VIAJE MILITANTE A EZEIZA- POSADAS MISIONES AÑO 1973

El local de la Asociación de Trabajadores del Estado paulatinamente se fue congregando  de  entusiasta muchedumbre. El lugar quedó chico para  alojar tanta gente que empezaron a copar la cuadra adyacente de la calle Salta. Los cartelones enrollados escondían leyendas y lemas de los distintos grupos de las Juventudes Peronistas. Los unía el anhelo de viajar a Buenos Aires a recibir al General que regresaba a la Argentina tras 18 años de exilio.
Juan, parlante en mano comenzó a ordenar la salida de los adherentes hacia la estación de ferrocarril, e indicaba que en la Capital Federal varios ómnibus esperaban para trasladarlos hasta de aeropuerto de Ezeiza.
El viaje en cuestión duró tres largos días en tren, porque el convoy se detenía en lugares inesperados para cargar grupos de contingente que esperaban pacientes a la vera de las vías. Solamente gente entusiasmada cantando y dando vivas al General podía aguantar tanto trajín. Cada uno llevó su propio avío que lo compartió con los menesterosos que fueron de la partida con la ropa puesta únicamente. La militancia da para todo y exigía esa clase de sacrificio.
Juan y Julián, Esteban y el Colorado, fueron cabezas de las dos columnas en que se dividió el grupo, distinguiéndose cada participante por el uso de brazalete con la inscripción MISIONES. Llegarían a las inmediaciones del acto en correcta formación y entonando las consignas.
Cercanos estruendos de petardos aturdían el ambiente. Parecían estampidos de balas. ¡Y eran balas nomás! Una de ellas rompió en dos la tacuara que hacía de asta de la bandera identificatoria. El desencuentro y tiroteo se produjo cuando las patotas de la Juventud Peronista de Julio Yessi, unida a la Juventud sindical y al grupo de López Rega arengando con el grito de «Perón Evita la Patria Peronista» contra los que exclamaban “Perón Evita la Patria Socialista” iniciaron el combate que enfrentó a los dos bandos en pugna. La batalla fue campal y carnicera. En los campos de Ezeiza infinidad de cadáveres quedaron tendidos.
Perón, que se marchara de la Argentina 18 años atrás para evitar que siguieran los derramamientos de sangre entre argentinos, tuvo que aterrizar ese 17 de noviembre  en otro lugar para no ver el espectáculo de la sangre derramada en su regreso, pero esta vez, entre los mismos compañeros Peronistas.
El desbande en la Babel de Ezeiza de los militantes misioneros fue total y cada uno volvió como pudo al pago chico. Los heridos atendidos en los hospitales, o simplemnte en la calle lo hicieron tiempo después.
AQUEL EL ESCENARIO TRÁGICO NO TERMINÓ ALLÍ, POR EL CONTRARIO, DIO  INICIO A LOS SUCESIVOS ENFRENTAMIENTOS, A LOS REVULSIVOS CUSTIONAMIENTOS Y A LAS REUBICACIONES POLÍTICAS .

El Libertador en Línea

 

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