Es que los grandes medios trataron de ocultar la realidad. Desde hace mas de 4 años distintos estamentos de la sociedad vinieron consensuando este proyecto, que fue tomado por la Presidenta Cristina Fernández y lo hizo suyo. Hubo que esperar mas de un cuarto de siglo para que se comience a transitar el camino hacia una ley de la democracia. Es que a los grandes pulpos mediáticos nunca les interesó. Es que así se estaba bien. Ellos hicieron sus grandes negociados, amparados siempre por políticos que nunca defendieron los intereses del pueblo. Su afán de lucro puede mas. No les importa la democracia, les importa sus intereses que no son los intereses de la mayoría.
Mientras tanto los radiodifusores de distintas líneas, periodistas, sindicatos, universidades, todo un cúmulo de voluntades se unían en la Coalición por una Radiodifusión Democrática. Fueron muchos años de pelearle al desdén de los funcionarios. Años de pelearle a la estigmatización. Primeros fuimos «piratas» despues «truchas», pero en el día a día se le ponía el pecho para enfrentar también al modelo del coloniaje cultural. En los ’80, las radios de baja potencia le ponían al dial los sonidos de la patria. Porque en las grandes ciudades se copiaba el modelo anglosajón. Mucha música en inglés, que si fuera buena…pero no. Estaban detrás las discográficas. Con la llegada de Raúl Alfonsín se tuvo la esperanza de que algo iba a cambiar, pero tampoco. Comenzó la persecución y el decomiso y con Menem vino el descontrol y la apertura a los capitales extranjeros.
Mucho y nada ocurrió en los últimos 26 años. Sin embargo el día a día de los radiodifusores, periodistas, operadores técnicos, gente que encontró suvocación, gente que consiguió trabajo. Historias diarias a montones. Improvisar todos los días para mantener en el aire la emisora. Buscar el sostenimiento del emprendimiento, pelear con el político de turno. Son muchos avatares que merecen tener seguridad jurídica. Esa palabrita que solo la destinan a los que vienen de afuera. Por fin nos toca a nosotros. Los del lado de adentro del país. Pero hay que esperar a que ningún «voto no positivo» derrumbe tanta lucha, tanta mentira propalada. Habrá que cuidarse del señor vicepresidente de la Nación. Es que el que traiciona una vez lo hace dos veces. Habrá que ganar la calle, pero hay que convencer al pueblo que sigue engañado con los cantos de sirena. Ojalá que los senadores se pongan del lado del pueblo. Ojalá que sea.
Julio Moyano
El Libertador en Línea
