«EL MUSEO DE LA PLATA LEGITIMÓ EL GENOCIDIO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS»

 

Por Juan Ciucci

Entrevista al Colectivo GUIAS, Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social. Es una organización autoconvocada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, cuyo objetivo fundante es atender los reclamos realizados por los Pueblos Originarios, de no exhibición y restitución a sus comunidades, de todos los restos humanos que forman parte de “colecciones arqueológicas”, en especial los 10.000 restos humanos que se encuentran en el Museo de La Plata.

Museo de la Plata
APU: ¿Qué relación tiene el Museo de La Plata con la “campaña al desierto?


GUIAS:
El Museo de La Plata cumplió un rol fundamental al legitimar el genocidio de los Pueblos Originarios, el autodenominado “Proceso de Organización Nacional”, eufemísticamente llamada “Campaña al Desierto”. Su fundador, Francisco Pascasio Moreno, recorrió los territorios de los pueblos originarios de la Patagonia recabando para el Estado información de interés militar y apropiándose de los restos humanos de las comunidades originarias de los lugares por los que pasó. Bajo su dirección, el Museo platense llegó a contar con más de 10.000 restos óseos. Muchos de estos restos humanos eran enviados a la institución por conocidos y allegados de Moreno, como Estanislao Zeballos y Ramón Lista, que los obtenían en sus expediciones militares en los territorios de la Patagonia y del Gran Chaco, “el Desierto verde”. También el propio Museo organizaba estas expediciones y “científicas” en las cuales, al frente de “científicos” europeos como Spegazzini, Lehmann Nietsche, entre otros, se hacía gran colecta de cráneos y otros restos humanos. En numerosos casos, de personas a quienes conocían vivas y  que luego de ser asesinados a manos de la policía, el ejército o de los mismos expedicionarios, pasaban a formar parte de las colecciones del museo. En nuestro trabajo con este material de las colecciones hemos encontrado evidencia de la causa de muerte de estas personas, en su mayoría víctimas de la violencia ejercida con las armas, ya sean machetes, sables, pistolas o fusiles.

Otro vínculo funesto entre el Museo y los objetivos de la “campaña al desierto”, es que en la institución se continúa la tarea comenzada militarmente en las tierras patagónicas. Los caciques Inakayal y Foyel, sus familias y allegados, fueron mantenidos prisioneros en el Museo hasta su prematura muerte, obligados a trabajar en su construcción y en las tareas de maestranza, y también como informantes para las investigaciones antropológicas, sometiéndoselos a mediciones, experimentaciones y sesiones fotográficas contra su voluntad. Muchos de ellos murieron en el Museo, por causas evitables, y sus restos fueron inmediatamente incluidos en las colecciones, transformándose en “trofeos de guerra”, en “objetos” de exhibición en las vitrinas, a la vista de los familiares que aún los sobrevivían.

Hay entonces una relación directa entre el accionar del Museo de La Plata -y las personas que en él han trabajado-, y el genocidio llevado a cabo por estado roquista: el Museo no sólo aportaba una justificación “científica” del genocidio sino que participaba activamente en su concreción. En el Museo, los prisioneros de guerra se transformaban en prisioneros de la ciencia.


APU: ¿Qué papel cumplieron las ciencias sociales en la conquista? ¿Cuáles eran los criterios de la época, que permitieron exhibir a una familia originaria durante años en el museo?


GUIAS:
Entendemos que en el contexto socio-histórico de fines del siglo XIX, las ciencias sociales en general, y la Antropología en particular, cumplieron un rol fundamental en el genocidio de los Pueblos Originarios, construyendo el concepto de racismo como herramienta para la dominación y la opresión. La élite hegemónica estableció así, de manera pseudocientífica, la idea de “inferioridad” de los Pueblos Originarios, necesaria para justificar el genocidio llevado a cabo, en el caso de nuestro país, por el estado roquista. La función científica era elaborar un discurso (y ponerlo en práctica) que demostrara que la postura ideológica de una pretendida inferioridad de las poblaciones originarias con relación al hombre blanco y a su “civilización”, era científicamente cierta, hasta el extremo de considerar que éstas se encontraban “condenadas” a la extinción. Muchos “científicos” de la época pusieron en práctica sus ideas, ayudando a cumplir estos vaticinios. El Museo de la Plata, como ya mencionamos, cumplió un rol geopolítico estratégico, al llevar a cabo la exhibición en sus vitrinas, como “trofeos de guerra”, de estos grandes caciques que resistieron a la invasión y ocupación de sus territorios, construyendo así el relato de la derrota y extinción de los Pueblos Originarios de la Patagonia y del triunfo de la “civilización” sobre la “barbarie”. Esta ideología, impuesta por las clases dominantes, pretendía naturalizar no sólo la exhibición de personas en el museo, transformadas en “objetos de estudio”, sino también el genocidio perpetrado en función de apropiarse de millones de hectáreas.

