Escándalos y más escándalos

Mientras se cumple un año de la detención de Milagro Sala, se suceden acciones escandalosas que los oligopolios de prensa ocultan con dedicación religiosa: Más endeudamiento, entrega de obras multimillonarias a “hermanos de la vida”, represión por doquier, reducción de apoyos económicos a empresas, etc. Republiqueta bananera en todo su esplendor.

Por Silvia Torres

Mientras Milagro Sala, -una de las dirigentes sociales más destacadas del continente por su increíble labor social, humanitaria y en favor del desarrollo integral de los más humildes, además de legisladora del Parlasur electa por el voto popular-, permanece en prisión desde hace un año en su provincia, la originaria y mestiza Jujuy, bajo la acusación de “haberse robado todo, muchachos”, vertida ante periodistas por el gobernador radical Gerardo Morales, los ciudadanos con algún grado de memoria no pueden evitar comparar la situación de la dirigente –líder popular y para colmo, mujer-, con la de otros personajes sospechados de “delitos” similares, como es el caso de los hermanos Shocklender; de otros tan o aún más graves como el de uno de los “hermanos de la vida” del presidente Macri, Nicolás Caputo (hermano de sangre, a su vez, del actual ministro de Finanzas, Luis Caputo, el mismísimo que se ocupó de “arreglar” las cuentas con los buitres, por una cifra mucho más elevada que la establecida por el juez Griesa), o el caso de Néstor Grindetti, ex ministro de Finanzas de la CABA y ahora intendente de Lanús, o de Gabriela Michetti, vice presidenta de la Nación, en cuyo hogar circulaban sobres de dinero como pelusas en cualquier vivienda que no se limpia todos los días.

No es necesario recordar la sospecha de estafa al programa Sueños Compartidos, de la mano de los Shocklender, porque el hecho fue suficientemente ventilado y, luego, silenciado por la prensa, en virtud de que el chanchullo involucra a empresarios de gran “prestigio” en las altas esferas. En cuanto a “Nico” Caputo, recibió fondos para decenas de obras inexistentes o parcialmente realizadas, como viviendas, el hospital de Villa Lugano, obras de saneamiento inconclusas, etc., pero siempre con los presupuestos percibidos en su totalidad. (No obstante, sigue obteniendo contratos públicos, ahora, en el ámbito de la ¡energía nuclear!). En cuanto a Grindetti, aparece mencionado con nombre y apellido como titular de una empresa off shore en el libro Panamá Papers, escrita por periodistas alemanes que recibieron la filtración. Y, en relación con el escándalo Michetti, no es preciso agregar una sola línea a la información que apareció en numerosos medios.

Estos casos, -que no son los únicos y en los que ninguno de los protagonistas está preso y varios, ni siquiera procesados-, puso a la Argentina a la cabeza de la corrupción, según medios extranjeros no necesariamente “independientes”, pero con cierto nivel de prestigio, que suelen atender asuntos de este tipo en países de la periferia del mundo, porque les provee de información con tintes de escándalo. Aunque, justo es reconocer, esos medios se ocupan de publicar las maniobras fraudulentas en materia fiscal, que lesionan el interés superior del Estado en el que están radicados. Cosa que no ocurre en la Argentina, ya que los propietarios de los grandes oligopolios locales figuran como los principales evasores y fugadores de divisas, en cuanta lista aparece en el mundo por diversas filtraciones.

En honor a la verdad, lo que hay que decir es que Milagro Sala, además de ser mujer y aborigen, tuvo el tupé de enfrentarse a la rancia oligarquía jujeña, la dejó sin mano de obra barata para la explotación –en el agro, en el tráfico de estupefacientes y otras mercaderías, en la prostitución, etc.-, cuando se puso a rescatar gente de la droga, del hambre, de la desocupación y la ignorancia.

Para detener y acusar a Sala, Morales debió, en primer lugar, deponer a ministros del Supremo Tribunal y colocar allí a obedientes ex diputados radicales y luego apretar, amenazar y sobornar a ex integrantes de la multisectorial de cooperativas de trabajo, liderada por la Túpac Amaru, la organización paradigmática que originó en Jujuy el proceso de restauración de derechos sociales, con el apoyo del gobierno provincial peronista y el nacional, encabezado por Néstor y Cristina Kirchner.

De esa gente provienen los “testimonios” de los que se valió Morales para lograr la prisión de Sala, además de un video que muestra a dirigentes de la organización retirando dinero de un banco –al igual que empresas que no tienen a su personal bancarizado y pagan sueldos en efectivo-, o el embargo de vehículos pertenecientes a la organización, hecho este último que raya con lo más ridículo, en virtud de que solo con ellos es posible desarrollar acciones económicas, sociales, educativas, como las que despliega la Túpac Amaru.

En tanto, los funcionarios de economía recientemente asumidos, salieron al mundo en búsqueda de más endeudamiento. ¡De algo hay que vivir! Y la oligarquía argentina, además de impiadosa con quienes se rebelan y no son serviles con sus intereses, es un barril sin fondo en materia de voracidad de divisas. Ellos saben que hay un pueblo que deberá ajustarse los cinturones por generaciones, para cubrir la panzada que se están dando, porque así funcionan las republiquetas bananeras… ¿O no?

 

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2017/01/18/escandalos-y-mas-escandalos/