2015, ODISEA DE LOS VOTOS

Por Raúl Kollmann

Los principales encuestadores anticipan a Página/12 sus previsiones para las elecciones del año que viene. El Frente para la Victoria mantiene su lugar en el centro del escenario. Se fortalece el PRO y ceden terreno Massa y sobre todo FA-Unen.
2015, ODISEA DE LOS VOTOS
Todos los consultores en campañas electorales evalúan que el Frente para la Victoria (FpV) podría ganar la elección de 2015 en primera vuelta. Algunos lo consideran altamente probable; otros, que es difícil pero no imposible. Están los que dicen que está muy cerca de imponerse sin ballottage y los que creen que tiene que conseguir votos de clase media para lograrlo. En ese marco, hay varios diagnósticos disímiles sobre qué hará la Presidenta, si apoyará a alguno de la candidatos del FpV o si dejará que las cosas se diriman en las PASO. En forma paralela hay coincidencia de todos los consultores en que el PRO avanzó fuerte en los últimos meses: algunos de ellos dicen que duplicó la intención de voto y la extensión a nivel nacional en este segundo semestre de 2014. También hay acuerdo de los encuestadores en que el Frente Renovador (FR) de Sergio Massa se estancó en el último período, aunque los consultores sostienen que sigue siendo competitivo. Los expertos en campañas electorales diagnostican, casi en forma unánime, que FA-Unen sufre un déficit de liderazgo nacional y eso lleva a que su electorado esté tironeado. No obstante, los consultores creen que puede lograr triunfos importantes en las provincias y un gran bloque de legisladores. Respecto de la izquierda, hay unanimidad en que no tiene chances en el terreno presidencial, pero puede retener e incluso ampliar su porcentaje de votos y su representación parlamentaria.

Las conclusiones surgen de la opinión de once de los más conocidos consultores a nivel nacional. Entre los consultados por Página/12 algunos trabajan para candidatos del oficialismo y otros para opositores. Está representada la más amplia gama de opiniones sobre cada una de las fuerzas que competirá en 2015.

Manuel Mora y Araujo, titular de Mora y Araujo Comunicación, considera que “el oficialismo cuenta con probabilidades razonables de consagrar al próximo presidente. Sobre todo si el candidato es Daniel Scioli. Muchos sospechan que no es el que preferiría la Presidenta, pero no tengo información sobre la subjetividad de ella”.

“La mejor perspectiva del oficialismo es, creo, intentar ganar en primera vuelta y eso no parece descabellado en este momento –analiza Eduardo Fidanza, de Poliarquía–. En efecto, la suma del voto de los precandidatos del FpV se acerca hoy al 40 por ciento. con 10 de ventaja. La especulación es que se llegue a ese valor y que los resultados de la primaria se trasladen a la primera vuelta. Pero aún falta mucho, entre marzo y abril se verá si es una realidad o un deseo.

“El último trabajo de nuestra consultora indica que el FpV tiene una intención de voto del 34 por ciento
–anticipa Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública–. Si se proyecta este valor, sin tener en cuenta indecisos, los que no van a votar y los votos en blanco, la cifra trepa hasta casi el 40 por ciento. Esa es la suma que conseguirían los distintos candidatos del FpV en las primarias y me parece que, por ahora, el candidato del oficialismo se elegirá en las PASO. Daniel Scioli es el más votado, con Florencio Randazzo alcanzando los 25 puntos. Los demás candidatos, Agustín Rossi, Sergio Urribarri, Julián Domínguez y Jorge Taiana, están en carrera.”

“El voto por el FpV tiene un piso relativamente estable y denso de aproximadamente un 30 por ciento –afirma Graciela Römer, de Römer y Asociados–. En este sentido es la fuerza política con el piso más alto pero también con el techo más bajo. Las posibilidades de crecer serán muy sensibles al contexto económico y también político. Es un voto pragmático que en ocasiones anteriores optó por el oficialismo por default. Ahora, el FpV requiere para crecer de volver a seducir a un sector de la clase media que hoy parece mirar hacia otros horizontes políticos con posibilidades de convertirse en alternativa de gobierno. Creo que Cristina dejará correr las distintas candidaturas y se inclinará al final por la que tenga más chances de ganar. Igual, no me imagino a CFK haciendo campaña por Scioli como lo hizo Lula con Dilma.”

