TAPANDO POZOS DE PETRÓLEO


¿Alguien puede suponer que se ocuparían de hacer cegar los pozos, para evitar que se extraiga petróleo y/o gas, bajo el pretexto –real por otra parte- que “son altamente contaminantes”? Sin duda no lo harían, pese a la furibunda retórica “ecologista”; como tampoco hicieron otra cosa más que tímidas “recomendaciones” u “observaciones” muy “modositas”, cuando “los pecadores” (o sea los culpables claros de grandes contaminaciones) fueron las empresas anglosajonas. Así pasó cuando el desastre del Exxon Valdez en Alaska (no hubo grandes manifestaciones, ni costosas solicitadas pagas, ni escandaletes mediáticos, ni nada de eso), ni cuando el derrame de Shell en las costas de Magdalena (Provincia de Buenos Aires), ni en el muy reciente problemón suscitado en el Golfo de México por parte de BP (British Petroleum). Tampoco protestaron ante la decisión de EEUU de explorar y explotar pozos de petróleo y gas en áreas “protegidas” de Alaska.

Tampoco se recuerda que algún ecologista, (o ecópata o ecólatra) haya ensayado alguna tan siquiera tibia protesta, ante la doble agresión británica (contra Argentina y contra el “medio ambiente”) en las Islas Malvinas, a consecuencia de las tareas de exploración en busca de petróleo. ¡Pero que van a protestar, si por regla general esos activistas, con una enjundia digna de mejor causa, solo se sienten “ciudadanos del mundo”, y no les aflora ni pizca de sentimiento patriótico! ¡Tan severo es el proceso de colonización cultural al que son sometidos, que les tergiversan los valores y terminan siendo dóciles “perejiles” manipulados desde los centros de poder que inculcan la “globalización salvaje”!

Pero sigamos con el hipotético ejemplo: ¿a alguien podría ocurrírsele la peregrina y disparatada idea de sellar los pozos impidiendo la extracción del “oro negro” (petróleo) y/o gas natural? Seguro que no, pues además de ser una incoherencia, se pondría a toda la población en contra, que no solo necesita combustibles para movilizarse, para generar energía y para las industrias, la minería y el campo; sino que el común de la gente seguramente se enfurecería si le abortaran la concreta posibilidad de desarrollarse, de crecer económicamente, tener mejores trabajos con buenas remuneraciones. ¡Y para los incrédulos, es notable ver como creció por ejemplo Neuquén, cuanta riqueza circula, como mejoró el nivel de vida, y cuanta gente se radicó allí, con trabajos estables y muy bien pagos!

Pero claro, Neuquén tuvo y tiene Políticas de Estado concretas, activas, y muy bien sustentadas en organismos estatales en los que priorizó la excelencia técnica, para fundamentar esas grandes transformaciones positivas.

Volviendo al ejemplo del petróleo en el NEA, hasta las autoridades provinciales se mostraron muy complacidas por haberse iniciado las actividades de exploración, mediante algunas perforaciones.

Difícilmente esas autoridades provinciales del NEA propongan cerrar esos pozos, si se descubrieran hidrocarburos…¡y eso que son muy contaminantes!

Ahora bien, ¿por qué ese “doble estándar” (o doble discurso contradictorio), tanto por parte de los usualmente muy incoherentes fundamentalistas de la ecología (lo cual no sorprende), como por parte de algunas autoridades provinciales (lo cual sí sorprende…y preocupa mucho).

¿Por qué aceptan de buena gana e incluso promueven la actividad petrolera; y “miran para otro lado” cuando se instalan olorosas, caras y contaminantes usinas movidas a petróleo; y son tan cerradamente “antirrepresas a ultranza” oponiéndose a los grandes (y medianos) proyectos hidroeléctricos que utilizarán nuestro abundante y renovable “oro blanco” (el enorme potencial hidroeléctrico); y ello pese a que es conocido y probadamente demostrado que es la más limpia de las generaciones eléctricas, que reemplazan la quema de enormes cantidades de petróleo y gas, y que con esas obras puede –y debe- cambiarse el perfil productivo y socio económico de nuestras muy pobres y marginadas provincias?

Claro está que como en Misiones, desde hace un par de décadas se instaló fuertemente el discurso ultra ambientalista, y se consumó de hecho una espuria alianza entre políticos de cortas miras con los sectores del ecologismo cavernario; la confusión y las contradicciones inculcadas a la población calaron muy hondo. ¡Y es patético observar la pobreza franciscana de los discursos y argumentaciones de los políticos y dirigentes que solo buscan réditos fáciles de corto plazo, mientras –tal vez inconscientemente- llevan a Misiones hacia el camino del caos energético y la miseria crónica!


Y nadie de esos activistas anti hidroeléctricos a ultranza, políticos que fomentan esas irracionalidades, y dirigentes que siguen en incomprensibles indefiniciones que son funcionales a esas (des) políticas, parecen comprender que no solo están trabando el desarrollo de Misiones, del NEA y de toda Argentina, ¡también están entorpeciendo los procesos de integración activa y dinámica con Brasil y Paraguay, frenando con ello la necesaria evolución del Mercosur y de la UNASUR.

Por supuesto, tanto esos ultra ecologistas, como los dirigentes tibios o directamente opuestos al desarrollo, en este caso les hacen el juego a los muy poderosos intereses del petróleo y del gas, entorpeciendo y dilatando las construcciones de las hidroeléctricas, que por lógica deben reemplazar enormes consumos de esos hidrocarburos, y consecuentemente evitar las cuantiosas poluciones que las usinas movidas a petróleo y gas ocasionan.

¿Qué dirán y que harán cuando comiencen los cortes del servicio eléctrico, a causa de esas irracionales oposiciones a tan necesarias obras como son las centrales hidroeléctricas? ¿Quién se hará cargo de los elevadísimos costos de la generación termoeléctrica que eventualmente la reemplazará? ¿Querrán reemplazarla con eólicas donde no hay vientos, y que además son mucho más caras por KWh –además de otras muchas limitaciones técnicas que las hacen inviables como generación de base?


¿Puede concebirse el desarrollo socio económico sin abundante provisión de energía?

¿Quién se hará cargo de los males de la miseria –desnutrición, muertes por hambre, enfermedades propias de la miseria, etc,-, si de hecho se oponen al desarrollo socio económico?

El autor es:

Contador Público Nacional
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente de la Facultad de Ciencias Económicas  (UNaM)
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. (UNaM)
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía  (UNLa – CNEA)
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé

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