SEGURIDAD: NO HAGAN OLAS

Los medios locales dieron cuenta de una serie de robos en los últimos tiempos. Hechos que despertaron el temor de muchos posadeños. Temor que se multiplica con la réplica de la realidad de Buenos Aires por parte de las radios locales. Pero en los 1000 kilómetros que separan Posadas con ese conglomerado urbano que es Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, las realidades se van adaptando a las características de cada lugar y a su gente. En Posadas no todos los delincuentes utilizan armas de fuego. En Buenos Aires, cualquier ladronzuelo de poca monta circula por las calles, por lo menos con una modesta pistola calibre 22, que es la mas pequeña, pero es muy letal.

«En Buenos Aires hay una guerra declarada
» me comenta, el jefe de la policía misionera, Comisario Benjamín Roa. Y es verdad. Hace años el procurador general de la Suprema Corte de Justicia y jefe de todos los fiscales y defensores de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Matías de la Cruz (ya fallecido) explicaba a un grupo de vecinos asustados sobre la violencia de los «chorros» en el conurbano norte bonaerense. Les aconsejaba que el tema de seguridad no hay que plantearlo como una guerra «porque es un campo del que nos va a costar salir». Y lamentablemente tuvo razón. Por eso es acertada la toma de posición del jefe policial misionero. Hay que rumbear por los caminos de la prevención. El pasado viernes, Roa comentaba que la mayoría de los delincuentes que produjeron robos en los últimos tiempos «un 60% están detenidos y los restantes están identificados y se está procurando la detención» de esas personas.

Aunque destacó que «en esta época de turismo tenemos la visita de chaqueños, correntinos, rosarinos y porteños» que no precisamente vienen en calidad de turistas, sino en plan de delinquir. Es por eso que aparecieron los famosos «cuentos del tío» o los «secuestros virtuales». Toda una gama de posibilidades de «achaques».

Todos emplean el término de «seguridad ciudadana» que es acuñado diariamente por los medios de comunicación. Y no es casual que esta etiqueta se aplique en todo el continente americano. Hablar de seguridad es hablar de la lucha contra la violencia y delincuencia. Pero nadie se pregunta quien comenzó con la espiral de violencia ¿O acaso en tiempos pasados existía tanto asalto y asesinato? En la misma provincia de Buenos Aires, hoy insegura, era todo lo contrario. Es que no hay que olvidarse que desde mediados de la década del 70 se instaló la economía neoliberal, que arrasó con el bienestar del pueblo. Y en los 90 el vendaval fue mucho peor. Arrasó con las fábricas, los talleres, el Estado. Y produjo generaciones de desocupados. Allí está la causa de la violencia. Pero el sistema capitalista es tan perverso que estiró su dedo acusador hacia los jóvenes. Especialmente los pobres. Los arrinconó en las villas miserias y los comenzó a perseguir. Primero les quitó toda probabilidad de progreso. Los sacó de la escuela y los mandó a la calle. ¿Se puede ser tan ciego? Si y no. Los corruptos que nos gobernaron lo sabían, la miedosa clase media no. Y se espantó. Y salió a pedir histéricamente por los Derechos Humanos, sin saber que significa eso. Por eso no dijo una palabra durante la dictadura. Fue mucho mejor apropiarse del latiguillo inventado por los dictadores: «por algo será». Ahora gritan a viva voz y mirando a las cámaras de TV: «¿Donde están los de los Derechos Humanos, eh?» Habría que explicarles que los Derechos Humanos se conquistan, no se merecen. Y para conquistarlos hay que tener conciencia y no apropiarse de los discursos de los que mandan. Tenemos que exigirle al Estado políticas públicas de Seguridad y no quedarnos de brazos cruzados frente a la pantalla de la TV. Políticas inclusivas que contenga a todos pero de manera urgente a los mas desposeídos.Porque los medios de comunicación bombardearon siempre con el concepto de que algunos merecen ser protegidos y otros merecen ser expulsados, como los inmigrantes. Porque seguro que son chorros. Y así pasó con los hermanos paraguayos, uruguayos, chilenos y peruanos. Otra es la solución y es lo que se va vislumbrando en todo el continente que es la seguridad social.

Por suerte quedaron atrás los próceres de la «mano dura», los falsos ingenieros, los que buscaron la perpetuación de la violencia. A la violencia se la diluye con paz, con libertad, con las necesidades básicas satisfechas, con mas democracia y derechos humanos. Por eso: no hagan olas

Julio Moyano
El Libertador en Línea

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