¿HACIA DONDE VA LA BASURA ELECTRÓNICA

 

En la producción se utilizan compuestos como el cromo, que es cancerígeno; el cadmio que afecta a los riñones y los huesos; el mercurio que daña al cerebro y el sistema nervioso; el plomo que provoca deterioro intelectual, daños en los sistemas nervioso, circulatorio y reproductivo; los retardantes de flama que son neurotóxicos y deterioran el aprendizaje y la memoria.

«El tratamiento de la basura electrónica ha llegado a ser no sólo importante, sino que es absolutamente urgente« – Achim Steiner.

En la película animada «Wall-E», un simpático robot es diseñado para limpiar la chatarra que cubre la Tierra después de que fuera destruida y abandonada por el ser humano. Una vez más, el celuloide vaticina posibles realidades. Hoy los países desarrollados y en vías de desarrollo se enfrentan con graves problemas medioambientales a causa de la acumulación de enormes cantidades de basura electrónica.

Indiscutiblemente el avance de la tecnología generó innumerables cambios en la vida cotidiana. El notable incremento de los estándares de confortabilidad y de las expectativas de vida, la simplificación de los procesos de producción así como de las tareas diarias, y, respecto de las comunicaciones, el hecho de que se han visto mayormente liberadas de los obstáculos de tiempo y espacio.

No obstante, la cara menos amable del avance tecnológico se manifiesta en un crecimiento exponencial de los desechos electrónicos, entre los cuales podemos nombrar: computadoras, celulares, televisores, electrodomésticos, entre otros, problema que hoy deben enfrentar tanto los países desarrollados como las naciones en desarrollo.

Hoy por hoy, la basura electrónica contiene metales pesados y sustancias químicas tóxicas persistentes que no se degradan con facilidad en el ambiente entre los cuales podemos identificar plomo, mercurio, berilio y cadmio. Como estos aparatos han sido diseñados utilizando tales sustancias, cuando son desechados, no pueden ser dispuestos o reciclados de un modo ambientalmente seguro.

La fabricación de productos electrónicos ha crecido en los últimos años debido a los nuevos diseños que reducen la vida útil de los artículos. Este recambio genera grandes cantidades de desperdicios que exigen un tratamiento diferenciado de la basura tradicional porque contienen sustancias peligrosas para la salud y el ambiente.

En la producción se utilizan compuestos como el cromo (que forma parte de las cubiertas de metal) y es cancerígeno; el cadmio (se encuentra en las baterías recargables, contactos y conexiones de monitores de tubo de rayo catódico) y afecta a los riñones y los huesos; el mercurio (se usa en el sistema de iluminación de los monitores de pantalla plana) y daña al cerebro y el sistema nervioso; el plomo (está en los monitores de tubo de rayo catódico y en las soldaduras) y provoca deterioro intelectual, daños en los sistemas nervioso, circulatorio y reproductivo; los retardantes de flama (utilizados en tarjetas de circuito y cubiertas de plástico) que son neurotóxicos y deterioran el aprendizaje y la memoria.

Los problemas que producen la basura electrónica en el ambiente

1) Emiten toxinas cuando es quemada inapropiadamente por quienes buscan componentes valiosos, como el cobre y el oro.

2) Un tubo fluorescente, por su contenido en mercurio y fósforo puede contaminar 16.000 litros de agua.

3) Una batería de níquel cadmio de un teléfono celular puede contaminar 50.000 litros de agua y afectar 10 metros cúbicos de suelo.

4) Un televisor puede contaminar 80.000 litros de agua por su contenido de metales en las plaquetas, plomo en vidrio y fósforo en la pantalla.

5) Una plaqueta de un celular o una computadora tiene mercurio, bromo, cadmio, plomo y selenio, entre otros contaminantes peligrosos según la ley argentina de residuos peligrosos.

6) Toda heladera o aire acondicionado tiene gases CFC que destruyen la capa de ozono, tanto en el gas refrigerante como en el poliuretano expandido.

