PETRO Y LO URGENTE

 

Por Eduardo Luis Aguirre

Gustavo Petro y Francia Márquez ganaron algo más que una elección en Colombia, un país hermoso y a la vez crucial en la región, atravesado por la desigualdad y la violencia y convertido en una suerte de portaaviones estadounidense, un territo ocupado por una cantidad indeterminada de bases militares del imperio, según destaca Telma Luzzani.

La analista recuerda en su libro “Territorios vigilados” que fue la “generosidad” unilateral del uribismo la que instó en la primera década de este tercer milenio la instalación de siete bases en su propio país. El señor de la guerra necesitaba ganar las elecciones de 2010 y debía presentarse a las mismas contrariando la propia constitución de Colombia que no autorizaba su re- reelección. En realidad, la administración estadounidense habría tenido interés solamente en la de Barranquero, situada a 195 kilómetros de Bogotá. Uribe “insistió en que fueran siete. Les ofreció tres bases aéreas, dos del Ejército y dos navales. Las aéreas son Palanquero, Apiay (en el Amazonas) y Malambo que está sobre el nivel del mar y, en ese sentido, es óptima como Palanquero. Las bases de tierra son Tolemanda (centro del país), las instalaciones más grandes del ejército colombiano y la de Larandia, en Caquetá, donde también tienen acceso las otras dos armas. Finalmente las dos bases navales son la de Cartagena, en la costa del Mar Caribe y la de bahía Málaga, la más importante de la Armada, ubicada en la costa del Pacífico” (1). Gracias a Colombia, Estados Unidos consolidó posiciones en el Pacífico, en el Atlántico y en el Amazonas y sus nacientes, en pleno proceso de consolidación de gobiernos populares en América del Sur. Este es un dato crucial a analizar inmediatamente después de las elecciones.

El triunfo de Petro significa por lo tanto un examen urgente para las diplomacias de los demás países de nuestra América, donde gobiernan formaciones populares y democráticas.

El desafío de los ganadores de la segunda vuelta colombiana es estirar el límite de lo posible, incidir en la materialidad exhausta de su pueblo y reconstituir el argumento como forma de hacer política desde la izquierda. La batalla cultural, en una nueva y decisiva elección. La histórica e inédita conquista conlleva la contracara del imperativo categórico de intentar las transformaciones políticas más importantes sin pérdida alguna de tiempo.
El resultado y la relación de fuerzas en un país claramente fragmentado, la supervivencia de la influencia imperial, de su condición geoestratégica vital, de un desempleo de más de dos dígitos, del narcotráfico, los paramilitares, una estructura castrense y financiera hostil, la volatilidad de los votantes, el alto nivel de abstención electoral y una desigualdad social extrema son solamente algunos de los problemas que el nuevo presidente electo deberá afrontar más temprano que tarde. Esto no es una especulación. La urgencia que invocamos deriva del grado de encono sin límites con el que ha reaccionado la derecha no solamente en un territorio de más de setenta años de llanto y luto, sino en todo el mundo. El numen de la ultraderecha desatada de habla hispana Agustín Laje, desde su canal de youtube (2), desdeñaba toda compostura antes de que el conteo definitivo hubiera finalizado. No valía la pena demorarse en los análisis de los diarios y portales convencionales del establishment. El rústico cordobés y sus acompañantes expresaban sin pudor y en tiempo real las verdaderas sensaciones que nublaban la razón derechista y que los medios conservadores no podrían expresar con semejante impunidad. “Cabezas de termo”, “bobos”, “estúpidos”, “ignorantes, festejen ahora que mañana felizmente van a llorar por haber votado a Petro”, “ojalá sufran y sean más pobres y una sarta indecente de insultos de ese naturaleza se repetían con un nivel de ferocidad inimaginable por parte de este conferencista desquiciado. Pero más allá de esa pérdida de compostura profundamente antidemocrática, el conferencista de moda de la derecha violenta y sus adláteres señalaban una hoja de ruta prefijada y prediseñada que conmina y urge al nuevo gobierno colombiano. Sería bueno prestar atención sólo a alguna de ellas.
La primera es equiparar desde la mirada de la administración Biden a la victoria de Petro con la derrota de Estados Unidos en Vietnam (sic). La segunda es pronosticar una hecatombe de los mercados que comenzaría hoy mismo en el país. La tercera asegurar que los capitales extranjeros ya habrían emigrado de Colombia, instando a los propietarios a hacer lo propio, vender sus activos y sacar sus ahorros para evitar la devaluación de los mismos. Una actitud claramente desestabilizadora dicha con tono categórico y asertivo. Anunciaban ante miles de seguidores la pérdida por décadas de la libertad y la democracia mientras expresaban que la única esperanza era depositada en las fuerzas armadas ante la traición de la burguesía nacional.

 

Reivindicando explícitamente a Vox, Laje espetaba con sorna que él vivía en España y que por lo tanto lo que hiciera el gobierno “comunista” de Petro no habría de afectarlo en lo personal. Y por si esta descarada muestra meritocrática fuera poco, hacía un relato pormenorizado de la pérdida de consenso de los gobiernos de Boric, Castillo y Fernández para demostrar la intrínseca inutilidad de la izquierda que sólo ofrece pobreza. Ese tramo del discurso es al que debe prestarse atención y el que confirma que los tiempos del presidente electo son sumamente prietos.
Por eso es necesario que sus medidas trasciendan las decisiones que sin duda coadyuvan a un fortalecimiento democrático pero no afectan la estructura económica y social asimétrica de Colombia. En una palabra, si emula a Mélenchon sus propuestas seguramente se arraigarán en un pueblo en pleno proceso iniciático de construcción. Si imita las reivindicaciones epidérmicas de la alianza PSOE- Unidas Podemos o la de otros gobiernos latinoamericanos, las especificidades de Colombia pueden hacer que las consecuencias sean nefastas.

(1)    Luzzani, Telma: “Territotios vigilados”, Editorial Debate, Buenos Aires, 2012, p. 332 y 333.

 

https://www.derechoareplica.org/secciones/politica/1503-petro-y-lo-urgente

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2022/06/28/petro-y-lo-urgente-2/