«EL CAPITAL POLÍTICO DE BACHELET ESTÁ EN SU APOYO POPULAR»

Por Sandra Chaher

Michelle Bachelet será sin duda –de acuerdo a todas las encuestas- presidenta nuevamente de Chile. Bachelet

Sólo queda saber si eso se resolverá en la primera vuelta, el próximo domingo 17 de noviembre, o habrá que esperar a la segunda ronda de diciembre.  Volverá con una propuesta ambiciosa: nueva constitución, reforma tributaria y del sistema educativo. La idea es que en el país haya más inclusión y apertura de derechos y a la vez avanzar hacia la redistribución económica. La agenda de género que presentó incluye la reforma del sistema político –para aumentar la escasarepresentación actual de las mujeres-, la despenalización del aborto terapéutico y la democratización de los cuidados, entre otros temas.

Según las encuestas conocidas en las últimas semanas, el próximo domingo 17 de noviembre la ex presidenta de Chilerecibiría entre el 32% y el 46% de los votos en la primera ronda electoral. Muy lejos quedaría la candidata de la derecha –y del partido gobernante actualmente-, Evelyn Matthei, con alrededor del 20%.

Cuando Bachelet asuma, se convertirá en la primera persona –mujer o varón- que gobierne Chile dos veces desde el retorno de la democracia, además de haber sido la primera mujer en ocupar ese cargo. Y estas elecciones son las primeras en Chileen las que el cargo principal se dirime entre dos mujeres.

Cuando Bachelet dejó la presidencia en 2010 (después de cuatro años de gestión) tenía un 80% de popularidad. En las elecciones primarias de junio de este año de la coalición por la que es candidata, Nueva Mayoría, sacó el 73%.

Este apoyo popular es el que se espera que la sostenga para gobernar, en el contexto de una coalición política –Nueva Mayoría- muy heterogénea (liberales, demócratacristianxs, socialdemócratas y comunistas) y que no tiene asegurada la mayoría legislativa que se necesita en Chile para promover cualquier reforma estructural: cuatro séptimas partes de los votos según la actual Constitución Nacional.

Agenda electoral

Los ejes de la propuesta política de Bachelet son una nueva constitución nacional, modificaciones en el sistema educativo y una reforma tributaria para financiar parte de estos cambios.

La candidata presentó un plan que costaría 15.100 millones de dólares, de los cuales 8.200 serían provistos por un aumento de los impuestos a las empresas que serían inyectados en el sistema educativo. La transformación del mismo fue uno de los principales conflictos que atravesó la gestión del actual presidente Sebastián Piñera desde mayo del 2011, cuando comenzaron las manifestaciones públicas que reclamaban fundamentalmente la gratuidad, y que le significaron una enorme caída en su popularidad.

La educación es uno de los temas que divide aguas entre las posiciones políticas de ambas candidatas. Mientras Bacheletpropone esta reforma, Matthei dice “no creo en la educación gratuita para todos”.  La candidata de la derecha también expresó que “Pinochet entregó el país de una forma decente” o que “no estamos para experimentos”, refiriéndose a la reforma constitucional que propone Bachelet, ya que la constitución actual que rige el país fue heredada justamente de la feroz dictadura militar presidida por Augusto Pinochet entre 1973 y 1990.

Para quienes hacen análisis político, gran parte de la derrota que se avecina para la derecha el domingo tiene que ver no saber interpretar la transformación que viene atravesando la sociedad chilena en los últimos años, fundamentalmente desde las movilizaciones por el sistema educativo pero cuyo tema de fondo es una necesidad  urgente de ampliación de derechos.

Agenda de género

La candidata presentó también su agenda de género como parte de las propuestas electorales. Además de la reforma constitucional, que permitirá avanzar en la inclusión de nuevos derechos y en la incorporación de la igualdad y la no discriminación por razones de género en la misma, la propuesta de Nueva Mayoría incluye, entre otros temas: una Ley de Igualdad ; la ratificación del Protocolo Facultativo de la CEDAW; la creación de un Ministerio de la Mujer –actualmente el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) depende del Ministerio de Desarrollo Social-; una reforma de la ley de partidos políticos que asegure la participación equilibrada de hombres y mujeres en todos los cargos de decisión; un Sistema Integral de Cuidado; reducir la brecha salarial y ampliar la participación laboral de las mujeres en condiciones de trabajo decente; y una Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos y la despenalización del aborto terapéutico (actualmente el acceso al aborto está prohibido en Chile en todos los casos). Si bien no está presente en su agenda de género, la ex presidenta se comprometió públicamente también a avanzar en la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Para las feministas chilenas, que Michele Bachelet vuelva a ser presidenta es darle una nueva y reforzada oportunidad a los cambios que habían comenzado a iniciarse en el país con su gestión en el 2006 y que se vieron frenados en parte por la propia coalición de partidos a la que representaba en ese momento la presidenta (la Concertación de Partidos por la Democracia) y colapsaron definitivamente cuando asumió Piñera.

