En estos días todo el mundo habla “del escándalo de la pobreza”, son todos “gallos de misa” que por lo general se refieren a la pobreza como si ésta no se debiera a las asimetrías existentes entre los que más ganan y los que menos tienen. Además, la crisis actual a nivel planetario ha marcado aún más tales asimetrías y el maldito sistema convierte a ritmo cada vez más acelerado a miles de personas en nuevos pobres. Sin pretender distraer al lector con especulaciones filosóficas está claro que el actual régimen de acumulación permite que grupos empresarios –entre ellos los del campo, con los Biolcati a la cabeza—no paren de ganar dinero. ¿No sería más humano y evangélico que estos ricachones como el colombiano de Narváez (y ni hablar de Macri.) además de diagnosticar los estragos que produce la pobreza hablaran de la urgente necesidad de distribuir más equitativamente la riqueza?El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Jorge Casaretto se convirtió en el principal portavoz eclesiástico en la materia, afirmando que la pobreza “alcanza al 40 por ciento de la población”, cifra que nadie sabe de dónde la sacó. A diferencia del enojo que podría haber suscitado en Kirchner esas cifras hace un par de meses, el ex presidente se mostró dispuesto a poner la otra mejilla: no confrontó con el obispo de San Isidro y en cambio llamó a respaldarlo “en su batalla contra la pobreza”.
La otra sorpresa que deparó Kirchner fue cuestionar al Indec y aclarar que desde su punto de vista la pobreza “ronda el 25 por ciento, y no el 15 por ciento” como dice el organismo oficial. Cosa vedere , Sancho ! Cada vez se hace más claro que hay un reagrupamiento de la derecha y una ofensiva política, económica y electoral no sólo en la Argentina. El proyecto apunta más alto: impedir que se consolide en América Latina un modelo democrático empeñado en construir un nuevo poder popular.En esa dirección apunta el nuevo pacto militar entre la administración del colombiano Alvaro Uribe y el Comando Sur norteamericano. Cristina Fernandez cuestionó ese propósito junto con Lula da Silva, quien pidió una reunión urgente del flamante Consejo de Defensa Suramericano, todavía en pañales, con el propósito de consensuar el rechazo de los países de la región a la instalación de siete bases militares que Estados Unidos desplegará en territorio colombiano.