«LA HIPÓTESIS DEL GOBIERNO ES QUE MONSANTO ASEGURA LA MAYOR PRODUCCIÓN»


por Enrique de la Calle

Entrevista con el expresidente del INTI, Enrique Martínez. «Monsanto es el arquetipo de una organización que convierte una necesidad popular como el alimento en una mercancía», aseguró.monsanto1


AGENCIA PACO URONDO:
 Uno de los temas que está pendiente en el Congreso Nacional tiene que ver con la ley de patentamiento de semillas. Frente al Congreso hay un acampe de distintas organizaciones que la rechazan ¿De qué se trata y cuáles son las discusiones en torno a ella?

Enrique Martínez: Hay una iniciativa de las empresas que trabajan con semillas genéticamente modificadas, es un pequeño grupo de empresas que lidera por lejos Monsanto que tienen el objetivo de cambiar el status de propiedad de las semillas. Las semillas se han seleccionado históricamente de muchísimas maneras, hay campos experimentales desde hace más de 100 años y Monsanto pretende que además del campo experimental se trabaje en el laboratorio incorporando genes a sumar a una semilla, eso tiene la posibilidad de ser patentado, tiene que tener propiedad intelectual y en función de eso pagarse regalías por su uso. Lo cual lleva a tal límite que el chacarero que siembra soja debería pagar por usar la propia semilla año tras año si es que guarda parte de la producción para sembrarla como semilla.

Eso ya ha tenido doloroso éxito en otros países, el país bandera para una ley de este tipo es Colombia. Se tomó totalmente de sorpresa a los agricultores aprobando la ley de un día para el otro, sin ningún tipo de debate previo y desde entonces están en un escándalo que realmente no tiene solución y que ha llevado a parar buena parte de la producción agropecuaria colombiana. En Argentina por suerte ha intervenido mucha gente informada y dentro del oficialismo hay muchísima gente que no está de acuerdo en aprobar esa ley, que aparentemente tiene pocas probabilidades de ser aprobada.

APU: ¿Los efectos serían para los pequeños y medianos productores principalmente?

EM: El efecto sería para cualquier agricultor que sembrara semillas que se conocen como autógamas, es decir que se puede utilizar parte del grano como semilla en el próximo ciclo. Vale decir que sirve para la soja o para el trigo y no para el maíz, ya que es una producción híbrida, mezcla de dos viñas, nadie guarda semillas para sembrar la etapa siguiente.

APU:
 Argentina había tenido algunos litigios internacionales en ese sentido, en relación a las semillas que usa ¿Es verdad?

EM: Monsanto viene tratando, además del precio que cobra por la semilla (es el productor de la semilla y cobra un precio altísimo que aumenta año a año, más que la paridad del dólar y más que la inflación), de cobrar regalías por el grano que se vende y ha intentado hacer embargos en Europa y acuerdos de todo tipo con países que reciben el grano argentino para cobrarles regalías a los productores y los grandes productores, dolorosamente están de acuerdo con eso. Están de acuerdo porque consideran que el vínculo con una gran corporación siempre puede ser trasladado al Estado. Eso es cultural, desde hace muchísimos años. A los grandes productores que el exportador se quede con un pedazo de la torta inadecuada o que ahora Monsanto se quede con un pedazo de la torta inadecuada le preocupa muchísimo menos a que el Estado le cobre un impuesto. En realidad, pretenden trasladar el efecto de un monopolio a una reducción impositiva.

APU:
 Ya nombramos varias veces a Monsanto en la charla. ¿Qué nos puede contar sobre esa multinacional tan cuestionada, por lo pronto, por muchas organizaciones populares?

EM: Monsanto es el arquetipo de una organización que convierte una necesidad popular como el alimento en una mercancía. En el capitalismo eso no es una novedad pero Monsanto lo ha llevado al límite absoluto: que el lucro puede más que cualquier otra alternativa. Es más, Monsanto tiene desarrollada una semilla que se conoce como muerte súbita, que para evitar este tipo de situaciones que hemos discutido en estos minutos, esa semilla sería estéril, o sea, no se podría volver a sembrar.

Tanta fue la protesta a nivel científico, político y de todo tipo en el conjunto del mundo que se desactivó la línea pero hay quienes dicen que hizo mal porque hubiera ganado mucho dinero con eso. El negocio por encima de todo lleva a este tipo de situaciones absurdas y Monsanto es la bandera. Monsanto empezó siendo el exponente máximo del salvajismo produciendo napalm utilizado en la guerra de Vietnam. Se introduce en la asociación con laboratorios en el desarrollo de semillas genéticamente modificadas y en una metodología que utiliza un paquete combinado de herbicida total con esta semilla para ganar una cantidad de dinero que no tiene antecedentes en la historia de la agricultura moderna.

APU: ¿Cuál es el vínculo que los Estados, por lo menos los sudamericanos, han establecido con la empresa? ¿Cómo es la relación hoy de Argentina con Monsanto?


EM:
 Es fuerte. En ese contexto, donde el negocio es lo fundamental, el ganador -en este caso Monsanto- tiene normalmente la puerta más abierta para negociar con cualquier Estado, el argentino, el colombiano o el que fuera. La hipótesis, aún de un gobierno con sensibilidad popular como el nuestro, es que el esquema de negocio que Monsanto ha determinado asegura la mayor producción y la mayor colocación de mercadería al exterior, centrado en la lógica del mercader y esa lógica es dura de resolver de otro modo. Si no se tiene alternativas muy a la mano, es inexorable negociar con Monsanto, con Barrick o con Chevron.

APU:
 Esa es la posición de Argentina ¿Usted cree que es necesario sí o sí negociar con la globalización?

EM:
 Creo que si consideramos que el único plan posible para el desarrollo es negociar con los ganadores de la globalización, es evidente que hay que hacer eso pero no es el único plan posible. En cada caso que se negocia con grandes líderes, sobre todo en este tipo de industria, lo que se hace es desalentar la investigación nacional y la posibilidad de contar con tecnología propia. Argentina se incorpora a la biotecnología casi 15 años después que Monsanto había instalado su modelo, Argentina no tiene desarrollo propio de minería a escala pequeña y mediana. Argentina tiene dificultades para tecnología petrolera y ahora YPF está haciendo un enorme esfuerzo para tener tecnología propia, pero en realidad antes de la toma del paquete accionario de YPF se había abandonado por completo la investigación petrolera. Así realmente pasan los años y uno como país queda a la cola del desarrollo.

 
Agencia Paco Urondo

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