El titular de la Comisión Nacional de Microcréditos (CONAMI, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación) Alberto Gandulfo, impulsó la creación de «una gran red de almacenes, ferias y mercados, que promuevan la organización del consumo popular».
Tal iniciativa permitiría «disminuir la intermediación comercial, actuar como factor de regulación de precios y sostener un plan nacional de abaratamiento con los productos de la economía social y solidaria», dijo el funcionario a Télam.
Para Gandulfo, frente a «las prácticas de la economía concentrada, del poder financiero y de los grandes grupos globales, es necesario discutir el desarrollo en el territorio».
«La economía solidaria tiene que jugar un rol preponderante en esta materia: en los aspectos que hacen al acceso y uso social de la tierra; la producción de alimentos saludables y por la soberanía alimentaria; el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales; la generación de trabajo y de valor agregado«, evaluó el funcionario.
Gandulfo sostuvo que la asignación universal por hijo, el aumento de las jubilaciones y el crecimiento con inclusión social sostenido en los últimos diez años, «permite sostener el consumo popular como motor de la economía local».
Sin embargo, advirtió, la decisión política del gobierno nacional «se diluye en los canales comerciales (formales e informales) de alcance masivo, ante intermediaciones que elevan los precios al consumidor final y perjudican la economía doméstica».
De este modo, el circuito comercial «acumula en la lógica del poder concentrado, debido a que grandes y segundas marcas predominan de manera oligopólica con sus productos en el consumo popular (aceites, harinas, leche, yerbas, alimentos elaborados, indumentaria, equipamiento del hogar, etc.)».
«Es hora -propuso Gandulfo- de considerar el potencial de compra de los sectores populares, y desde el Estado generar condiciones que regulen la intermediación comercial».
De ese modo «se facilitarían los procesos organizativos y socio productivos de la economía social y solidaria, como factor de generación de valor, empleo y producción, regulación de precios y fundamentalmente un plan de abaratamiento del consumo popular».
«Lograr canalizar un 20% del consumo popular a través de las redes y circuitos comerciales de la economía social y solidaria, permitiría avanzar en mayores condiciones de igualdad y concretar el desarrollo con integración social», señaló Gandulfo.
El funcionario alentó, en ese sentido, el encadenamiento de redes de productores; la promoción del compre local y el fomento a la generación de empleo y el trabajo autogestivo.
Esta dinámica, ilustró, «se demuestra en múltiples experiencias, como las más de 50 Ferias Francas en Misiones y Corrientes; la red de comercialización de cooperativas en la quebrada de Humahuaca; el Mercado de la Estepa de la línea Sur del río Negro; Fecoagro en San Juan y el Arca en Mendoza».
Gandulfo mencionó también los mercados y ferias populares de las grandes ciudades, como el Galpón de Chacarita y el Mercado Bonpland de Palermo; el Banco Social y la Marca Colectiva HEM de la Municipalidad de Moreno; la Cooperativa de Mimbreros del Tigre y el Mercado Madre Tierra de Tres Arroyos (Buenos Aires).
El funcionario resaltó por último experiencias como la reciente inauguración del primer local de la Federación de Organizaciones de Productores de Alimentos (Fopal), en la localidad bonaerense de González Catán; las más de 300 fábricas recuperadas en todo el país; y las cooperativas de servicios públicos y agropecuarias vinculadas con pequeños productores, entre muchos otros emprendimientos sociales y solidarios.
