Por Silvia Torres
Los meses pasan, el segundo semestre se agota y el derrumbe económico de la Argentina es la nota destacada, con fuerte impacto sobre la calidad de vida de millones de ciudadanos. Asombro en el exterior y noticia frecuente en medios internacionales.
“¿Qué hicieron los argentinos?” “Pero, entonces, ¿era/es todo mentira lo que se decía del gobierno de Cristina?” Estos son algunos comentarios que se reciben en el exterior, por parte de ciudadanos interesados y casi siempre admiradores de la Argentina, como país con gente “preparada”, “instruida”, que “se moviliza”, que “lucha por sus derechos”, etc. etcétera.
El derrumbe de la situación económica es noticia en los países latinoamericanos y también en los grandes medios de comunicación yanquis y europeos… ¡Ni qué hablar de la calidad de fugador, con empresas off shore del presidente Mauricio Macri, develados por los Panamá papers! La gente más o menos interesada/informada, no cesa de asombrarse por la decisión del electorado argentino y lo manifiesta ante la identificación de una viajera: “¿Qué hicieron los argentinos?”
Votaron el cambio y el cambio es lo que está ocurriendo cotidianamente en la economía, en las finanzas, en la industria, en la educación, en la salud, en la producción, etc. La realidad solo descorrió el velo de la mentira, el engaño, la estafa, el cinismo del gobierno macrista, expresados durante el discurso de campaña y que se sigue sosteniendo en la actualidad. Una realidad puntillosamente blindada por los medios de comunicación locales –como durante la dictadura, como durante los gobiernos lacayos menemista y delarruista-, de tal manera de que cada argentino que sufre los efectos lapidarios del modelo neoliberal, perciba y se convenza de que el problema es solo suyo, individual, producto de su incapacidad de adaptarse a lo “moderno”, a la “eficiencia”, al “sinceramiento”, a la “verdad”, a la “revolución de la alegría”.
La CAME informa que se cerraron 6.500 negocios, en los primeros ocho meses. En Posadas, suman un par de centenas y los empresarios –algunos de ellos candidatos del macrismo-, claman porque se impida a los ciudadanos ir a comprar a la otra orilla. Caída en las ventas en el mismo período, 35 mil millones de pesos. Cierre de restaurantes y diversos servicios. La desocupación –blanca, en negro o del color que sea-, afecta a unos 600 mil ciudadanos, “fabricada” en diez meses. La inflación, alimentada por los tarifazos, no baja del 42,6 %, mientras que para los sectores populares llega a 48,2 %. Los niveles de endeudamiento externo alcanzan límites inéditos: 36 mil millones de dólares, en diez meses, dinero que no está circulando en el país y apenas una ínfima parte engrosó las reservas del BC: Alimenta la espectacular fuga de divisas, además del engrosado pago a los buitres –incluidas las suculentas comisiones- y la espectacular ganancia de los bancos.
Prestigiosos medios extranjeros vienen dando cuenta de todo esto, desde hace meses (ver The Guardian, BBC, New York Time, El País, Le Monde Diplomatique, además de otros alemanes, suecos, latinoamericanos, etc. de fácil acceso mediante internet, además del libro Panamá Papers, El Club Mundial de los Evasores de Impuestos, de los periodistas alemanes Frederik Obermaier/Bastian Obermayer, Ed. Planeta).
Se ocuparon hasta ahora de destacar que las políticas de Macri reciben el halago de los organismo financieros internacionales y del gobierno de los EEUU, (¿se acuerdan de los tiempos de la dictadura cívico militar, de los ’90 y su culminación en el estallido del 2000?). Describen una realidad que implica un total retroceso en todos los órdenes: Caída de la actividad económica, aumento de la desocupación, tarifazos, caída del consumo, caída del poder adquisitivo del salario, niveles exorbitantes de endeudamiento externo, fuga de divisas, existencia de presos políticos (Milagro Sala y cuatro dirigentes sindicales que participaron de protestas) y, en cambio, la libertad domiciliaria para genocidas, violadores, ladrones, torturadores de la última dictadura, entre otras perlas del cambio aplicado por la alianza gubernamental macrista, radical, massista. Los medios extranjeros, también puntualizan el silencio que al respecto guarda la prensa local, incluido el asombro que dispara el blindaje ante el escándalo de las empresas off shore de MM y de varios de sus más estrechos colaboradores.
El derrumbe no es noticia para los oligopolios de prensa que alimentan las neuronas de gran parte de los argentinos, como no lo fueron las desapariciones, las torturas, las violaciones, el robo de bebés, el pavoroso endeudamiento del reciente pasado. La realidad solo fue percibida, sufrida y motor de la reacción popular, cuando ya el agua tapaba las narices.
¡Habrá que esperar!
