Dichos… para “re-pensar” la realidad actual

“Hay un enorme condicionamiento intelectual. La comunicación, los medios de comunicación de masa, se ligan, casi juntos, para cualquiera que sea su opinión, defender un esquema según el cual la solución neoliberal no sólo es única sino que es la mejor” afirma sin rodeos.

Los principios básicos del liberalismo fueron formulados a lo largo del siglo XVIII. Adam Smith (economista y filósofo escocés,1723-1790) su principal mentor, consideraba el capitalismo como el estadio natural de las relaciones sociales y de hecho, fundó el liberalismo económico.
El laissez faire  (dejar hacer) fue el motor del progreso económico. El propio interés beneficiaría a toda la sociedad y estará limitado por el propio interés en el prójimo, en teoría;  pero hoy nos encontramos ante un mundo de exclusión que  implosiona lentamente todas las estructuras tradicionales de poder, potenciando contradictoriamente las incertidumbres y angustias por las certezas de donde se hará el ajuste.

Y es bien cierto lo que Charles Darwin formuló como su máxima: la ley de la supervivencia de los más aptos (survival of the fittest). Nadie desconoce que la lucha es eternamente desigual.

Ya lo decía John Maynard Keynes (economista británico, 1883-1946),  uno de los más grandes pensadores del estado moderno del siglo XX,  medio siglo antes de la aparición del ordenador personal, de las tecnologías de la información y de los satélites de comunicaciones, escribía con una sorprendente pre-ciencia «A medida que se perfecciona la organización de los mercados de inversión aumenta el riesgo de la dominación de la especulación. Sin duda, los especuladores no son peligrosos en tanto que sean burbujas sobre una corriente regular de actividad de la empresa. Pero la situación pasa a ser grave si la empresa se convierte en una burbuja en medio del torbellino de la especulación»

Durante el siglo XX el avance político y cultural se tradujo en el éxito generalizado de la tríada democracia, libertad y derechos humanos en los países de lo que son la eurozona, el primer mundo, los Eua. Sin embargo, el significado de estas palabras varía según el lugar del donde se utilizan. Pese a que nadie se atreve a estar contra la democracia, contra la libertad, ni contra los derechos humanos, sigue existiendo opresión, dominación y guerra.
Por otro lado, si a la democracia, la libertad y los derechos humanos le añadimos la difusión masiva de la información, se abre una nueva perspectiva de la historia de la humanidad que modifica profundamente los esquemas previos de control social.
Martin Luther King sostenía que «Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir como hermanos».  Dolorosa verdad que madura y se afirma con el paso de los años.
Somos cerca de 7 mil millones de personas, y 3 mil millones, ya vivimos en las ciudades. La ciudad es densa, es un espacio a compartir, y es en la ciudad donde se pone de manifiesto la globalización y donde hay más necesidad de la nueva convivencia.
A la antigua dispersión rural se opone hoy la concentración cosmopolita en las ciudades y el peor de todos los males; el hacinamiento en indignas cuasi-viviendas; con una cada vez más hiriente exclusión social.
La hambruna se hace evidente cada vez más, en sociedades que derrochan toneladas de basura de alimentos; mientras la especulación financiera de los conglomerados económicos manejan los precios a “gusto y piacere” de productos como soja y maíz y hacen ganancias fabulosas. 

El huir hacia la pseudo esperanza de vida contradictoriamente alimentó migraciones de millones de ciudadanos de una parte del mundo a otra que agravó aún más la problemática.
Del Magreb negro-dorado del petróleo y la dorada riqueza de los sultanes del milenario mundo árabe y sus costumbres, hacia Europa. De Méjico hacia Norteamérica. Aunque en los últimos años ese movimiento migratorio “indeseado” viró para agravar aún más el problema de los países en vías de desarrollo.
Hoy se registran unos 50 millones de desplazados, desclasados. Son los parias del nuevo milenio. Lo revela un informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados “ACNUR”1 , con el agravante de que ahora ya no son los países ricos los buscados como destinos, sino muy por el contrario, muchos de los países más pobres del mundo son los que están acogiendo a grandes poblaciones de refugiados, tanto en términos absolutos, como en relación con el tamaño de sus economías.  
Keynes demostró que un gobierno puede utilizar su poder económico, su capacidad de gasto, sus impuestos y el control de la oferta monetaria para paliar, e incluso en ocasiones eliminar, el mayor inconveniente del capitalismo: los ciclos de expansión y depresión.

Según Keynes, durante una depresión económica el gobierno debía aumentar el gasto público, aun a costa de incurrir en déficits presupuestarios, para compensar la caída del gasto privado. Durante los 25 años posteriores a la II Guerra Mundial, la combinación de las ideas keynesianas con el capitalismo generaron una enorme expansión económica. Todos los países capitalistas, también aquéllos que perdieron la guerra, lograron un crecimiento constante, con bajas tasas de inflación y crecientes niveles de vida. Sin embargo a principios de la década de 1960 la inflación y el desempleo empezaron a crecer en todas las economías capitalistas, en las que las fórmulas keynesianas habían dejado de funcionar.

Hoy el futuro económico se muestra cada vez más desalentador. Ya no existen políticas para un estado de bienestar. Apenas para estados de subsistencia, que en términos prácticos se traduce en más desempleo, con todo lo que ello acarrea.

El nuevo milenio suma desafíos. Un 2012 con más sombras que luces
Algunas ideas sobre un futuro no  im-posible

Vivimos la época de mayor transnacionalización del capital concentrado.
Al falso determinismo del «fin de la historia» y «la muerte de las ideologías», corresponde a los comunicadores sociales y a los comunicólogos y futuros profesionales de esta ciencia ahora también sumamente discutida,  apropiarnos de la continuidad histórica para re-escribirla y así re-conocernos en la permanente re-construcción de nuestras propias fuerzas.
Nuestra historia, nuestros padeceres como país ¿en vías de desarrollo?, deben convertirse en el combustible que alimente el motor de nuestras luchas para encarar próximos retos contra la lógica impuesta.

El desarrollo revolucionario de las tecnologías de la comunicación no ha derivado en la plena realización del derecho a la información, real, veraz, completa, formadora y no “·deformadora”  en tanto que éste, se equipara al derecho a la supervivencia en la medida en que ser humano es pertenecer a una cultura, cuyo discurso dota al individuo de conciencia y dignidad y de la capacidad de ser humano.
Los mentores, de la globalización neoliberal, han provocado más víctimas que la cifra total de muertos y damnificados de las  dos conflagraciones mundiales del siglo pasado siglo.
La Globalización de la economía comporta también un profundo impacto en el mundo de la información y de la comunicación.
Mientras a la radio le tomó 38 años alcanzar a los 50 millones de usuarios en el mundo y la televisión tardó 13 años, a Internet sólo le tomó llegar 4 años.

Nunca antes el mundo había estado tan integrado y al mismo tiempo tan dividido. Y precisamente a eso conduce la globalización, a producir estas calladas desesperanzas. La de la diáspora social, la de las sociedades cada vez más desencantadas con todo. Llegó la hora de dejar de analizarlo y encontrar soluciones. La miseria acecha y no tiene paciencia, nos enseño la historia.

Octavio Luis Loyola   / DNI 16695313

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