Para Hugo Haime, al frente de Haime y Asociados, “el FpV tiene el desafío de vencer en primera vuelta, cosa que no resulta fácil. El 40 por ciento no es fácil de alcanzar, al menos por lo que veo en nuestras encuestas. El núcleo duro no garantiza ese porcentaje y tampoco veo los diez puntos de diferencia. El FpV necesita ampliarse para tener chances ganadoras. Si en lo económico el próximo año es similar a éste, alcanzará para un final digno, pero no para descorchar champagne”.

El FpV alcanza hoy el 36 por ciento de intención de voto nacional –afirma Analía Del Franco, titular de Analogías–. Hay buena evaluación de la Presidenta y de la gestión. La presencia de varios precandidatos del FpV genera la energía necesaria para disputar poder. Yo creo que a Cristina no le convendría, estratégicamente, tomar posición respecto de los candidatos en el corto plazo.”

Enrique Zuleta Puceiro, al frente de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), tiene una mala evaluación del gobierno, pero aún así dice que tiene buenas perspectivas electorales. “El panorama electoral del oficialismo es positivo. A pesar de que debe asumir el pasivo de un gobierno cuestionado en casi todas las políticas fundamentales y que cuenta con un rechazo del 70 por ciento en casi todos los aspectos de su actual política económica, tiene al candidato más completo y mejor perfilado. Daniel Scioli recoge el acuerdo de casi todos los gobernadores e intendentes importantes del país así como del sindicalismo. En una eventual PASO, Scioli duplica a Randazzo.”

“La perspectiva electoral del FpV es óptima
–sostiene Artemio López, cabeza de la consultora Equis–. Hay que considerar que la Presidenta y líder de la fuerza es hoy la figura política más popular del país, con una imagen positiva del 45 por ciento que empalma con su poder electoral. De ser posible su candidatura, llevaría al oficialismo al triunfo en primera vuelta. La clave es observar cómo la popularidad y caudal electoral de Cristina se traslada al candidato que compita por el oficialismo en 2015, situación que es hoy un dilema que está lejos de resolverse, ya que ningún candidato logra atrapar siquiera el 50 por ciento del caudal electoral que tendría la Presidenta.”

Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados, cree que “la perspectiva electoral del oficialismo se encuentra frente al dilema de contar con un candidato que sea igual o cercano a los fundadores: Néstor y Cristina; y un candidato que presente algunas diferencias, aunque sea de imagen, pero pueda tener votos independientes que lo aproximen a la posibilidad de victoria. Esto último, por el momento, lo expresa mejor Daniel Scioli. No sé cuál decisión tomará la Presidenta, pero sin duda será clave para el futuro del kirchnerismo. Pero entiendo que lo mejor para la competencia de octubre es que rivalicen varios, y que puedan recoger votos de las diversas preferencias del arco kirchnerista/peronista”.

“El kirchnerismo termina el año dotado de mayor competitividad de la prevista por muchos análisis tras las elecciones de 2013 –redondea Ignacio Ramírez, al frente de Ibarómetro–. Conserva un umbral, un apoyo relativamente alto y, sobre todo, estable en virtud de haber fidelizado un núcleo significativo de adhesiones. Asimismo, CFK continua siendo el actor político de mayor centralidad en el escenario, lo cual ha obligado a revisar la tesis del pato rengo según la cual los mandatarios en los metros finales de sus gobiernos pierden poder y protagonismo. Al mismo tiempo, en la sociedad parecieran estar equilibrados los deseos de cambio y continuidad, con lo cual se perfila un paisaje electoral abierto y competitivo.”

“Contra las predicciones de principios de 2014, el FpV tiene una fuerza electoral considerable aun luego de tres períodos de gobierno –afirma Carlos De Angelis, titular del Centro de Opinión Pública de la Facultad de Sociales de la UBA–. CFK adoptará una tesitura pragmática, buscando fortalecer candidaturas alternativas a la de Scioli, para disponer del tablero de comando que le permita disponer de las listas electorales.”

EL ESCENARIO DE LA IZQUIERDA

Mantener lo que lograron

Los encuestadores no ven chances de que la izquierda dispute enormes espacios en la pelea presidencial, pero sí que mantenga y aún amplíe lo conquistado en materia electoral y legislativa. Para Carlos De Angelis, “en un escenario nacional de corrimiento hacia la derecha, la izquierda dura tiene chance de capturar votos de los desencantados. Difícilmente sobrepase el cinco por ciento, pero es suficiente para construir un bloque de legisladores y dar alguna sorpresa en el norte del país”. Graciela Römer coincide en que “por supuesto no tiene chances de ganar, pero sí de llegar a un cuatro o siete por ciento”.

