sus renuncias al partido, Moyano ha obturado su paso a la política. ¿Olvidó su compromiso con Néstor Kirchner, cuando en soledad, al comienzo de esta historia ambos coincidieron en consolidar una alianza estratégica entre el Gobierno y el Movimiento Obrero? El conflicto empezó con los cuestionamiento políticos de Moyano, su pretensión de atribuirse al menos la mitad de los votos obtenidos por Cristina en Octubre, la proximidad que permitió en el palco a Ricardo Cirielli y Jorge Pérez Tamayo, los sindicalistas de Aerolíneas Argentinas que el había tratado de extorsionadores. Buena parte de la dirigencia obrera reconoce hoy que la base social de la CGT adhiere al Kirchnerismo. Eso lo sabe hasta el propio jefe de los camioneros, cuyo hijo Pablo acaba de expresarlo en público, exhortando de paso a pacificar los espíritus y no considerar una tragedia irreparable el tironeo entre el titular de la CGT y la Presidenta.¿Qué trata de decir Moyano cuando, después de 8 años de conducción Kirchnerista, anuncia que en el peronismo falta peronismo?¿Acaso considera que el Kirchnerismo piensa reemplazar al peronismo?¿Acaso Cristina no cuenta con el apoyo masivo de la clase obrera?¿Se puede dudar de la identidad peronista de la Presidenta?

A la misma hora que Moyano expresaba su malestar en Huracán, Cristina presidía un acto en la planta automotriz de Toyota, en Zárate, acompañada por una multitud de trabajadores mecánicos, cuya cantidad se triplicó en los últimos ocho años. La clave, entonces, consiste en debatir entre iguales, a partir de entender que las contradicciones entre Moyano y el gobierno no son antagónicas y por ende insuperables. Hay pistas que aconsejan estar atentos a la posibilidad de un acuerdo que reconstruya el exitoso camino transitado hasta el presente. Al final del discurso en Huracán Moyano ofreció algo parecido a una salida negociada, aunque según los analistas a un precio muy alto «pareciera que la crisis la tienen que pagar los trabajadores, que la paguen los empresarios, que ganaron mucho», reclamó Moyano al referirse a las próximas negociaciones paritarias.

«Si los empresarios modifican el alza de los alimentos, si el gobierno modifica el mínimo no imponible, nos vamos a sentar a negociar, si no no hay razón para hacerlo»
Las cartas están echadas.

El Libertador en Línea

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