VOS SOS DE LA B (cuando la Patria no es el otro)

 

 
 
por Agencia Paco Urondo
 
Enrique de la Calle y Horacio Bustingorry son periodistas militantes de AGENCIA PACO URONDO. Futboleros los dos, proponen un diálogo sobre algunos rasgos de la cultura futbolera argentina. Folklore, fiesta y violencia. VOS SOS DE LA B
 
Enrique de la Calle: Darío Sztajnszrajber nos decía  que alegrarse a partir de la desgracia del adversario era «de una pobreza emocional importante». Esto nos afecta porque los dos, como viejos futboleros, nos hemos alegrado con derrotas de nuestros rivales. Con respecto a querer que tu equipo pierda él propone que el fútbol vuelva a guiarse por una lógica donde ganar sea lo único importante. Él se define bilardista, de allí viene esa idea. De ese modo, asegura, nadie querría ir para atrás. Interesante, ¿no?
Horacio Bustingorry: Yo querría diferenciar dos cosas. Por un lado, cuál debe ser la actitud que deben tener los jugadores. Y por otro, lo que pasa con los hinchas. En el primer caso, creo que los jugadores siempre deben salir a ganar y la mayoría de las veces salen a ganar. En el caso de los hinchas, hay partidos que no representan lo mismo para ellos que para un jugador. Para el hincha el descenso de un equipo contrario afecta a su propia identidad como hincha. Entonces, perder este tipo de partidos le resulta insignificante. En cambio al jugador nunca le gusta perder.
EDLC: Dos cosas al respecto. En primer lugar, pondría en suspenso eso de que el jugador sale a ganar siempre. Hay muchísimos ejemplos de equipos que han sido funcionales al pedido, al sentimiento de sus hinchas. Con relación al segundo punto, me quedé con eso de que la identidad del hincha está marcada por la desgracia del rival.
HB: El descenso del eterno rival hace a la identidad del hincha. En cambio el jugador pasa por el club y después se va. Para el hincha el descenso del rival siempre va a quedar en su memoria. Va a ser parte de su identidad. Toda la vida los hinchas se van a acordar del momento de la desgracia del rival. Incluso, van a renovar su identidad a partir de ese hecho. Pensemos  en los cánticos que pueden dar cuenta de ese suceso.
EDLC: Te propongo una hipótesis. Soy muy futbolero como vos y festejé a partir de desgracias ajenas, digamoslo así. No me excluyo de este aspecto de la cultura futbolera. Me pregunto: ¿Siempre fue así? ¿Siempre fue tan importante la desgracia del rival para la construcción de la identidad propia? Y pensaba si no son cambios que se dan desde los 80 para acá en el marco de cambios culturales muy fieros que tienen lugar en el país. Cambios que se van a produndizar en los 90. Esto es: el culto al individualismo, el sálvese quien pueda, y una idea de lo exitoso que se basa en la competencia extrema con el otro. El exitoso que tiene su casa en un country, el súper auto, y eso se lo enrostra al que no lo tiene. ¿Cómo ves eso?
HB: Reconozcamos que la desgracia del rival es parte del folklore del hincha. Aceptaría con vos que eso es nuevo, de las últimas décadas, que antes no estaba. No estaría tan seguro si eso se vincula con el auge del neoliberalismo, del culto del individualismo. Es una buena hipótesis sobre la que habría que indagar. Otra hipótesis es ubicar su comienzo en la década del 60. Es un tema para estudiar. Pero si acepto que no siempre fue así.
 