Eduardo Fidanza piensa que “la izquierda hará un papel relativamente bueno si logra captar, por fuera de su electorado natural, a los votantes desilusionados por candidatos que les ofrezcan más publicidad y marketing que ideas y propuestas”. Para Manuel Mora y Araujo “no tiene más chances que las que mantiene habitualmente en la Argentina, que no son muchas”. Artemio López dice que “tiene chances de sostener su presencia parlamentaria, no de acceder a cargos ejecutivos”.

Ricardo Rouvier analiza que “la izquierda tiene chances para hacer una buena elección. En el 2013 alcanzó a sumar unos 900.000 votos en todo el país; pero seguirá siendo limitada en función de incidencia en el poder político. Seguramente alcanzará algunas bancas en el interior del país; tanto en cargos provinciales como en alguna banca nacional. La crisis de FA-Unen los favorece porque la alianza drena votos por izquierda”.

Enrique Zuleta Puceiro ve un panorama en el que “la izquierda cuenta con chances electorales. Todas las elecciones nacionales han marcado avances, en la medida en que han permitido pulir ideas, depurar tópicos y lugares comunes ideológicos. Cuenta con nuevas figuras, que entienden el lenguaje y la lógica de la nueva política. Mejorará su representación nacional”.

EL FRENTE RENOVADOR DE SERGIO MASSA

Un año que no fue bueno

Entre los encuestadores existe unanimidad en que el año no ha sido bueno para el Frente Renovador de Sergio Massa. Algunos sostienen que el tigrense partió como puntero y ahora está tercero, aunque existe unanimidad en que sigue siendo competitivo y mantiene chances. Su problema mayor es extenderse al resto del país y estar en una especie de sandwich entre el FpV y el PRO.

“Luego de su triunfo en la provincia de Buenos Aires y unos primeros tiempos de ser vista como la niña bonita del escenario electoral”
, explica Hugo Haime, “el Frente tuvo que salir de los límites bonaerenses y expandirse territorial y políticamente al resto del país.

No le ha resultado del todo fácil. No obstante se ha estabilizado como opción electoral. Representa una oposición con capacidad para ser creíble en que se va a ocupar del cambio en los temas de inseguridad, inflación y economía. En esto supera al PRO, al tiempo que rescata parte de las políticas sociales y transversales de los últimos diez años. Eligió un camino difícil, el del medio. Tiene la ventaja de llevar como candidato al dirigente con mejor imagen nacional”.

Para Roberto Bacman, “el último semestre no fue bueno para el FR. Los diferentes indicadores que surgen de las encuestas en estos tiempos son elocuentes: la popularidad de Massa descendió y hacia fin de año más que estancamiento ya se puede hablar de cierto descenso en su caudal de posibles votantes. A principios de año lideraba cómodamente las encuestas de intención de voto;

hoy ha sido relegado a un tercer lugar”.

Graciela Römer analiza que “las encuestas lo muestran como parte de una trilogía bastante estable (Scioli/Massa/Macri) por momentos por arriba, por momentos debajo. Lo cierto es que ninguno de los tres puede separarse significativamente por ahora”.

Eduardo Fidanza piensa que “el FR ahora tiene dificultades con la identidad, no es una cosa ni la otra. Los que tienen razones para la continuidad están decantándose por Scioli y los que apuestan al cambio eligen a Macri. Frente a ellos, la propuesta de Massa resulta difusa, a pesar de sus esfuerzos y de su estudiado marketing”.

Artemio López cree que “Massa sigue con fortaleza bonaerense. Ese es su vértice, pero no logra aún desplegarse con volumen en distritos clave como Santa Fe, Capital, Córdoba y Mendoza, con lo cual su despliegue nacional es aún incierto”.

Para Ricardo Rouvier, “el FR se quedó a nivel nacional con una leve caída en algunos distritos. Hay votantes de origen peronista que están oscilando entre el Frente Renovador y el apoyo a Scioli dentro del FpV. Además se observa que a la campaña del FR le está faltando un salto cualitativo alrededor de la figura de Sergio Massa, que le permita adquirir atributos de liderazgo. Tiene la imagen particular de su candidatura ubicándose entre los tres más votados, hoy; pero no alcanzó todavía un perfil presidencial superador de sus pares”.

