POSADAS.
Equipo de la FCEQyN dirigido por la Dra Graciela Gavazzo, desarrolla recipientes biodegradables para plantines.
Se elaboran con papel de diario y de oficina, incorporando aserrín y bagazo de caña de azúcar.
«Básicamente estos contenedores se comportan de la misma forma que un contenedor de plástico, pero con algunas ventajas adicionales para las plantas. En primer lugar las raíces atraviesan las paredes del recipiente; tampoco hace falta sacar la planta del contenedor para realizar el trasplante en el suelo, sino que directamente se entierra el recipiente con la planta en el suelo y este se degrada, lo que además le evita un estrés adicional al brote”, señaló Gavazzo.
En desarrollo. Investigadores buscan descubrir la combinación más adecuada de materiales para reemplazar los recipientes habitualmente usados para la germinación.
El interés por reducir el impacto ecológico que genera el uso de envases plásticos para plantines en viveros, llevó a que un equipo de investigadores desarrolle un proyecto para la innovación de materiales que les permitan la obtención de recipientes biodegradables adecuados para su utilización.
De esta manera se protege el ambiente, evitando la presencia de residuos en el suelo, no se pierde sustrato y es posible un mejor desarrollo radicular de las plantas. Además a diferencia de los envases tradicionales (de plástico), estos denominados biocontenedores se descomponen en el suelo evitando así el trasplante del vegetal.
Es así que desde hace varios años la doctora Graciela Gavazzo dirige un grupo de científicos que tiene el objetivo de desarrollar alternativas y reemplazar los envases que habitualmente son usados para la germinación y el crecimiento de plantas en los viveros.
“Estamos trabajando en descubrir la combinación más adecuada de material que nos permita desarrollar estos biocontenedores”, señaló la investigadora.
Indicó que ya realizaron pruebas fabricando estos recipientes con distintos materiales.
“Hemos hecho pruebas fabricándolos a partir de pupa reciclada de distintos tipo de papeles, de diario, de oficina, cartones corrugados y también trabajamos con diferentes combinaciones de esas pupas con otros materiales, como desechos de la forestoindustria como el aserrín y el bagazo de la caña de azúcar”, detalló.
Beneficios
Si bien por el momento, los investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas Químicas y Naturales (FCEQYN) de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) no obtuvieron resultados de las pruebas, ya que todavía están buscando los materiales correctos, sí se llegó a comprobar numerosos beneficios.
“Básicamente estos contenedores se comportan de la misma forma que un contenedor de plástico, pero con algunas ventajas adicionales para las plantas. En primer lugar las raíces atraviesan las paredes del recipiente; tampoco hace falta sacar la planta del contenedor para realizar el trasplante en el suelo, sino que directamente se entierra el recipiente con la planta en el suelo y este se degrada, lo que además le evita un estrés adicional al brote”, señaló.
Precisó que a su vez que se llevaron a cabo ensayos con distintas especies vegetales para evaluar resultados. “Del grupo que estamos ensayando ahora ya llevamos cuatro meses de vivero con pino, también hemos ensayado con eucaliptos y acelgas”, remarcó.
En este contexto, los científicos trabajan además en el desarrollo de características para los recipientes biodegradables.
“Buscamos que tengan mayor permeabilidad para que deje pasar las raíces; que tengan una retención de agua elevada ya que en el caso del plástico el agua se mantiene por mucho más tiempo que en esos envases que son completamente de papel; y entre esos ensayos también queremos aumentar la durabilidad de los biocontenedores en los viveros”, detalló Gavazzo.
Propiedades
Por otra parte pretenden incorporar nuevas propiedades en los envases biodegradables a partir del agregado de quitosano a las pulpas recicladas con las que se fabrican las macetas. Se trata de una sustancia que se encuentra como residuo en los caparazones de cetáceos, capaz de mejorar el rendimiento agrícola. La investigación está financiada mediante la elaboración de un Proyecto de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS) por parte del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN); y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Y se está trabajando en conjunto con científicos de la Universidad Nacional del Sur y de la Universidad Nacional de Mar del Plata. “Básicamente todos estos proyectos buscan utilizar residuos y convertirlos en algo biodegradable para que permitan reemplazar estos otros materiales que a su vez generan más residuos”, destacó Gavazzo.
Interés en la provincia
También manifestó que trabajan con la colaboración de tres viveros de la provincia que demostraron su interés en las macetas biodegradables. Ellos son: la Biofábrica Misiones SA; la Fundación No tan Distintos; y la Fundación de Bosques Nativos Argentinos para la Biodiversidad. “La participación de viveros de la zona demuestra el interés que hay en el proyecto. Nos han brindado asesoramiento para el uso de sustratos, sobre los tipos de riego, y nos han prestado los envases típicos para realizar los ensayos”, remarcó.
Reveló que la principal problemática que le transmitieron los productores está relacionada a la manipulación de los envases tradicionales y su posterior devolución a los viveros. “Cuando los viveros se manejan con contenedores plásticos se los prestan al forestador o productor, cuando terminan con el trasplante ellos los tienen que devolver, aunque esto no suele suceder. Por eso, otra desventaja de estos recipientes tradicionales es que cuando son devueltos hay que esterilizarlos y limpiarlos para reutilizarlos. En algunos casos directamente no se permiten su reutilización”, contó la investigadora.
En este sentido, aclaró que mediante el uso de estos biocontenedores, los cuales están compuestos de un material biodegradable, “el productor se va sin devolver el envase”.
