La crisis energética, producto del descontrol del sistema capitalista ha hecho que los complejos empresariales multinacionales recurrieran cada vez más, a esta peligrosa fuente de energía. La competencia en el capitalismo es despiadada, cruda y los costos se trasladan a la sociedad.
El problema es ahora cuando los sucesos de Japón amenazan con trasladar su desequilibrio a todo el sistema. La respuesta como en la gran crisis anterior es impulsar la guerra y su industria.
Los poderosos de la tierra cuentan con una industria tremendamente desarrollada y la convivencia con organizaciones de la sociedad que se transforman en cómplices de sus atentados.
¿Cuál es su temor?, el de que las consecuencias de su proceder se trasladen al interior de los países desarrollados.
Europa y en particular la izquierda europea tienen una responsabilidad mayor que el resto del mundo, ellos han vivido en carne propia esta película y deberían saber que luego de un periodo en el que se pueden pasear triunfantes los guerreristas, luego inexorablemente la crisis llega con todas sus consecuencias. Ninguno de los países afectados es recuperable al nivel actual dentro del sistema capitalista, a menos de que existan reformas sustanciales que inicien una revolución en el modo de producción.
En el Uruguay la Embajada de Japón ha señalado la conveniencia de que las ayudas (donaciones) ser realicen en dinero efectivo y no en bienes. Lo cual tiene lógica.
No es un aspecto menor, la ayuda a Japón, no es solo la ayuda a un pueblo afectado por la catástrofe de la naturaleza a la que se agrega la nuclear, es la necesidad de reparar a nivel universal una forma energética terriblemente peligrosa.
Entonces las donaciones, que pueden hacer los ciudadanos del mundo, ya en este caso deberían dar paso a formas impositivas nuevas, como el impuesto a las transacciones financieras a nivel universal. No se trata de que Carlos Slim o George Soros aporten una ava parte de su fortuna.- Ni que el Presidente de Uruguay aporte parte de lo que destina al MPP (su grupo político), sino de que todos, “todos” empujemos hacia una salida que es además la única posible.
Estamos ante la cruz de los caminos, la guerra comienza a desarrollarse cada vez más, como la única salida que ven los actuales gobernantes del mundo desarrollado.
Más temprano que tarde las consecuencias de este proceder se vivirán en ese mundo desarrollado. Hoy en el mundo solo la derecha tiene programa: más neoliberalismo y más guerra: el suicidio.
La izquierda está ideológicamente paralizada, no tiene por ahora alternativa, y esto es muy doloroso por la pérdida de un valiosísimo tiempo que ayuda a que se cometan crímenes aberrantes.-
Por eso nuestra insistencia a unir a lo mejor de la humanidad tras un programa de reformas como la moneda única universal y el impuesto a las transacciones financieras también con carácter universal sustituyendo los impuestos al consumo y al trabajo.
Mañana será demasiado tarde y la víctima será la humanidad toda.
Ciudadanos de todos los países ¡uníos!
Barómetro Internacional
