¿PUEDE UN MÉDICO DEBATIR CON UN CURANDERO?

Un académico no puede perder el tiempo en una vana discusión con un charlatán de feria.

Un médico no puede debatir medicina con un curandero parlanchín.

Un Doctor en Filosofía no puede tener una discusión científica con un pasatista discutidor de rondas de café (y recuerdo al respecto las precisas opiniones de mi amigo el Dr. Saúl Tovar, destacadísimo filósofo y filólogo, lamentablemente desaprovechado en Argentina y en nuestra provincia en común, Misiones; pero ampliamente reconocido como autoridad intelectual mundial con vasta y profusa trayectoria en toda Europa Occidental, en EEUU y sobre todo en Grecia, como gran especialista en la cultura, idioma e historia helénicas).

Un especialista reconocido en alguna materia, no puede permitirse debatir con un improvisado que con altanería propia de soberbios engreídos pretende ubicarse a similar nivel de conocimientos.

Una persona que ha mantenido su línea de conducta, no puede ni debe prestarse a una discusión de barricada con quienes hicieron del oportunismo político su modo de vida, variando sus opiniones y posturas de acuerdo a las conveniencias personales, en lugar de apegarse a LA VERDAD Y LA ÉTICA como valores supremos e innegociables.

Un investigador riguroso de temas ambientales no puede debatir con cualquier improvisado oportunista, así esté montado sobre el “pensamiento políticamente correcto” –y con mucho soporte mediático- del ecologismo fundamentalista.

Estas reflexiones vienen al caso como simples ideas generales –de ningún modo traspoladas en su textual concepto-, respecto a la aspiración a mantener un debate, expresada con su verborragia habitual, por un conocido “político polifuncional” (o “todo terreno”).

Dado que ya intentó –vanamente- orquestar un debate con otro conocido especialista energético –a la sazón un destacado y apreciado amigo mío-, puede suponerse con fuerte grado de certeza, que debe estar ansioso por recuperar algo del protagonismo político que llegó a tener en base a fuertes dosis de audacia y locuacidad; y a intentar reconstituir el aura de “conocedor” de los temas ambientales y energéticos, que sus propias inconsistencias y sofismas demolieron en forma contundente.

A esos mismos que razonan y actúan de esa forma, sus erráticos procederes y la incoherencia de sus contradictorias afirmaciones, los ubican en sus pequeños horizontes de políticas de bajo vuelo. Es lo que se dice, “pensar en chiquito”.

C.P.N. Carlos Andrés Ortiz (*)
El Libertador en Línea

(*) Ex Investigador y Docente de la Facultad de Ciencias Económicas  (UNaM)
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente (Fac. de Ing.  UNaM)
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía  (UNLa – CNEA)
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé

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