Enrique Zuleta Puceiro ve que “el FR atraviesa por una crisis cierta de crecimiento. El peronismo ha logrado, en principio, una solución política efectiva frente a los problemas de la transición hacia el nuevo ciclo. La candidatura de Scioli y la unidad de parte esencial del peronismo quitan fuerza a cualquier intento por parte de Massa de hacer antioficialismo desde un peronismo anti-K”.

Ignacio Ramírez ve al sector “cerrando el año con un balance político deficitario: no ha logrado provocar la diáspora de dirigentes que le quería producir al FpV y al PRO, y ha sufrido una sangría lenta de apoyos en función de una estrategia discursiva excesivamente zigzagueante, disfuncional a la principal demanda del electorado opositor: promesa de cambio, pero con estabilidad y claridad. En síntesis, por el momento ofrece al mercado electoral un contrato poco claro”.

MAURICIO MACRI Y EL PRO


El problema del Interior

El partido de Mauricio Macri está, hasta el momento, en la disputa por el segundo lugar, con una fuerte remontada en los últimos meses. Algunos consultores dicen que es por la baja de FA-Unen, otros porque logró presencia en grandes ciudades del interior. No faltan quienes sostienen que el gran problema del PRO es la debilidad en la provincia de Buenos Aires, pero hay encuestadores que señalan que, aunque no tenga presencia, logra votos. En todos los casos sobrevuela el debate sobre la conveniencia de la polarización entre el oficialismo y el PRO.

Para Roberto Bacman, “aunque arrancó muy tibiamente en un lejano tercer lugar, al día de hoy el PRO ocupa el segundo puesto en lo que a intención de voto se refiere, superando incluso a Sergio Massa por una diferencia que oscila entre los tres y los cuatro puntos. Las claves que sustentan este crecimiento radican en que se ha convertido en una neta y diferencial opción de centroderecha, incluso construyendo una imagen de gobernabilidad que llega a seducir a ciertos votantes típicamente radicales, en especial en el interior. Su debilidad más notoria:

la provincia de Buenos Aires, un distrito sustancial desde el punto de vista de su peso electoral”.

Graciela Römer afirma que “el PRO creció. Es lo que la mayoría de las encuestadoras viene señalando. Pero también es la fuerza que preferiría el oficialismo como contendiente. No estoy segura que los argumentos de polarización progresismo vs, derecha que sostiene esta posición puedan aplicarse hoy. Creo que hay un sector del electorado orientado por otros ejes que van más allá de lo ideológico”.

Para Manuel Mora y Araujo, “el PRO avanzó hasta hace unos dos meses. Desde entonces, lo veo estabilizado. De hecho, los tres candidatos que lideran crecen de a saltos, en ciclos cortos. Primero se despegó Massa; después subió Scioli; después, Macri tuvo su momento y se acercó a los primeros lugares. Ahora me parece que Scioli está pegando un envión”.

Hugo Haime ve que “el PRO ha venido creciendo a expensas del voto de Unen. Representa la idea de cambio casi total de orientación hacia un modelo más privatista y ha venido captando gran parte del voto no peronista. Pero camina por un desfiladero: no vemos a una sociedad demasiado preocupada por el signo político de los candidatos sino por la confianza que generan en la resolución de los problemas sustantivos: inseguridad, inflación, pobreza, trabajo informal. El desafío del PRO es que además de mostrar su gestión en la Capital pueda dar cuenta de estos temas y que le crean. En síntesis ha venido creciendo pero a su vez Macri es el candidato con más nivel de rechazo. En los próximos meses se verá si puede continuar creciendo o ha llegado a su límite”.

Artemio López piensa que el macrismo “avanza desplegando alianzas de volumen en Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Capital, que sumados representan el 35 por ciento del electorado. Macri en Buenos Aires siempre tuvo y tiene penetración sobre segmentos medios altos y populares con lo cual su falta de estructura territorial bonaerense es una complicación relativa a la hora de evaluar expectativas electorales ya que las elecciones bonaerenses son superpuestas a las nacionales. Por otra parte, el distrito bonaerense tiene una gestión mal evaluada por la población por lo que la alternativa de cambio provincial está abierta”.

