A JUAN PUEBLO, CON TODO RESPETO (Primera parte)

Aquí uso la criolla expresión “Juan Pueblo” para referirme al ciudadano común, de todos los sectores sociales, no necesariamente experto en estos temas técnicos.

Ud. compatriota y comprovinciano (por nacimiento o por residencia, lo mismo da), que trabajó toda su vida y que lo poco o mucho que tiene se lo ganó con su esfuerzo diario, es lógico que viva o pretenda hacerlo con algunas comodidades y seguridades que la ciencia y la tecnología puso a disposición. Tiene derecho y no se avergüence de ello, y mientras no caiga presa del vicio del consumismo (del “quiero lo que veo, aunque no me sirva o no lo necesite”), mientras tenga su confort y comodidades lógicas, ¡pues todo bien, mi amigo/a!

Ud. seguro sabe, aunque todos a veces podamos olvidarnos, que para todo en esta nuestra vida moderna, necesitamos energía eléctrica, y dependemos de ella casi como del pan nuestro de cada día. No solo sus artefactos de confort hogareño (heladera, lavarropas, equipo de audio, computadora, etc.) dependen del abastecimiento continuo, constante y correcto de electricidad. La propia iluminación de su hogar depende de ese invisible pero vital fluido eléctrico.

Su teléfono fijo, Internet, e incluso su celular (para las antenas de recepción/transmisión), dependen de la electricidad.

El alumbrado público y la seguridad (alarmas –aunque para un rato tengan baterías-, comunicaciones, semáforos, etc.), también necesitan energía eléctrica.

Las cadenas de frío, que le proveen de alimentos perecederos frescos, no existirían sin electricidad. Sino dependeríamos del charque, de los pollos caseros (que Ud. no puede criar en su departamento o en su pequeño patio), o de comprar carne muchas veces “abombada” (en camino a su pudrición), para el consumo suyo y de su familia. Y sin cadenas de frío, los lácteos, los pescados y otros serían alimentos raros, muy caros y de lujo.

Las salas de cirugía y los consultorios médicos retrocederían un siglo y medio –sino más- si no contaran con la energía eléctrica que hace funcionar toda la tecnología de avanzada, e incluso proporciona aire acondicionado, que en estas latitudes subtropicales más que un lujo es una necesidad imperiosa.

Los servicios de agua potable y cloacas (otros que igual al servicio eléctrico, solo nos acordamos de ellos cuando faltan), no podrían hacer funcionar sus bombas impulsoras y plantas de tratamiento sin abundante energía eléctrica.

Los sistemas de bombeo de los surtidores de combustible no podrían funcionar sin energía eléctrica; con lo que sin el vital fluido eléctrico no podría Ud. usar el transporte colectivo, su moto, ni su auto.

Las industrias, que lo abastecen de alimentos, medicamentos, ropas, materiales de construcción con los que se hizo su casa, y tantas otras cosas, funcionan en base a energía eléctrica abundante y de segura provisión.

Pero además, de seguro tiene Ud. hijos, tal vez nietos, o unos cuantos sobrinos a los que quiere mucho. Y como es de buen corazón, seguro también siente ternura por tantos pibes y pibas que llenan nuestras calles y chacras con la frescura y alegría de la juventud. Tal vez –seguro- alguna vez habrá pensado cuales fuentes de trabajo digno podremos crear para las nuevas camadas de argentinos que año a año reclaman su lugar y su trabajo digno y bien pago en esta Nuestra Querida Patria y en la “patria chica” provincial.

Tal vez no haya pensado Ud. que si no prevemos la creación de nuevas industrias (no solo aserraderos, secaderos de yerba y procesadoras de té), todas esas camadas de jóvenes con inquietudes, ideales y lógicas ambiciones deberán emigrar lejos del terruño natal, tal vez muy lejos de nuestras amplias fronteras (cruel ironía en un país despoblado), o si se quedaran deberán resignarse al empleo público –muchas veces de favor y como desempleo encubierto-, si es que no pasan a ser nuevos vendedores de chipas o de quinielas, o de baratijas en la vía pública; con todo el respeto que me merecen quienes se ganan el puchero como pueden, pero sin caer en actividades ilegales o de dudosa moral; como los estafadores de guante blanco u otros peores.

Pero en este mundo complejo, en el que casi nada es tal como se lee en los diarios o se escucha en la tele, en el que campean las mentiras dichas solemnemente como verdades supremas; o se “mezclan los tantos” para difundir verdades a medias –que son las peores mentiras-, abundan los “opinantes al voleo”, muchos con el simple afán de “sacar chapa de entendidos”, pero los más buscando trepar a carguitos políticos que les aseguren jugosos sueldos o dietas, inmunidades y jubilaciones de privilegio.

A algunos de esos que “hablan lindo para la tribuna” seguro que les escuchó decir disparates de todo pelaje, y como Ud. no es experto en esos temas, y además no le queda mucho tiempo pues debe trabajar para llevar el pan a su casa, tal vez creyó alguno que otro disparate, por no ponerse a analizar y por suponer que porque lo dijo “el Sr. político” o “el Sr. ecologista” debe ser verdad.

No se sienta mal por no haberlo advertido, ¡no!, mal deberían sentirse esos lenguaraces sin escrúpulos, que dijeron “la electricidad si no se produce se compra de cualquier lado” (¡como si pudiera traerse envasada desde yanquilandia, las “Uropas” o China!), siendo que solo se puede comprar o vender de países vecinos, interconexión mediante, y precisamente no les sobra demasiado, más bien a casi todos les falta. O los que “versean” con la energía solar, ¡que falta de noche, en días nublados, que es cara y de muy pobre rendimiento! Otros “macanean” con la energía del viento –la eólica- “olvidándose” a propósito que en estos pagos  no hay vientos constantes, y otras muchas limitantes, sobre las que no me extiendo para no hacerla larga.

Varios “cuentos” muy comunes en estos días están disfrazados de ecologismo, siendo que de tanto “conservar” nos quieren “poner en conserva” dejándonos atorados en la peor de las miserias, pues eso es lo que buscan sus “patrones” que desde Europa y EEUU les “dictan el libreto” para que se opongan al desarrollo.

¡Y no se descuide tampoco de los que bajo la aterciopelada capa verde del “ecologismo” fanático esconden las ponzoñosas espinas rojas de un mal digerido marxismo rencoroso, derrotado e inviable! ¡Estos agresivos personajes no dudan en patotear como sea, buscando imponer sus retorcidos pensamientos al costo que sea!; tiranorzuelos de pacotilla que agreden, insultan y copan calles y plazas, escudándose en distorsionadas interpretaciones de los “derechos humanos” o “la democracia”, aunque pisoteen los derechos de otros –en general las mayorías- e impidan toda expresión que les disguste, practicando un patoterismo que nada tiene de “democrático”.

¡Si hasta esos revoltosos disfrazados de “ecologistas” fogonearon la absurda pelea de “las pasteras” con el hermano pueblo uruguayo, en un circo mediático originalmente armado por un gobernador de dudosa credibilidad, incluso desnudado en sus intenciones últimas por uno de los pocos funcionarios y políticos respetados, como el Dr. Lavagna!

Pero para no cansarlo, estimado/a compatriota, paramos acá, y la seguimos en otros artículos. ¡Vaya un cordial saludo henchido de sana argentinidad!

C.P.N. Carlos Andrés Ortiz (*)
El Libertdor en Línea

(*) Ex Docente – Investigador  de la Facultad de Ciencias Económicas (UNaM)
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente  (F.I. UNaM)
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía  (UNLa – CNEA)
Docente de Economía – EN10
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – ICM

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