OJALÁ QUE LLUEVA MISOPROSTOL EN MISIONES

Este discurso queremos poner en cuestión. Porque durante años sostuvimos la mascarada del aborto hospitalario que nos ha llevado una y otra vez a perdernos en la parafernalia judicial,  guiamos a las mujeres a instituciones represivas, que repudiamos en otras ocasiones y con el mismo paraguas ideológico, pocas veces divulgamos qué podemos hacer las compañeras frente a nuestro aborto, poniendo el énfasis y el saber en aquello “que deben hacer los médicos”. Este discurso calla las voces que rompen las corruptelas, que no sólo llaman a la tortura por su nombre, sino que logran burlarla. En cambio, preferimos ríos de tinta sobre “ella” “la niña” para aumentar el morbo, el miedo y también, nuestros privilegios.

No tenemos derecho a tener víctimas para conseguir nuestros derechos. 500.000 abortos por año muestran que las mujeres y niñas decidimos si continuar o no los embarazos. No recurrimos a la justicia, ni hacemos ninguna denuncia. Y no salimos en la prensa mostrando que tan pobres, violadas y humilladas estamos. Sabemos que un aborto es una práctica segura, que cualquier mujer puede pasar y de hecho pasa y debe tener información adecuada sobre ello. Pero en todos estos años desde el amplio movimiento por el aborto legal no enfrentamos con firmeza los discursos mentirosos sobre los peligros del aborto, seguimos publicitando “el drama del aborto” en busca de un anhelado consenso y cantando “aborto legal en el hospital”. “Aborto legal en la ESMA”, que es lo mismo que muchas guardias hospitalarias todavía… Quienes buscan información sobre aborto llegan a este discurso en la web, diarios y televisión. La reacción es contundente: todas tienen más miedo. Y la mamá y la niña siguieron el camino propuesto y se quedaron con el miedo.

Hoy llamaron a la línea aborto, más información, menos riesgos, 40 mujeres y niñas embarazadas de todo el país. En menos de 1 año, 100.000 descargaron el libro “Todo lo que querés saber sobre cómo hacerse un aborto con pastillas”. Alrededor de 300 descargas diarias. La primera edición de 10.000 libros está agotada y es material de consulta cotidiana en unidades básicas, centros culturales, escuelas, centros de salud, barrios, hogares.

Pero no llegamos a Misiones. No llegó el misoprostol, que está ahí en las farmacias por 300 pesos, no llegó la receta en la sala de salud y el hospital que la atendieron, ni estuvo al alcance de la mano en todas las instancias institucionales o los discursos de aborto que la familia recorrió en 2 o 3 semanas nomás. Aunque pudo haberse hecho un aborto antes de la semana 12, fácil, barato, seguro y en casa.


http://abortoconpastillas.info

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