¿POR QUÉ MUEREN EN EL MEDITERRÁNEO? O EL CINISMO DE LA UE


por Purificación González de la Blanca

Los países europeos no se ponen de acuerdo en la estrategia para evitar las muertes en el  Mediterráneo pero,  el tema de Libia fue el primero que se trató en la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores celebrada el lunes,  20 de abril, en Luxemburgo.

naufragos
Hasta marzo de 2011, fecha en que los países de la OTAN decidieron atacar a Libia,  esporádicamente se habían venido registrando casos de africanos en pateras o barcazas, que naufragaban o llegaban a las costas europeas. Pero eran casos aislados, que ni procedían de Libia ni se contabilizó en ellos ningún libio.

El motivo era muy claro. El gobierno había impulsado una revolución que consiguió para los libios el mayor índice de desarrollo humano de toda África, según el reconocimiento que obtuvo de la propia ONU. Los libios tenían medicina universal y gratuita; enseñanza gratuita a todos los niveles, incluidas becas –de 1.600 €-  para cursar estudios en países extranjeros;  300 €/mes por persona, en concepto de reparto de las rentas de petróleo; luz y agua gratis; préstamos sin interés; pleno empleo + 2.5 millones de puestos de trabajo para inmigrantes. La esperanza de vida de los libios era de 78 años, igual que la de los alemanes.  Libia era también un muro de contención contra la inmigración africana, que encontraba en ese país puestos de trabajo para vivir dignamente.


Pero Libia fue atacada y arrasada por los países de la OTAN, con el apoyo de la Unión Europea, con las mismas mentiras de Iraq
(en este caso unos bombardeos de población inexistentes) y con la misma finalidad: hacerse con sus recursos (petróleo y  agua), y  también impedir la implantación del dinar de oro en África y situar al AFRICOM (brazo de la OTAN) en el norte de África, para iniciar desde ahí la reconquista de ese continente y hacerse con sus riquezas.

Hoy Libia no existe como estado, ha sido invadida de bandas terroristas y más de la mitad de su población se ha visto obligada a huir:

casi tres millones de personas. No hay seguridad, no hay orden, las torturas, las desapariciones, las muertes…son una constante. Los libios huyen en barcazas y barcos de pesca escapando al terror y a la muerte.  El enviado de la ONU para Libia, Bernardino León –una de las personas más detestadas por los libios-  tiene como  interlocutores las bandas armadas de Lybia Dawn y al terrorista Abdelhakim Beljadj. Es evidente que no desean una solución para Libia que no pase por hacerse con su petróleo.

Es el mismo caso de Siria. Desde  que en 2003 una empresa noruega descubrió en Siria importantes yacimientos de petróleo, y mayores aún de  gas, se convirtió en objeto de codicia. Todos los medios de propaganda al unísono comenzaron a denunciar supuestas matanzas del gobierno sirio, un gobierno independiente que había proporcionado a sus ciudadanos grandes logros en educación y salud, no siendo el menor el de la convivencia intercultural y el respeto a las distintas religiones y creencias, que hicieron de ese país un crisol de culturas. Siria fue asediada por Estados Unidos y la Unión Europea,  invadida de mercenarios, bloqueada económicamente. Lo último ha sido lanzar contra ese país al Estado Islámico, ISIS o Daesh, un invento de la CIA, el Mossad y el MI6, que aglutina a miles de mercenarios y del que la propia Hillary Clinton ha reconocido que “se les ha ido de las manos”. Hoy también los sirios escapan en barcos huyendo del terror, del hambre y la muerte.

La cosa no queda ahí. Los mismos países que atacaron a Libia y Siria están llenando otros lugares de África de bandas armadas, como Boko-Haram, Al-Qaeda o Al Shabab, como pretexto para justificar intervenciones que les permitan hacerse con sus recursos: Argelia, Malí, Niger, Chad,  Kenia, Somalia, Nigeria, República Centroafricana…están siendo desestabilizados. También huyen sus gentes.  Qué decir de Yemen.  Todas estas huidas están directamente relacionadas con la política exterior de la Unión Europea y EE.UU. y con sus intereses comerciales.

Durante estos días  la Unión Europea se rasga las vestiduras por las miles de muertes que se vienen  produciendo en el Mediterráneo,  sin que en ningún momento haga nadie un análisis de conciencia, ni entone un mea culpa, porque lo único que  plantean sus mandatarios es el de la «inmigración ilegal»  y las actuaciones policiales contra personas que son víctimas de los conflictos y que huyen  buscando solo vivir.


Nadie quiere relacionar las guerras  de la OTAN, de Estados Unidos, de la Unión Europea con estas muertes en el Mediterráneo
.  Para combatir a estas personas, tratadas como violadores de fronteras,  se aplica la Agencia Frontex. El Estado Español, que participó en las guerras contra Iraq y Libia y ha intervenido contra Siria, Malí, República Centroafricana y otros países,  destinó en los últimos años casi 290 millones de euros a sellar las fronteras españolas y menos de 10 millones a la acogida de refugiados. También ha pagado más de 50 millones de euros a Marruecos para que construya un nuvo muro. No faltan recursos, sino conciencia.


Denunciamos la hipocresía de España y de la Unión Europea/EE.UU., autores de las guerras, desestabilizaciones e introducción de bandas armadas en los países de los que huyen las personas en barcos y pateras, a las que también niegan auxilio, porque son tratadas como delincuentes.

La guerra es la primera causa de las muertes masivas en el Mediterráneo, y hay unos responsables. Ahora toca auxiliar a los supervivientes. Si cometimos la infamia de atacar a sus países tenemos la obligación moral de acogerlos como refugiados y devolver los cuerpos de los muertos  a sus familias.


Ojos para la Paz

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