Los riesgos ambientales y sanitarios que presenta la creciente cantidad de basura electrónica en todo el mundo son especialmente urgentes en los países en desarrollo, ya que algunos reciben los desechos de las naciones desarrolladas. Los desechos se están acumulando en todo el planeta a un ritmo de 40/50 millones de toneladas por año. El mayor crecimiento en los últimos años ha sido de celulares y aparatos similares.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó a tomar medidas urgentes contra el grave problema para el ambiente y la salud pública que supone el crecimiento exponencial de la basura electrónica. En el mundo se generan millones de toneladas de basura electrónica. Entre el 50% y el 80% de esta chatarra tecnológica acaba en ciudades-vertedero de China o de países en vía de desarrollo como India, Pakistán y Nigeria.

Guiyu, por ejemplo, una ciudad situada en la provincia de Guangdong (sur de China), se ha convertido en el mayor vertedero de basura electrónica de la Tierra. En esta urbe acaba buena parte de los residuos tecnológicos que se generan cada año en todo el planeta. De los 150.000 habitantes de Guiyu, el 95% se gana la vida abriendo y desmontando ordenadores y otros aparatos electrónicos, exponiéndose, sin ningún tipo de medida de seguridad, a numerosos componentes tóxicos, como plomo, cadmio o mercurio.

Y todo ello pese a que China suscribió la Convención de Basilea, que prohíbe a los países desarrollados exportar su basura electrónica a las naciones en desarrollo. Sin embargo, ciertas lagunas legales permiten camuflar la chatarra bajo la fórmula de reparaciones o reciclaje. Sólo en los Estados Unidos de Norteamérica, el tráfico mundial de basura electrónica genera cada año más de 500 millones de euros. En Latinoamérica, Brasil y México son los principales productores de tecnología.

Argentina sube puestos en el ranking de productores de basura electrónica: en el 2009 produjo un volumen de importante de residuos que contienen metales contaminantes debido al acelerado recambio tecnológico.

Este incremento es alarmante, ya que ante la falta de programas de reciclado, los residuos suelen terminar en rellenos sanitarios, contaminando el suelo, las napas de agua y el aire, o son incinerados, lo cual provoca la liberación de metales pesados a la atmósfera, como plomo, cadmio o mercurio. Asimismo, estos desechos contienen PVC, emiten dioxinas cloradas y furanos, componentes gaseosos que resultan cancerígenos.

Según un informe de Prince & Cooke, entre 700.000 y 800.000 computadoras quedaron en desuso. Los datos de Camoca agregan que, en los últimos dos años, el volumen de impresoras láser que quedaron fuera de circulación trepó de 90.000 a 200.000 unidades. En lo que respecta a impresoras de chorro a tinta, se incrementaron de un millón a 1,5 millones. Pero las estrellas que acumulan baterías y chips son los celulares: el año pasado, terminaron en la basura unos 10 millones de celulares.

El senador Daniel Filmus, actual presidente de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación, presentó un proyecto de ley para regular el adecuado tratamiento de los desechos electrónicos en la Argentina, considerando los diversos aspectos que son tenidos en cuenta en la normativa mundial: producción de los bienes, rehúso, reciclado y recolección de los mismos. Esta normativa está en vías de aprobación y se vislumbra como el principio del camino para que los aparatos electrónicos descartados no vayan a parar a los rellenos sanitarios.

Los desechos electrónicos, incluyendo ordenadores obsoletos, televisores, teléfonos móviles, baterías, equipos de audio, entre otros, son objeto de preocupación creciente entre las autoridades porque pueden convertirse en una fuente contaminante para los acuíferos, debido al plomo y otras sustancias tóxicas que contienen. La solución, dicen los expertos, es reciclar estos materiales y evitar que lleguen a la naturaleza.

Según un reciente análisis, un monitor informático o un televisor pueden contener más de 3 kilogramos de plomo. Si tenemos en cuenta que sólo en los Estados Unidos pronto se van enviar más de 12 millones de toneladas de desechos electrónicos a los vertederos, el problema ambiental se vuelve muy grave.

