MONUMENTO EN LA CASITA DE MÁRTIRES

Amelia Báez no es solo la actual subsecretaria de Derechos Humanos de Misiones. Su historia de vida, su compromiso inclaudicable y su decisión de luchar por la verdad y la justicia, con memoria, son el motor a través del cual se moviliza gran parte de la reivindicación de la historia de la noche trágica que comenzó el 24 de marzo de 1976 y concluyó con la recuperación de la democracia, en 1983.

Esposa por entonces de uno de los centenares de presos políticos de Misiones, presidenta de la Asociación de Familiares de Presos Políticos y Detenidos Desaparecidos de Misiones y actual subsecretaria de Derechos Humanos, Amelia Báez puede mostrar hoy que las convicciones, el compromiso y el tesón son sus principales aliados y los que, junto a decenas de militantes de los derechos humanos, pudieron hacer posible el inicio y desarrollo de los juicios por delitos de lesa humanidad, la edición del libro Historias con Nombres Propios y la señalización de unos 20 ex centros clandestinos de detención en Misiones.

Báez fue este pasado miércoles una de las protagonistas principales, junto al recuerdo de las víctimas y a ex presos políticos y familiares de detenidos desaparecidos, de las distintas actividades organizadas desde el Gobierno provincial en recordación de los 35 años del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Los actos comenzaron a las 9, justamente frente a la Casita de Mártires, donde se erigió el monumento que recuerda que allí funcionó un centro clandestino de detención, entre 1976 y 1979, en Posadas.

Justicia, Verdad, Memoria. Con esas consignas se inauguró este miércoles el primer monumento de identificación de los espacios físicos donde muchos misioneros permanecieron secuestrados, fueron torturados y hasta asesinados durante la última dictadura militar. La Casita de Mártires está ubicada donde hoy es la intersección de las avenidas Chacabuco y Acceso Oeste, en Posadas, Misiones, donde se emplazaba una vivienda de material con dos habitaciones, una galería, un patio, un mástil para izar la bandera, un pozo de agua con brocal de ladrillos y una letrina, que estuvo destinado desde el año 1956 como destacamento policial perteneciente a la Policía de la Provincia de Misiones. Allí estuvieron detenidos, entre otros, el ingeniero químico Alfredo González y Leonor Victoria Chervo de González, aún desaparecidos, y Milagros Palacios, ex presa política.

Otros centros clandestinos de aquellos años se plomo fueron la Jefatura de la Policía; la Alcaidía de Mujeres; la Brigada de Investigaciones; el Quincho del Arroyo Zaimán (predio del Servicio Penitenciario Provincial, avenida Cabo de Hornos); Gendarmería Nacional de Posadas, en la avenida Guacurarí y Félix de Azara; la Delegación de la Policía Federal, en Ayacucho 2360 de Posadas; Departamento de Informaciones de la Jefatura de la Policía, Buenos Aires 2462; Destacamento de Inteligencia del Ejército, en Junín y Sarmiento; la Casita del Rowing, sobre la vera del Arroyo El Zaimán; ex Destacamento de Prefectura de Santa Ana; ex Destacamento de la Prefectura en Santa Inés; Regimiento de Infantería del Monte 12, en San Martín casi Leandro N. Alem; Destacamento Policial Pindaytí; monte situado frente a la casa de Gerardo Olivera en Aristóbulo del Valle (CCD improvisado); Regimiento de Monte 30 en Apóstoles; Hospital Dr. Madariaga; antigua cárcel de Posadas, en Entre Ríos y Ayacucho; Escuadrón 9 de la Gendarmería en Oberá, y la Comisaria de Aristóbulo del Valle.

Historias con nombres propios

Después de la inauguración del monumento frente a la Casita de Mártires, alrededor de las 10, este miércoles se presentó el segundo tomo del libro Historias con Nombres Propios, que relata testimonios de sobrevivientes de la dictadura cívico militar y que en esta oportunidad está prologado por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto.

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