CAPAC INTI RAIMI

Estas celebraciones, que fueran prohibidas y perseguidas por  la inquisición de la cultura intolerante occidental cristiana, se realizaban como grandes fiestas comunitarias y rogativas para la armonía, reflexión y complementariedad en el proceso de fertilidad, crecimiento y madurez espiritual permanente, especialmente de los jóvenes del Tahuantinsuyo (4 estados federales andinos), como acompañamiento, además, al crecimiento de todos  los seres vivos (vegetales y animales,  nacidos en el equinoccio de primavera. Este pensamiento y acción del Capac Raimi, es también conocido como del WIÑAY (crecer, madurar, elevarse culturalmente a nivel personal y colectivo)

Siendo el Cuzco, el principal centro de homenajes, las comunidades llevaban los mejores productos agropecuarios, acompañados por el arte: música, danzas, diseños propios de los vestuarios de cada comunidad y de ellos los de mejor calidad se ofrendaban a la PACHAMAMA con rogativas conducidos por el Willac huma (Guía espiritual). Estas celebraciones, se replicaban en todas las principales Llaktas (ciudades) de los andes.

Otra de las características del CAPAC INTI RAIMI, era, la de intercambiar productos (trueque), especialmente semillas para el mejoramiento genético y conservación de este patrimonio. Al mismo tiempo, se llevaba  a cabo, charlas comunitarias sobre los sucesos  de cada comunidad, como una practica de conservar en la memoria nuestras historias, conducidos por los Amautas (maestros) , donde además, se informaba de las soluciones a los múltiples problemas sociales, económicos y de infraestructura, que servían para la planificación social de toda la Nación Andina.

Al cuarto día, se concluía con grandes festejos donde la música, la danza y la chica, eran los grandes protagonistas. Todo este universo espiritual y de celebraciones de nuestro calendario  andino, el mas exacto con el tiempo cósmico, fue destruido por los invasores españoles de la cruz y la espada.

Felizmente, en estos nuevos tiempos de reivindicación y puesta en valor de nuestra cultura y gracias a testimonios como el de Guamán Poma y Ayala, un cronista mestizo, identificado con nuestra sabiduría ancestral y otros como el; hoy, podemos no solo sentirnos orgullosos de nuestra cosmovisión; sino, que volvemos a realizar estos festejos espirituales, que cada vez mas rescatan su valor genuino, despojándose del mal llamado “sincretismo”.

Tukma, diciembre 2011

El Libertador en Línea

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