Los tanques israelíes llegaron a las afueras de la ciudad de Gaza luego de que Israel llevara a cabo el bombardeo más intenso sobre el sitiado territorio palestino desde que la organización Hamás ejecutó su ataque el 7 de octubre. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo el sábado que había comenzado una invasión terrestre y advirtió que se avecina una guerra “larga y difícil”. El Ministerio de Salud de Gaza afirma que los ataques israelíes han matado a más de 8.300 palestinos, incluidos unos 3.500 niños y niñas. Mientras tanto, crecen los temores de un posible ataque contra el hospital Al-Quds de la ciudad de Gaza después de que Israel ordenara el domingo su evacuación “inmediata”. Ya se han producido varios ataques aéreos cerca del hospital, donde se estima que hay unos 14.000 palestinos refugiados.
El domingo se restableció la conexión a internet y el servicio de telefonía celular en algunas partes de la Franja de Gaza, después de que Israel cortara todas las comunicaciones de los 2,3 millones de habitantes del enclave palestino. La mayor parte de Gaza sigue sin electricidad, al tiempo que decenas de miles de personas, incluidas personas embarazadas y bebés, se han visto obligadas a beber agua salada o contaminada. La Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina afirma que los habitantes de la Franja han llegado a su punto de quiebre tras más de tres semanas de bombardeos y asedio total por parte de Israel. Por otro lado, los ataques israelíes se han cobrado la vida de al menos 59 empleados de dicha agencia, y se cree que muchos más están atrapados bajo los escombros.
