MOYANO….FUERA DEL TARRO

 

En declaraciones a Radio Mitre -del grupo Clarín- Moyano cuestionó varios pasajes del discurso de Cristina en la apertura de las sesiones ordinarias  y hasta llegó a decir que no había contado con tiempo para escuchar «completa» la intervención presidencial porque tenía «otras cosas que hacer». Las críticas de Moyano al discurso de Cristina exceden en mucho el desagrado de los docentes por algunas observaciones de la presidenta sobre sus condiciones de trabajo y avanza en el terreno del cuestionamiento a la línea estratégica trazada por el gobierno nacional.

De rumbos y lealtades

Si se trata de enderezar el rumbo del gobierno Moyano podría formular propuestas puntuales acerca de esa corrección. Podría convocar a una reunión plenaria del Comité Central Confederal de la CGT (es decir del conjunto de Secretarios Generales de los gremios confederados) con el propósito de discutir el supuesto «rumbo perdido» y el que propondría el en su reemplazo. Salvo que -como se rumorea en la trastienda gremial- no esté en condiciones operativas de convocar a nadie, salvo para atacar al gobierno y el modelo económico en marcha. ¿Nadie en el moyanismo tiene en claro que, hoy mas que nunca, a la hora de enfrentar a la derecha desestabilizadora el gobierno necesita contar con el respaldo de la mayoría nacional, en especial de aquellos socios que -como la CGT- concentran la clase obrera, columna vertebral del movimiento peronista y popular según lo proponía el General Perón?¿Acaso no sabe Moyano y sus asesores «progresistas» que cuando el 14 de junio próximo Cristina Fernández hable ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas con el propósito de reivindicar la soberanía sobre las Islas Malvinas necesitará de un país unido como nunca que la respalde sin fisuras, en especial sin ponerle palos en la rueda? Todavía falta mucho para esa cita en la ONU pero conviene fortalecer lo antes posible el rumbo en ese objetivo internacional, una suerte de bisagra que posibilitará diferenciar con claridad los leales de los lacayos, a veces disfrazados de peronistas.

Cifras puntuales
Alguna cifra que dio a conocer Cristina y que Moyano «no tuvo tiempo para escuchar» resultan de gran interés, como la referida al crecimiento del 7,8 por ciento anual «el coeficiente de GINI -subrayó la presidenta- bajó desde el tercer trimestre del 2010 al tercer trimestre de 2011 de 0,53 a 0,43». Según la CEPAL la argentina tiene la mejor distribución del ingreso de América Latina. Otras cifras que no interesaron a Moyano «por tener otras cosas que hacer»: 1320 escuelas construídas, una capacidad de generación eléctrica de 8122 Megavatios (un aumento del 45,4 por ciento), un incremento del 46 por ciento en las líneas de alta tensión, 1230 km de autovías, 4100 km de otras rutas que fueron pavimentadas. Todo esto son aportes para la profundización de un modelo que cuenta con el apoyo masivo de la sociedad, que no por ello deja de reclamar la solución de problemas que todavía agobian a los argentinos postergados, que aún navegan en zonas de riesgo social. Pero nada de ello atrae la atención del jefe cegetista, tampoco la mención que hizo la presidenta a otras cuestiones tendientes a perfeccionar la institucionalidad como la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central y la derogación de tres artículos de la Ley de Convertibilidad; modificación de los Códigos Civil y de Comercio, elaborada desde hace un año por una comisión encabezada por el Presidente y Vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia.

La causa Malvinas
Para algunos observadores -entre ellos el politólogo Atilio Borón- gracias a las torpes declaraciones de David Cameron, primer ministro inglés, la causa de Malvinas se latinoamericanizó y Londres acusó el impacto al ver que su pertinaz colonialismo suscitaba creciente repudio a la vez que  solidaridad con la Argentina en esta parte del mundo y que Washington admitía, para el desasosiego británico, que había un problema de soberanía que debía discutirse bilateralmente y es lógico -señaló- que el tema se haya latinoamericanizado porque la controversia sobre la soberanía del archipiélago involucra al menos tres aspectos que hacen al interés común de América Latina: a) explotación de los recursos naturales (renovables, si no se los depreda) en nuestros espacios marítimos como la pesca, y no renovables como el petróleo; b) el acceso a la Antártida, fuente segura de enormes riquezas minerales e hidrocarburíferas cuyo tratado que deja «congelados» los reclamos de soberanía sobre ese territorio deberá ser renovado en fecha próxima y,c) el acceso al paso bi oceánico del Estrecho de Magallanes de extraordinaria importancia en la hipótesis de que, por diversos motivos resultara inoperable el Canal de Panamá. Cristina sabe ya que por ahora, no puede contar con el jefe de la CGT que, como se desprende de sus vacilaciones públicas, eligió jugar al ser o no ser, con el riesgo de perder en el camino un pasado meritorio en defensa de los intereses de los trabajadores. Será cuestión de pensar seriamente en el rumbo final del modelo que un día (no muy lejano) entusiasmó al líder de los camioneros y que ahora -no se sabe bien por qué- le estaría dando la espalda.

 

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