LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES

 

 

Por Lenny Cáceres   ***
 
 

La campaña con miras a las elecciones de 2023 ya comenzó y las mujeres nos empezamos a preguntar sobre nuestra participación y el rol que asumiremos. Claramente, desde hace algunos años, dejamos de ser meras acompañadoras de candidatos, las reparte panfletos o abre puertas por ser conocedoras de la localidad o del barrio.


Tampoco necesitamos ser escuchadas, interpretadas y traducidas por los líderes masculinos de los partidos políticos. Tenemos nuestra propia voz y no necesitamos pedir permiso para que esta sea habilitada, ya la habilitamos y ellos son los que se tienen que sentar a escucharnos: tenemos mucho para decir.

¿Qué esperamos? ¿Qué escenarios imaginamos?

Si de espacios hablamos, no necesitamos ganarlos, los espacios están y queremos ocuparlos.

Dejamos de lado el prestar atención a la chicana “quieren vivir del Estado”, nosotras somos el Estado, queremos ser parte del gobierno, gestionar y tomar decisiones.

La Ley de Paridad es solo una herramienta para garantizarnos el acceso a los espacios de poder y nunca una forma de ser utilizadas por los varones políticos para decidir quién si y quién no basándose en el perfil de mujer más “tranquilo” y acorde a sus intereses y mandatos. Como claramente explica Karolina Gilas, cuando una mujer arriba a espacios de poder o toma de decisión, las descalificaciones son múltiples y no zafan de “la violencia, la misoginia, el desprecio, las amenazas y malos tratos” (DDF, 2022).

Seamos oficialismo u oposición, debemos estar a la altura del cargo que ocupamos, logrado gracias a la lucha de miles de mujeres a lo largo de la historia.

Por el solo hecho de ser oposición –ser y parecer–, no podemos aparecer con “nuevos” proyectos que en la gestión ya están en marcha, son políticas concretas y nunca observaron, sobre todo si de políticas de género se trata. Nos ha costado mucho la representación de las mujeres en la política como para rifarla por directivas partidarias machistas o intereses de protagonismo personal.

La participación política de las mujeres
Ilustración Tiempo y forma.

La mesa chica como parte de las estructuras subyacentes

Aun con leyes y compromisos normativos nacionales e internacionales, los varones de la política no adquieren el ejercicio de compartir los espacios, escuchar nuestras voces y, cuando crean las mesas chicas para generar las discusiones y tomar decisiones, no nos incluyen. Perpetuando las estructuras subyacentes, ocultando información y proyectos solo a nosotras.

Ya no estamos para que nos traten como adornos o llena boletas, ya no somos abre puertas. Somos mujeres políticas con conocimiento, amplia participación y saber territorial.

También es cierto que no hay espacios (cargos) para todas y habrá quienes desean ocuparlos y a quienes no nos interesa, pero sí tenemos voz y queremos ser escuchadas. Por ellas y por ellos.

En ese sentido, debemos tener presente que no arribamos a los espacios para repetir las prácticas masculinas y sostenerlos, esa es la cómoda, desprovista de ética y compromiso con el género. Debemos ser conscientes de que estamos para disputar poder, debatir proyectos e incidir en la generación de políticas públicas donde la perspectiva de género sea el eje central, en todas las áreas de gobierno.

En la provincia de La Pampa, en los padrones electorales, las mujeres superamos en número ampliamente a los varones; sin embargo, la mayoría de los espacios de liderazgo político están ocupados por varones, y algunas pocas mujeres, con el agravante de ser siempre las mismas personas. La dirigencia no ha sabido, no ha podido o no ha querido formar cuadros para el recambio generacional o, como comúnmente se dice, “dejar la posta”. De esta manera, corremos el riesgo del exterminio o la desaparición de los partidos políticos tal como los conocemos, o de someternos a una nueva construcción que no estará exenta de violencias, y no veo posible que pueda ser soportada por la sociedad en general.

“Nadie es imprescindible”,
me dijo un político hace unos días. Le agregaría: nadie es imprescindible ni eterno, razón suficiente para centrarnos en una construcción política más democrática e igualitaria.

Teniendo en cuenta que el feminismo es un movimiento político, no hormonal: el futuro será feminista, o no será.

*** Lenny Cáceres –  Periodista feminista, directora/editora de Diario Digital Femenino. Titular de la web de Asesoramiento y Capacitación https://lennycaceres.com.ar/

 

 

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