Sin embargo, hay que remarcar que los criterios de la época no fueron (ni son nunca) homogéneos. En nuestro trabajo hemos encontrado documentos que evidencian la opinión y preocupación de una parte de la sociedad platense por la situación vivida por los caciques y sus familias en el Museo, no sólo ante la noticia de la sucesión de muertes irregulares ocurridas en la institución, sino previamente, criticando y oponiéndose, incluso por razones morales, a la situación de prisioneros. Este es un tema que nuestro país entero debe abordar, una profunda discusión sobre el racismo, como parte de la batalla cultural que tiene que ver con lo simbólico, pero también con las prácticas concretas del día a día.

APU: ¿Cuál es el trabajo que vienen realizando para restituir piezas y antepasados a los pueblos originarios?

GUIAS: Nuestros objetivos fundantes son atender las demandas realizadas por los pueblos originarios, de no exhibición y restitución a sus comunidades, de todos los restos humanos que forman parte de “colecciones antropológicas”, en especial los 10.000 restos que se encuentran en el Museo de La Plata. En pos de estos objetivos, desde el año 2006, trabajamos en la identificación de éstos para su posterior restitución. El 1º de septiembre de 2006 se aprobó el retiro de exhibición de todos los restos humanos de los pueblos originarios de América del Museo de La Plata. Desde esa fecha al momento, hemos impulsado y concretado cuatro restituciones más: en junio de 2010, el cráneo de un hombre Aché asesinado en los yerbatales paraguayos, y la niña “Damiana” a su comunidad en Paraguay, que completamos posteriormente, en mayo de 2012, con su cráneo, que se encontraba en el hospital universitario La Charité en Berlín, Alemania. En junio de 2012 llevamos a cabo la restitución de los restos de más de 50 niños, mujeres y hombres que se encontraban en el Museo Tello de la ciudad de Viedma, Río Negro, a la comunidad Mapuche-Tehuelche Monguel Mamuel. En mayo del 2013 restituimos a 13 mujeres, hombres y niños Mapuche-Tehuelche desde el CENPAT de Puerto Madryn a la Comunidad de «Ceferino Namuncura-Valentin Saihueque» de Gaiman, Chubut. En estos momentos está en proceso la restitución de seis personas del pueblo selk‘nam a la comunidad  Rafaela Ishton de Tierra del Fuego, y la restitución complementaria de los restos del Cacique Inacayal, que encontramos en los depósitos del Museo y que no se habían devueltos en 1994.  Esperamos que el 19 de abril de este año, cuando se cumplan 20 años de aquella  restitución incompleta, desde el Museo platense se dignen a entregar los restos de Inakayal que retuvieron tanto tiempo, así podremos cerrar el círculo para que vuelva a ser tierra, acorde a la cosmovisión de las comunidades originarias.

APU: ¿Cómo analizan la discusión social que en torno a la figura de Julio Argentino Roca se da en los último años?


GUIAS:
Pensamos que la revisión crítica de la historia, y de figuras como Roca, está posibilitada por el contexto social, político-económico y cultural, que se viene desarrollando principalmente en la última década, en nuestro país y en toda la Patria Grande. Con la consolidación de la democracia con inclusión, en la cual las organizaciones sociales y de derechos humanos cumplen un papel fundamental, los Pueblos Originarios han logrado mayor participación en las políticas públicas que los afectan, teniendo cada vez más visibilidad y ampliando la concientización sobre su lucha histórica por la recuperación de sus territorios, y avanzando hacia el reconocimiento del genocidio perpetrado. Estos factores inciden fuertemente en la discusión que se da acerca del pasado histórico, y la “historia oficial”. Finalmente, el reconocimiento de Néstor Kirchner del genocidio llevado a cabo por la última dictadura cívico- militar fue un paso imprescindible para poder pensar y reconocer, luego del genocidio llevado a cabo por el estado español en América, un primer genocidio argentino, el realizado por Roca contra nuestros pueblos originarios.
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Colectivo GUIAS Grupo Universitario de Investigación en Antropología SocialAgencia Paco Urondo

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