LA MEMORIA EN LA BRUMA

Dicen que las guerras las ganan los generales y la pierden los soldados.  Porque el pecho a las balas lo ponen los de menor rango. Los combatientes. Esto ocurrió hace 30 años. La locura de unos pocos y el acompañamiento de algunos muchos cómplices civiles de esa asociación ilícita llamada Proceso de Reorganización Nacional, que se impuso a sangre y fuego a partir de 1976. Que atropelló a la democracia, violó la dignidad del pueblo y tropelias varias cometidas por generales que solo servían para desfilar y mandar a torturar. Gente colonizada por los altos mandos del ejercito imperial de los EE.UU. Militares ellos,  que no comulgaron jamás con el espíritu sanmartiniano. Ni siquiera eran militares. Eran «milicos» con nada de inteligencia. Que a la hora de aplicar sus conocimientos guerreros, se equivocaron de manuales.
Y después sobrevino el horror, a pesar de los ejemplos valerosos, de los subordinados de menor rango. Los que estaban mas allá del odio a la civilidad. Los que provenían del pueblo. Oficiales, subalternos, suboficiales y los pibes. Los «colimbas«, que su única instrucción consistió en «correr/limpiar/barrer».
Mientras que enfrente estaba un poderoso ejercito de profesionales. Y la diferencia se achicó por el lado del heroísmo criollo.
La guerra de Malvinas sirvió para que muchos se dieran cuenta que vivíamos en el continente suramericano y que la solidaridad estuvo de parte de nuestros pueblos hermanos. Después de Malvinas muchos dejaron de mirar a Europa. Y después de Malvinas vino el lento proceso de desmontar el espíritu de la gesta. No de los generales, sino de los soldados. Del pueblo. Vinieron gobiernos vergonzantes que iniciaron políticas idem frente a este hecho histórico.
En el mediodía de este 2 de abril, desde la ciudad de Ushuaia, la presidenta Cristina Fernández de Kirchnerrindió homenaje levantando las banderas de verdad y justicia. Y destacó su decisión de desclasificar el oculto Informe  Rattenbach, resaltando que «los muertos, sus familiares y el pueblo nos debíamos la verdad acerca de lo que había sucedido, y que esa verdad fuera reconocida por la Argentina y por el mundo”.
Queda mucho aún por develar, y mucho por discutir, especialmente con los usurpadores: los ingleses.
Queda mucho aún por hacer, aunque se haya dejado pasar tanto tiempo para honrar como se merecen a los ex combatientes de Malvinas. Y se los debe honrar con dignidad. Los tiempos políticos de hoy son bien distintos. Por suerte.
Los «pibes» de Malvinas hoy tienen 50 años. A ellos todo el honor. Y como siempre recordar que las islas son y serán argentinas. Esa idea esta marcada a fuego en la mayoría del pueblo. Malvinas: …¡Volveremos!!!!!!

El Libertador en Línea

 

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