Falta de agua en Oberá: “Un plan de contingencia no cae del cielo”

Indignación y desmentidas generaron las declaraciones de las autoridades de la Cooperativa de Electricidad de Oberá Limitada (CELO) quienes aseguraron que fueron “violentos” los vecinos que reclamaron un plan de contingencia para paliar la falta de agua potable en la Capital del Monte en la marcha registrada hace dos semanas, la que incluso contó con el acompañamiento del Obispo de Oberá, Damián Bitar.

Las autoridades de la cooperativa realizaron estas declaraciones en el marco de una reunión mantenida con los representantes de las distintas iglesias de Oberá, reunión convocada para “mantener la paz social” y de la cual excluyeron expresamente al Obispo Bitar.

“Nos quieren dividir, nos quieren enfrentar manipulando lo más sagrado que tenemos los vecinos que es nuestra propia fe y el respeto que se vive en Oberá por cada una de las expresiones religiosas.  Oberá es ejemplo de convivencia religiosa. Los vecinos no somos violentos y jamás estuvo en riesgo la paz social, lo que no quita que sigamos reclamando que las autoridades de la CELO rindan cuentas y que repartan agua en los barrios, porque un plan de contingencia no nos va a caer del cielo”, expresó el ex convencional constituyente obereño Rafael Pereyra Pigerl.

Hace dos semanas, los usuarios y clientes de la CELO se manifestaron frente a la entidad para reclamar la provisión de agua potable en los barrios mediante camiones cisterna o entrega de bidones del vital líquido, la compra de un equipo generador para no interrumpir el suministro por los cortes de luz y otras medidas paliativas a la desesperante situación, “y lo hicimos en forma totalmente pacífica, pese a la gravedad del hecho de no contar un con servicio elemental para la vida en forma continua”, expresó Pereyra Pigerl.

El abogado, autor de la denuncia penal por supuesta defraudación por la cual están imputados los actuales miembros del consejo de administración de la CELO, repudió también el intento de las autoridades de desviar la atención sobre las responsabilidades en el manejo de los fondos de la entidad que hoy tiene un pasivo de más de cien millones de pesos. “Ya nos mandaron a juntar agua de lluvia para asegurarnos la provisión, lo único que falta es que nos manden a rezar para que llueva”, finalizó Pereyra Pigerl, quien aseguró que “la mejor forma de mantener la paz es cumpliendo la obligación que tienen de proveer de agua potable en todas las casas, porque pueden y deben hacerlo, y si no pueden, que dejen a otros con más capacidad”.

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