GÉNERO Y TRABAJO: PERSISTEN CULTURAS ORGANIZACIONALES MACHISTAS



Por Sandra Chaher

El 31% de los altos cargos jerárquicos en Argentina están ocupados por mujeres, lo cual representa un avance del 9% en relación a 18 años atrás. Sin embargo, aún persiste la desigualdad tanto en el acceso como los ingresos, y las ejecutivas detectan una cultura organizacional machista que las limita en su crecimiento. Estos son algunos de los resultados de la investigación Género en el trabajo- Brechas en el acceso a puestos de decisión realizada recientemente por PNUD Argentina.

eJECUTIVA
“Una chica técnica, mujer excelente que mentoreaba, decía: ‘Si voy a los clientes me tengo que esforzar el doble, porque viene cualquiera que sabe la mitad que yo, se sienta, le dice hacé asi, y asá, y palabra santa. A mi me miran como diciendo ¿Por qué mandaron a la secretaria? Hasta que me empiezan a escuchar, pero estudio el doble porque no quiero que me encuentren ningún agujero de nada.” Este es uno de los testimonios de mujeres en altos cargos jerárquicos recogidos en la investigación Género en el trabajo- Brechas en el acceso a puestos de decisión, que presentó días atrás el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de Argentina.

El informe –un análisis propio basado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)- analiza la evolución de la participación de las mujeres en el mercado laboral, y particularmente si se ha logrado avanzar en el acceso a los puestos de decisión, y recoge testimonios de quienes se desempeñan en estos cargos.

El tercer Objetivo de Desarrollo del Milenio es Promover la igualdad y equidad de género. Y los indicadores para medirlo son el acceso a la educación, el empleo y a los parlamentos nacionales. Argentina se propuso, en particular, lograr el acceso del 40% de las mujeres a los puestos de decisión. ¿Se logró? Eso fue lo que buscó responder el informe del PNUD.

Según la investigación –dirigida por Gabriela Catterberg y Rubén Mercado-, en Argentina actualmente las mujeres ocupan el 31% de los puestos de jefatura y dirección (los datos test1pertenecen al año 2012), lo cual implica un 9% de aumento en relación a 1996.

Sin embargo, hay una diferencia notoria entre el acceso en el ámbito privado y en el público: mientras en las empresas privadas las mujeres llegan apenas al 28% de los puestos de decisión, en el Estado superan el promedio con 50,3%. A la vez, las mujeres representan el 53,8% del total de las personas ocupadas por el Estado, mientras que sólo son 38,9% en el sector privado.

Analizadas por rubro, las áreas de la actividad económica que se han mostrado más permeables a la democratización de género son el comercio, la educación, la hotelería y gastronomía y la administración públicas. Y las más difíciles de permear: la industria manufacturera y la construcción.

Participación laboral y cuidados
El informe también muestra cómo la maternidad disminuye la participación de las mujeres en el mercado laboral, aunque en menor proporción que en 1996. Actualmente, las mujeres que son madres participan en un 60,6% en el mercado laboral, mientras que las que no son madres lo hacen en un 79,6%. La menos participación laboral de quienes son madres se vincula a que son ellas quienes se ocupan de las tareas de cuidado de niñas y niños, lo cual debería ser un rol asumido democráticamente al interior de los hogares entre ambos progenitores y hacia afuera del mismo debería contarse con una activa prestación de servicios por parte del Estado y propuestas de conciliación familiar por parte de las empresas. La menor, o nula, generación de ingresos económicos por parte de las mujeres, por otra parte, suele ser origen en muchos casos de situaciones de violencia económica y patrimonial.

“Muchas mujeres ante dificultad de conciliar, terminan optando por trabajar menos horas”
afirmó Catterberg durante la presentación y citó la reciente Encuesta Nacional de Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en la que se señala, entre otras cuestiones, que las mujeres dedican en promedio 2,5 horas diarias más que los hombres al trabajo doméstico, incluyendo la crianza y, si se toma el total del tiempo dedicado a estas tareas: el 76% corresponde a las mujeres y 24% a los varones.

El informe del PNUD relevó además qué tipos de personas son cónyuges de las mujeres que tienen participación en cargos directivos. La mayoría de estas mujeres están en pareja, aunque en menor proporción que sus colegas masculinos también en cargos de decisión. Y de quienes están en pareja, una gran proporción comparte su vida con varones que también ocupan cargos jerárquicos; mientras que el 40% de los varones directivos está en pareja con mujeres que no tienen un cargo remunerado.

En relación a los logros educativos de las mujeres durante los últimos 17 años, Catterberg señaló que “fueron muy significativos y se consolidaron”: un tercio de las mujeres que generan ingresos en la actualidad han completado estudios superiores o universitarios; aumentó 10 puntos el porcentaje de mujeres, y 5 el de varones, con estudios superiores o universitarios que integran el mercado laboral; y cada vez hay más mujeres en prácticamente todas las carreras de la Universidad de Buenos Aires, sólo en Ingeniería y Agronomía continua habiendo más varones.

Percepción subjetiva de las empresarias
Además del trabajo cuantitativo de análisis de la EPH, el informe del PNUD incluye un apartado de entrevistas a las directivas sobre sus percepciones subjetivas de la cultura organizacional de tal forma de detectar los elementos sexistas que limitaran el acceso a los cargos jerárquicos.

“Todas manifestaron haber vivenciado estereotipos de género en algún momento de su carrera
–afirmó Catteberg-.

Dentro de estos estereotipos aparecen cuestionamientos hacia sus capacidades y modos de liderazgo o la manifestación de que deben hacer enormes esfuerzos para que sus colegas masculinos las escuchen.” En relación a la maternidad, todas manifestaron temor ante la posibilidad de ser penalizadas en momentos de embarazo y, en algunos casos, esto se concretó.

Algunos testimonios recogidos por el informe:

“[El mundo corporativo es]

orientado, lineal, competitivo, poco colaborativo; en general tiene todas las características en las que los hombres nadan cómodamente. Nosotras tenemos que aprender a nadar ahí. Lo que pasa es que a veces parece que tenés que olvidarte de ese otro lugar más femenino para poder nadar. Y no es verdad.” (Gerencia media, industria)

“Para el expatriado su lógica es ‘mi mujer me acompaña’. Porque, por otro lado, si la mujer no lo acompañara no podría hacer lo que hace. Porque se mudan cada tres años de país en país… Vos pensá: mover tu casa, tu familia, tus hijos…” (Alta dirección, industria)

“Empezás a ver más mujeres que empiezan a ocupar cargos altos. Pero cuando les ves las personalidades decís: ‘Esta difícilmente no iba a llegar algo’.
” (Presidencia, industria)

El informe concluye con recomendaciones para que aumente la presencia femenina en los cargos de decisión: que el sistema educativo transmita mayor confianza, empoderamiento y capacidad creativa a las mujeres; que las empresas y organizaciones dispongan de más y mejores estrategias de conciliación trabajo-familia; que las formas de conciliación estén institucionalizadas, y no dependan de las iniciativas personales lxs jefxs a cargo; que haya una transformación de los entornos organizacionales: que no haya expectativas de carreras lineales, que se modifiquen los  requisitos de edades y existan programas sobre diversidad de género.

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