NOBEL DE LA MUERTE



 

Sumando negatividades (valga el concepto), otorgarle a Obama el Nobel de la Paz, siendo el responsable principal de la continuación de las agresiones a Iraq y a Afganistán, más pareció una humorada de muy mal gusto, que un supuesto formal e impoluto reconocimiento a los esfuerzos desplegados por la paz en el mundo.

 

Y no fue el único caso desde aquel a Kissinger, pues hubo varios.

 

El Nobel concedido al muy mediático Al Gore y su “equipo” del cambio climático (el IPCC por sus siglas en inglés), ha sido otra muy discutible decisión con mucho más de “decisión políticamente correcta” que de análisis científico y de una evaluación seria y objetiva.

 

Recuerdo vívidamente como un licenciado en economía, se pavoneaba jactancioso de ser uno de los “nobelizados”, al haber “sumado sus esfuerzos” al equipo del frustrado presidente norteamericano, mostrando rápidamente la hilacha del nulo cientificismo, al no asumir las vergonzosas “predicciones” de colapso ambiental mundial, vaticinados en tono catástrofe por los “investigadores” del IPCC, y asumidos en clave de caos preanunciado, por los fanatizados militantes del ecologismo cavernario. Y en clases, al citarse semejante desaguisado ecolátrico (la fallida “predicción”) volvió a dar “fecha cierta y cercana” al “cuco” del desastre ambiental mundial, que es uno de los fetiches con los que asustan a crédulos e inocentes, esos predicadores de Apocalipsis ambientales.

 

Ese mismo licenciado, de muy dudosos pergaminos de conocimientos ambientales, y menos aún de Energía, volvió a desnudar la falsedad de sus peroratas, al mentir alevosamente al tratar de descalificar “per se” a la generación hidroeléctrica y la nuclear, con falaces argumentos en contra de varias de esas obras, argumentaciones que no pudo sostener, ni tampoco justificar su postura fuertemente favorable a seguir quemando hidrocarburos, tema del que eludió profundizar. ¡Y ese es un “nobelizado por anexión” al formar parte del equipo de Al Gore!

 

Del frustrado presidente yanqui, cabe recordar que fue eliminado del cargo tras una bochornosa acción de fraude electoral consumada para hacer ganar a un belicoso como Bush hijo, de la línea dura del establishment de EEUU. Casi puede entenderse que adjudicarle el Nobel de la Paz, fue un premio consuelo, del cual obtiene jugosas ganancias, pues percibe verdaderas fortunas por sus disertaciones, y es muy discutido en su rol de “ecologista” no solo por los elevados incrementos patrimoniales que exhibe año a año desde su “nobelización”, sino también por su estilo de vida, lleno de derroches, nada acorde con sus prédicas de drásticos ahorros de sus apocalípticos mensajes de agotamiento de los recursos naturales. En buen criollo, una típico hipocresía del “haz lo que digo, no lo que hago”.

 

Hace al tema recordar que el fundamentalismo ecológico es utilizado como perfecta pantalla, para relegar a un tercer plano irrelevante a los acuciantes problemas de la miseria y la degradación humana subsecuente, dejando también de lado los valores esenciales como el sano patriotismo, desdibujado y ninguneado en un deletéreo “amor al medio ambiente”…mientras jamás cuestionan las guerras, las invasiones, los descomunales gastos en armas, ni los negociados por el poder real sobre los hidrocarburos. Mientras tanto, los “muy preocupados” fundamentalistas de la ecología, parecen discutir acerca del sexo de los ángeles, o la cuadratura del círculo. Entonces se entiende que “darle manija” al ecologismo, mediante un harto discutible Nobel de la Paz, es funcional al establishment mundial.

 

Como si no hubiese sido colmado el asombro por los galardonados por el Nobel de la Paz, ahora ha sido otorgado a la Unión Europea, y los parámetros de evaluación son harto discutibles.

 

Es muy claro que pueden exhibir 67 años sin guerras en Europa desde que terminó la Segunda Guerra Mundial…siempre que no se tenga en cuenta la masacre consumada en la ex Yugoeslavia, cuya partición fue violenta presionada por la OTAN mediante masivos bombardeos y provisiones de armas, para doblegar a Serbia, el corazón del poder político del hoy fragmentado país. ¿Acaso Los Balcanes no están en Europa? ¿Y la violencia de los cambios en Rumania, con la ejecución del ex hombre fuerte y su esposa?

 

¿No cuentan las agresiones a Libia, mediante bombardeos aéreos, en épocas del “cowboy” Reagan, en 1986, consumadas desde portaaviones y desde bases europeas?

 

¿Tampoco importan las agresiones a Iraq, en las que la OTAN y las FFAA de varias naciones europeas fueron partes importantes?

 

¿No es relevante la descarada intervención europea en Libia, primero fomentando los levantamientos, y luego apoyándolos mediante bombardeos masivos, hace escasos meses?


 

¿No importan las intervenciones armadas de Francia en varias de sus ex colonias africanas, como en Costa de Marfil, la intervenciones encubiertas en Chad, en la República Centroafricana (y otras), y las injerencias europeas en el Cuerno de África, fomentando nuevas divisiones políticas, en medio de matanzas que parecen no tener fin?

 

¿Y las intervenciones españolas en los enclaves de Ceuta y Melilla, en los recientes agresivos años del neocolonialista Aznar?

 

¿Los respaldos colonialistas para apuntalar la agresión británica contra Argentina –contra Sudamérica- en la Guerra del Atlántico Sur, en 1982, tampoco cuentan?

 

Sin duda quedan más baldones para achacar a los belicosos europeos.

 

Como perlitas adicionales, cabe mencionar los sufrimientos que les están infiriendo a sus pueblos, al pasar a ser dóciles discípulos del poder financiero transnacional, aceptando las “recetas” nocivas y recesivas del FMI; y por supuesto, los denodados esfuerzos que están haciendo por transferirnos a los latinoamericanos su crisis actual, tal como históricamente siempre lo hicieron.
 Para esa deleznable tarea, cuentan con los consabidos lenguaraces autóctonos al tanto por cuanto, y a políticos entreguistas, que en nombre de abstractas “libertades” quieren volver a esclavizarnos a los dictados de “los mercados”, eufemismo que significa los poderes corporativos transnacionales.

 

Es muy claro que el Premio Nobel ha pasado a ser un mero instrumento de los dictados del mega poder transnacional, corporizado en el G 7, pero de verdad manejado por las megas corporaciones que siguen buscando la globalización salvaje, tal como la definieron Viviane Forrester, Naomí Klein y Walter Graziano, entre otros destacados intelectuales.

 
El autor es:

 

Contador Público Nacional
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente de la Facultad de Ciencias Económicas  (UNaM)
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. (UNaM)
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía  (UNLa – CNEA)
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé

El Libertador en Línea

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