“Yo creo que los desafíos de un futuro gobierno de Bachelet se sitúan en las transformaciones estructurales que deben hacerse y que abren caminos hacia la autonomía de las mujeres: reformas políticas que incluyen la del sistema electoral y la más potente, sin duda, es el cambio de la Constitución, herencia de la dictadura y efectivo cerrojo para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria” observa Bet Gerber, directora de Proyectos de la Fundación Friedrich Ebert en Chile.

“Un segundo gobierno de Bachelet debe enfrentar tantas o más dificultades que las que enfrentó en su primer gobierno
 –señala Teresa Valdés, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad que se presentó en las elecciones primarias como candidata de Nueva Mayoría-. Los compromisos que asumió con la reforma de la Constitución Nacional,  el sistema educativo y la reforma tributaria, son deseados por la ciudadanía, pero no tanto por los partidos políticos, que se han acomodado, y serán transformaciones difíciles e implementar con la sobre representación que hay de la derecha y los sectores conservadores en el Parlamento, en virtud del sistema electoral binominal heredado de la dictadura. El capital político de Bachelet está en su apoyo popular.”

El pasado y el futuro

Valdés recuerda el freno que tuvieron las propuestas de género de la ex mandataria durante su primera gestión. “Ella cumplió aquellas promesas de campaña relativas a las mujeres que dependían de su decisión, pero las  que debían pasar por el Parlamento o estaban en manos de ministros y otros funcionarios, quedaron subordinadas a los balances políticos internos de la coalición gobernante y del Parlamento en general. No fue posible avanzar en temas como la participación política ni el aborto. ¿Cuanto podrá avanzar en los próximos cuatro años? Dependerá de los movimientos sociales  que mantengan la presión sobre la clase política, ejerciendo control ciudadano, manifestándose en las calles, exigiendo el cumplimientodel programa.”

En la misma línea observa Gerber: “La presidencia de Michelle Bachelet marcó un antes y un después en Chile en términos de la manera en que la sociedad chilena ve la participación de las mujeres en política, específicamente, en el ejercicio del poder político. Esta cuestión tiene altísimo valor porque instala otros parámetros culturales en materia de género. Sin embargo, ya constatamos que excelentes iniciativas como la de contar con un gabinete ministerial paritario se pueden esfumar fácilmente si sólo dependen de la voluntad presidencial. En este contexto quedaron pendientes medidas que ‘abrochen’ cambios estructurales de modo estratégico”.

“Estoy convencida que se puede esperar mucho más de una futura gestión de Bachelet en relación a temas de género
 –señala María Elena Hermosilla, funcionaria del primer gobierno de la ex mandataria en las áreas de comunicación y género-.Un aspecto central es el de las políticas públicas de género. El SERNAM, creado con tantas dificultades durante el primer gobierno democrático de Aylwin), no es un ministerio, sino un servicio, que se conecta con el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Desarrollo Social. La  ministra del SERNAM, aunque tenga el rango de ministra, es en realidad una jefa de servicio cuyo presupuesto deben aprobar otros dos ministerios. La creación de un Ministerio de la Mujer lo cambia todo en materia de políticas públicas, en términos de poder y presupuesto.”

Otro tema central que plantea Gerber, con vistas a las futuras transformaciones en temas de género que debería haber en un segundo mandato de Bachelet, es el del sistema de cuidados, sobre todo luego de la gestión de Piñera en la que se enfatizó fuertemente el rol reproductivo de las mujeres como eje de las políticas públicas. “Yo diría que la madre de todas las batallas es la división sexual del trabajo. Hay una fuerte reivindicación por la corresponsabilidad en el cuidado de las personas, ya que se reconoce  en las tareas de cuidado un  factor decisivo condicionante de la  desigualdad. Creo que la implementación de políticas de cuidado de la mano de reformas laborales con perspectiva de género, son claves en términos de autonomía y esto ya está planteado como desafío.”

http://www.comunicarigualdad.com.ar

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