Para Ignacio Ramírez, “el hecho de que el kirchnerismo y el PRO sean quienes inicien el año en las primeras posiciones relativiza la exagerada idea de personalización de la política, ya que tanto el FpV como el PRO son identificados por la sociedad con hojas de rutas, valores y estilos; donde los liderazgos son centrales pero no en clave estrictamente personal sino como condensación y ejes de distintos proyectos. Las elecciones del 2015 se bosquejan poco compatibles con los monotributistas políticos, outsiders, cuyo rendimiento suele ser bueno en escenario de mayor anomia y nihilismo”.

 EL PANORAMA EN FA-UNEN

El costo de las peleas

La mayoría de los consultores evalúa que FA-Unen tendrá muchas dificultades para superar sus desavenencias internas. Algunos creen que terminará en ruptura, otros que quedará un núcleo duro que oscilará en el 15 por ciento de los votos. Y están los que pronostican un futuro aún más complicado.

Carlos De Angelis cree que “las polémicas no van en camino de solucionarse. El golpe de Elisa Carrió minó las posibilidades de Unen de verse como una opción de gobierno, por lo cual se tendrá que replegar hacia la construcción de un bloque de legisladores, hacer una buena elección en algunos distritos y detener la fuga de dirigentes al PRO”.

Manuel Mora y Araujo no sabe “cómo van a superar las diferencias. Veo difícil que en un proceso interno que carece de liderazgos visibles se genere un consenso en tan poco tiempo como el que queda para definir un camino único”. Graciela Römer ve “que la polémica ya produjo bastante de lo que finalmente va a quedar, un núcleo duro de perfiles que privilegian la conformación de una fuerza con fuerte perfil identitario que opere como un referente nítido del centroizquierda y que pueda acceder a un 10, 14 por ciento del electorado”.

Eduardo Fidanza analiza que “Unen tiene dificultades en el frente interno, por disidencias, y en la competencia electoral, porque los que simpatizan con la coalición no encuentran aún un candidato representativo del espacio con fuerza para alcanzar la presidencia. Sin embargo, Unen posee la virtud de representar a un electorado sofisticado y crítico, que no será fácil de conquistar con meros eslóganes. Es una fracción importante de argentinos que quieren mayor calidad institucional”.

Artemio López piensa que “las polémicas se resolverán con la fractura en fracciones. Una fracción reproducirá la matriz santafesina del FPCyS UCR-Socialista, y las dos restantes aliadas al PRO y al FR en proporciones que no se puede determinar aún y que dependerán de la suerte electoral de Massa y Macri. El que prevalezca aspirará más referentes territoriales de la UCR, que son los que han demostrado una ubicuidad notable”.

Ricardo Rouvier cree que “se resolverán a través de la fractura nacional, menos en CABA. No veo otra que una UCR autónoma en los territorios y la búsqueda de un acuerdo con Macri o Massa para la presidencial. Y por otra parte, a la centroizquierda Partido Socialista Santafesino, Proyecto Sur, GEN, Libres del Sur y otros compitiendo con una presencia testimonial. Es probable que el acuerdo entre radicales y socialistas santafesinos se mantenga, pero eso responde a lo dicho antes: la autonomización de la UCR. A partir del episodio Carrió, la intención de voto de Binner y de Cobos cayó. La elección es predominante presidencial y la conjunción FA-Unen no ofrece seguridades en su cara interna”.

Para Enrique Zuleta Puceiro, “Unen está cumpliendo con éxito el propósito para el que fue fundado, porque devolvió a los partidos que lo integran capacidad para competir. En todos los distritos cuenta con figuras emergentes y en muchos cerraron alianzas de seguro éxito electoral. Si bien no cuentan con candidatos competitivos a nivel nacional, bien puede llegar a ganar diez distritos provinciales y una cómoda primera minoría en diputados”. Ignacio Ramírez, en cambio, ve a Unen deshilachado como promesa política, ya que la diversidad no pudo ser proyectada como virtud, es decir como capacidad de contener y armonizar diferencias, sino que la diversidad terminó revelando un déficit de liderazgo, de identidad. Es decir, el frente resultó menos que la suma de sus partes. A su vez, el FA-Unen tenía como principal desafío comunicacional suavizar los fantasmas de ingobernabilidad y cierra el año despertando escasa confianza como alternativa de poder. El principal beneficiario, a nivel nacional, del declive del FA-Unen ha sido el PRO”.

Página/12

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