EL REGRESO DE RIVADAVIA

Por Carlos del Frade   ***

El llamado acuerdo con el FMI sobre la deuda ilegítima tomada por el gobierno de Mauricio Macri de 44.500 millones de dólares se hace entonces a doscientos años de la primera decisión de contraer un crédito con la banca del imperio.

El 19 de agosto de 1822, la Junta de Representantes de Buenos Aires sanciona una ley que facultaba al gobierno a «negociar, dentro o fuera del país, un empréstito de tres o cuatro millones de pesos valor real».

Los fondos del empréstito debían ser utilizados para la construcción del puerto de Buenos Aires, el establecimiento de pueblos en la nueva frontera, y la fundación de tres ciudades sobre la costa entre Buenos Aires y el pueblo de Carmen de Patagones.

Además debía dotarse de agua corriente a la ciudad de Buenos Aires. El 1 de julio de 1824 se contrató con la Banca Baring el empréstito por un millón de libras esterlinas. El 15% de diferencia de colocación representó 150.000 libras, de ellas el consorcio de amigos del ministro de entonces, Bernardino Rivadavia que ya por entonces trabajaba para la River Plate Mining Company. Esos muchachos se quedaron con 120.000 libras en carácter de comisión, y los 30.000 restantes fueron para Baring.

El llamado acuerdo con el FMI sobre la deuda ilegítima tomada por el gobierno de Mauricio Macri de 44.500 millones de dólares se hace entonces a doscientos años de la primera decisión de contraer un crédito con la banca del imperio. Se terminó de pagar en 1903. El problema no fue económico, fue político.

El futuro, palabra siempre presente cuando se hacen anuncios en materia de deuda externa (desde Martínez de Hoz a Cavallo, desde Macri a Fernández), era dictado desde afuera. Jugábamos según las reglas impuestas por Gran Bretaña en el siglo diecinueve y luego, durante gran parte del siglo veinte, según los mandamientos de Washington.

He allí el problema serio para las grandes mayorías. Las decisiones sobre el presente y el futuro dependen de los números y el pensamiento estratégico de los de afuera. Por eso Juan José Castelli, el orador de la revolución de Mayo, muere de cáncer en la lengua, supo escribir “si ves al futuro dile que no venga”. Porque si el futuro es propiedad de las decisiones extranjeras, la historia de la vida cotidiana de los que son más en estos atribulados y saqueados arrabales del mundo será muy difícil.

El problema de la dependencia no es económica, es política y se resuelve con independencia intelectual para construir soberanía económica y ambiental.

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2022/02/27/el-regreso-de-rivadavia/