EDLC: Recuerdo cuando era chico, en los 80, que en mi casa mi viejo festejaba los triunfos de los equipos argentinos en la Copa Libertadores, sea River o cualquiera. Yo no me recuerdo haciéndolo, salvo algunas excepciones. Noto ese cambio.
HB: Coincido que hay un cambio generacional en eso. El tema es ver cuándo y por qué.
EDLC: ¿Vos ha celebrado la derrota de un adversario?
HB: Salí a la calle a festejar alguna vez, incluso. No tuve la oportunidad de desear la derrota de mi equipo para perjudicar a un rival. No sé qué haría.
EDLC: ¿Y cómo ves eso? ¿Te produce incomodidad eso de festejar ante la desgracia del rival?
HB: No, no me genera ningún ruido. Desear que mi equipo pierda sí me parece problemático. Es buena definición eso de que «es muy pobre emocionalmente». No lo tengo claro. Hasta dónde puede llegar la propia identidad del hincha. Lo que si tengo en claro es que en el caso de los jugadores, si llegan a ir para atrás, están cometiendo una falta grave. El jugador debería ser sancionado.
EDLC: Vos sos muy respetuoso de la cultura futbolera. ¿El jugador que va para atrás cuando así lo quiere el deseo de sus hinchas no está siendo respetuoso de ese sentimiento?
HB: Eso está muy bien. Pero son dos planos de la realidad distintos. Entiendo la cultura popular y comprendo que los hinchas quieran perder. Eso es el folkore. Pero lo del jugador va más allá. Hay una competencia deportiva que tiene determinadas reglas que hay que cumplir. Por eso el jugador que va a menos debe ser sancionado. Está cometiendo una infracción.
EDLC: Hablabas de la identidad del hincha. Como cualquier identidad, nos definimos en relación con un Otro. Soy de Boca, lo que significa no ser de River. Ahora, acá se va más lejos. Ser de Boca implica ser anti River y hacer todo lo posible, incluso acciones deshonestas (como perder a propósito) para perjudicar eso que no somos. Y además de querer perjudicarlo, se lo que quiere ver sufrir, que pase por las peores desgracias.  
HB: Claro. Ser hincha de un equipo implica la rivalidad con el hincha de nuestro adversario. Parte de la identidad del hincha se construye a partir de los cánticos. Esos cánticos incluyen el aliento al equipo, pero no solamente. En los cánticos se recuerda momentos pasados, historias vividas, glorias propias, y también la historia de los adversarios, como puede ser el descenso del rival. El hincha dialoga con un Otro que muchas veces no está en la cancha donde se juega el partido, está en otra cancha, en otro lugar.
EDLC: Otra cosa para historizar son los cánticos de la hinchada. Cuándo aparecen las referencias a los rivales como elemento tan claro para pensar la propia identidad. No creo que en los 50 la hinchada de Boca cantara contra River.
HB: Tiendo a pensar lo mismo. No sé por donde pasa la explicación, pero coincido en que eso es propio de las últimas décadas. ¿Cuál fue su génesis? No lo sé. Seguramente Pablo Alabarces y su equipo hayan estudiado algo de esto. Mi discusión con Alabarces tiene que ver con su lectura: él piensa en el «aguante» y menos en la fiesta. Y esto que estamos reflexionando tiene algo de cada cosa. Sin dudas, es una pregunta válida: ¿Cómo se genera esa cultura anti-Otro?
 
EDLC: Y yendonos un poco de tema podríamos pensar esas relaciones con el Otro y su contenido violento. Digo: en los cánticos no se recuerda sólo el descenso del rival sino también cuando «se lo corrió» y otras situaciones muy violentas. La hinchada de Boca, por ejemplo, canta «vamos a matarles el tercero», en relación con un hecho ocurrido en los 90 cuando la barra brava mató a dos hinchas de River.
HB: Son épicas pasadas basadas en hechos violentos. Esa emergencia de la violencia en las canciones, Alabarces la ubica después de la dictadura. Ahí sí encuentra una relación entre los cambios culturales que se dieron en el país y la cultura futbolera.
 
EDLC: Desde 2001-2003 se dieron en el país muchos cambios culturales. Sin embargo, en lo que hace a la cultura futbolera, se han profundizado los aspectos que venimos describiendo.
HB: La cultura futbolera se mantiene intacta e incluso ha profundizado algunos de estos elementos. En los últimos años se han puesto restricciones como ciertas limitaciones para el acceso a los estadios o prohibiciones de los cánticos discriminatorios. Pero si no estuvieran estas restricciones los hinchas continuarían con sus prácticas habituales. En ese sentido los hinchas actuales no modificaron su cultura. Habrá que ver en el futuro. 

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