MISIONES, PROVINCIA ILUMINADA POR LAS REPRESAS

 


En efecto, esta pequeña y muy singular provincia obtiene casi el total de la electricidad que consume, de tres usinas hidroeléctricas, Yacyretá, Urugua-Í y Acaray. La primera es binacional argentino – paraguaya, y su energía llega por medio del SADI (Sistema Argentino de Interconexión)), la segunda es misionera y es operada por EMSA (Electricidad de Misiones), y la tercera es paraguaya y es manejada por ANDE (Administración Nacional De Electricidad) de Paraguay.

Por supuesto que también se cuenta con el pequeño aporte del Complejo Hidroeléctrico Saltito, de solo un MW de potencia (prácticamente “no mueve la aguja”), y de los equipos termoeléctricos instalados en Posadas y en Oberá. Estos últimos por sus altísimos costos de generación, operan generalmente como “reserva fría” del sistema (están apagados y solo se ponen en servicio ante picos de la demanda o problemas de interconexión o similares). Los equipos termoeléctricos, además de los altos niveles de consumo, ven encarecidos sus costos por la enorme incidencia de los fletes de los combustibles, que los encarecen entre 35 y 40 %, en función de los más de 1.000 Km. de distancia respecto a la refinería de San Lorenzo.

El tema no es menor, pues es esa diversificación de provisión de energía hidroeléctrica es uno de los puntales que impidieron que la crisis eléctrica golpee a Misiones tan fuerte como sucedió en casi todo el resto del NEA.

La extensión del SIP (Sistema Interconectado Provincial) que abarca buena parte de la provincia, más algunas inversiones puntuales en transformadores, hicieron sus aportes en el mismo sentido. Lo cual no significa que la infraestructura eléctrica provincial sea la óptima ni mucho menos.

Resulta muy interesante evaluar –con criterio amplio y mentalidad de estadistas- la enorme transformación positiva que será consecuencia de las concreciones de los grandes proyectos binacionales de Corpus, Garabí y Roncador, con los cuales cambiará sustancialmente el rol estratégico, geopolítico y económico de Misiones, de Corrientes (copartícipe de Garabí), y por extensión de todo el hoy postergado Nord Este Argentino (NEA).

Disponer de esa formidable masa de energía eléctrica -parte de la misma a precio diferencial-, más las correspondientes regalías (que no deben confundirse ni mezclarse con las indemnizaciones ni con las obras de reposición de infraestructura y adecuación de márgenes y otros trabajos vinculados); no es una utopía. Pero conociendo el muy particular “federalismo atenuado” que impera en Argentina desde Caseros (1852) en adelante, la dirigencia y el pueblo deben estar atentos a hacer de esos objetivos verdaderas Políticas de Estado de nuestras provincias, cuyas permanencias no deben estar sujetas a los cortoplacismos de los tiempos electorales. Deben ser objetivos permanentes e innegociables, pero por eso mismo debe trabajarse en base a una profunda fundamentación científica y técnica, todo ello vinculado y enmarcado por Criterios de Grandeza definidos en base a Principios de Estrategia con fuertes Valores Geopolíticos. Ni más ni menos, trabajar como lo hacen las naciones que marchan decididamente en pos de sus respectivas grandezas nacionales, por ejemplo Brasil.

Consideración aparte merece el muy interesante potencial hidroeléctrico de los cursos de agua interiores de Misiones, varios de ellos verdaderos ríos, en los cuales en décadas anteriores se estudiaron varios aprovechamientos hidroeléctricos, varios con Proyectos Ejecutivos terminados. Ese tipo de obras, con potencias de hasta 30 MW, tienen hoy tratamiento legal preferencial –que debería facilitar la financiación y/o el acceso a créditos “blandos” (de tasas promocionales)-, y por cierto algunos de ellos podrían ser construidos con las regalías de las grandes hidroeléctrica binacionales.

En su momento hice notar que en base a esas presas hidroeléctricas provinciales, bien puede desarrollarse una red de regadío –tanto por gravedad como por bombeo, de acuerdo a la topografía misionera-, con la cual paulatinamente se vayan poniendo a cubierto de las recurrentes sequías a los agricultores de Misiones y a las pequeñas localidades que a veces padecen falta de agua para potabilizar.

Y para asegurar la provisión de agua (el “combustible” de las hidroeléctricas y el vital elemento para la agricultura), en las altas cuencas de cada “arroyo” (en rigor verdaderos ríos), bien pueden crearse parques provinciales, en los que incluso se reforeste con especies nativas. Eso sería practicar una ecología activa, compatible y compatible con población arraigada en sus entornos, y a la vez operando como estímulos concretos a las actividades productivas.

Por cierto que esta iniciativa está muy lejos de cierto pseudo ecologismo de tinte cavernario, que se olvida del ser humano, y que pretextando cuidados extremos opera de hecho como freno a toda iniciativa de desarrollo socio económico…tal como rezan los “libretos” que desde los países de la Sociedad Postindustrial les dictan las transnacionales de la egolatría.

Recordemos que a valores actuales, la energía eléctrica potencial que puede producirse desde Misiones, representa a valores de hoy aproximadamente un millón de pesos por hora. ¡Y eso sin considerar que la energía más cara es la que no se tiene! ¿O se olvidan los múltiples contratiempos que todos sufrimos cuando no tenemos energía eléctrica de la cual dependemos prácticamente para todos los órdenes de nuestras vidas?

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM

Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM

Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA

Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario

Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé

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