Mientras las autoridades revisan su legislación para evitar que ello suceda, científicos del Georgia Institute of Technology han realizado un estudio que sugiere que la «producción inversa», es decir, la extracción de materiales útiles a partir de los desechos electrónicos, será la solución a adoptar en los próximos años. De esta forma, materiales como el plomo, el cobre, el aluminio y el oro, así como varios tipos de plásticos, cristal y cables, podrían ser recuperados y reciclados en futuros productos.

El proceso, debe ser económicamente viable, y aquí reside uno de los grandes retos de la propuesta. Jane Ammons y Matthew Realff, del GIT, están diseñando estrategias para hacerlo posible. Destaca entre ellas un sistema de modelado matemático que tendrá en cuenta todas las variables que intervienen (hasta 300.000), el cual permitirá afrontar con mayor decisión cualquier iniciativa de reciclaje. Técnicamente hablando, los investigadores ya han ideado maneras de separar los diferentes metales, así como las diversas calidades de plásticos, a partir de componentes triturados y desechados.

Así es como en Argentina, se pueden encontrar empresas como Silkers S.A. La empresa brinda servicios de recolección, separación, valorización y reciclado de la basura electrónica, recuperando importantes recursos naturales y minimizando el impacto ambiental.

La empresa tiene objetivos como:

– Valorización, reciclado y minimización de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), chatarras no ferrosas y scrap de catalizadores de automóviles e industria química, petroquímica, vidrio, entre otros.

– Promoción de una gestión sustentable de RAEE en oficinas, industrias, comercios, organismos públicos y por particulares; incentivando procesos de recolección selectiva, transporte a sitios habilitados, desmontado, valorización y reciclaje.

– Promoción el uso sustentable de tecnologías de tratamiento, reciclado y disposición final dentro de la Argentina o su exportación según Convención de Basilea y Normativa Argentina de Residuos Peligrosos.

También, existe en el país una Red de Operadores del Mercado de Metales, Residuos y Scrap de la Argentina, llamada Escrap, que tiene por misión promover el uso sustentable de los Aparatos Eléctricos y Electrónicos a lo largo del ciclo de vida de estos productos, desde su producción a su reciclado o disposición final, cumpliendo con la normativa ambiental vigente y preservando la confidencialidad de los datos presentes en el e-scrap.

Escrap desarrolla y promueve herramientas, procedimientos y procesos de mercado con el fin de incentivar la reutilización, el reciclado y otras formas de valorización de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), a fin de reducir su eliminación o disposición final en rellenos sanitarios o los basurales, o su descarte en forma clandestina en la Argentina.

Funciona como una Bolsa o Tablón para vincular la oferta de generadores de RAEE con los Operadores de Residuos Peligrosos o Recicladores de Scrap o Subproductos. El cliente puede cargar su oferta o demanda: tipo de Aparato, constituyentes, cantidad, volumen mensual, lugar de retiro, precio de referencia, licitaciones, entre otros servicios.

Debido al inquietante incremento de basura contaminante eléctrica y electrónica que se genera día a día en el planeta, Greenpeace Argentina inició la Campaña de Basura Electrónica para concientizar a la población sobre este problema, en la que se incluye la promoción del proyecto de Ley de Gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.

Greenpeace considera que es posible hacer productos limpios, durables, que sean actualizables, reciclables y fáciles de manejar al final de su vida útil y que no terminen como residuos peligrosos en basurales y rellenos contaminando el ambiente.

Los desafíos a enfrentar son variados, aunque principalmente son tres las cuestiones que hoy ocupan la atención de los expertos en el tema. El reciclaje de los aparatos en desuso, consistente en la separación de los residuos tóxicos y el aprovechamiento de los materiales que pueden ser reutilizados, la creación de una legislación adecuada que haga hincapié en la llamada responsabilidad extendida del productor y la producción de bienes electrónicos cuyos componentes sean más beneficiosos con el ambiente.

La velocidad a la cual esta montaña de productos electrónicos obsoletos está creciendo generará una crisis de enormes proporciones al menos que las corporaciones de la industria electrónica, que obtienen ganancias por fabricar y vender estos aparatos, asuman la responsabilidad.

Cristian Frers
www.ecoportal.net

Cristian Frers –Técnico Superior en Comunicación Social y Técnico Superior en Gestión Ambiental

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