JUGAR CON FUEGO




Por Jorge Giles ·   ***Todo lo que se alertó que iba a suceder desde variados espacios populares, está sucediendo. En tiempos de neoliberalismo, cada nuevo día siempre será peor que el día anterior. Como no queremos ser repetitivos, vamos a intentar sumar alguna lumbre al fogón común del pensamiento.


Se dice que el pueblo tiene temor al vacío; la gente no.Aprendimos hace tiempo que somos pueblo en tanto somos memoria colectiva y organizada; y en cambio, somos apenas gente cuando reina la fragmentación social y la soledad de los cuerpos manda sobre la unidad inquebrantable de las almas que habitan y componen una sola nación.

Quizá por eso hoy muchos se movilizan y pocos se desesperan. Pero ojo: no hay que jugar con fuego cuando la pradera está seca. Teléfono para los gobernantes. Y para los legisladores que tienen que votar el Presupuesto oficial.

Y quizá sea por aquí que debamos buscar la explicación de lo que viene pasando en estos días.

Ni el embajador Braden recibió los elogios cipayos que recibe hoy madame Lagarde por parte de las autoridades neocoloniales y sin embargo, no salen las masas desbordadas a las calles a vociferar su enojo. Crece la pobreza, la indigencia, el desempleo, la quiebra de lo que queda de la otrora orgullosa industria nacional y sin embargo hay quienes consideran que la resistencia nacional popular aún no es proporcional en magnitud al brutal ajuste.

¿Acaso las masas se confiaron en que la movilización y la huelga general del 24 y 25 de septiembre sería capaz de revertir la sordera del gobierno? Nada de eso. En este país que nos duele, no hay desborde ni violencia porque hay movimientos sociales y sindicatos obreros que conducen la rabia y la angustia de nuestros compatriotas. Y porque los pueblos disputan poder sólo cuando sienten que están dadas las condiciones objetivas para disputarlo. No protestan a tientas y a locas. No llaman a la desobediencia general. Al menos todavía. Hay que leer objetivamente esas señales para entender que el ancho movimiento popular está empoderado y sigue siendo la única garantía de paz social. Las agresiones y provocaciones del lado oficial están a la vista. Desde el insulto soez a la persecución judicial a Cristina.

Desde los continuos tarifazos a deshonrar la enseña patria rendida ante el FMI. Y la peor de las provocaciones: el hambre de nuestros pibes y pibas en los barrios pobres. Sin embargo, la protesta social tiene una hoja de ruta planificada.

Pero intentemos romper con ese modelo anacrónico de analizar la superestructura de las cosas, creyendo que eso es la realidad absoluta. Se habla todo el día del mercado pero no de los mercaderes, por ejemplo. Otro: la “tercera vía” del peronismo conservador, el menemismo siglo XXI, existe, por sobre todo, en esa superestructura. No se trata de nombres sino de proyectos de país en pugna. Hay que animarse a bucear bien abajo, allí donde habita ese pueblo que murmura en voz baja el tiempo que vendrá. Su memoria le dice que a rio revuelto sólo ganan los saqueadores del país, los que esperan su turno en el banco de suplentes de la gobernabilidad saqueadora. El pueblo juega otro partido y lo hace en el equipo contrario. Sin derecho a la televisación de sus penurias.

Mirar el subsuelo de la patria implica también mirar la gloriosa historia de este pueblo. Veamos. Horas después del 17 de Octubre de 1945, la embajada norteamericana en Buenos Aires envío un mensaje al Departamento de Estado señalando horrorizada que “…nadie alcanza a explicar los sucesos de las últimas 24 hs. Hay un consenso generalizado de que los sectores que apoyan a Perón son muchos más fuertes de lo que nadie se hubiera imaginado…es probable que el encarcelamiento de Perón produjera esta irritación en los trabajadores…la multitud pro-peronista (sic) estaba compuesta por las clases más bajas, bien organizadas…el regreso de Perón ha resultado una sorpresa demoledora”. Ver más sobre este tema en el maravilloso libro de Norberto Galasso: Perón.

Recordar esta lección de la historia es útil para leer el presente, no para la melancolía estéril.
La única sanación para el crimen social que se está cometiendo pasa por el pueblo organizado y memorioso. Ojalá los dirigentes políticos tengan la claridad suficiente para hablarle a ese pueblo y proponer y encabezar medidas eficientes de resistencia pacífica y democrática. Proponer no es sólo describir las cosas que pasan. Con licencia de los ortodoxos: “Basta ya de interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”, decía un ilustre alemán de la primera hora en el siglo 19.

Es un deber alimentar la esperanza en esta hora de entrega colonial; y para ello la primera tarea es evitar que triunfe el sentido común de los colonizadores y cuyo primer capítulo es la desesperanza travestida de despolitización. Hay que militar la denuncia y la esperanza, que de eso se trata la eterna lucha contra los injustos en cualquier lugar de la tierra.

Decía el maestro español-mexicano don Adolfo Sánchez Vázquez en su monumental obra Filosofía de la praxis que: “el apoliticismo de grandes sectores de la sociedad excluye a estos de la participación consciente en la solución de los problemas económicos, políticos y sociales fundamentales y, con ello, queda despejado el camino para que una minoría se haga cargo de estas tareas de acuerdo con sus intereses particulares, de grupo o de clase”.

Tal cualmente, diría un paisano.

En el estribo digamos que el gobierno está jugando peligrosamente con fuego. Y el pueblo tiene su propia memoria del fuego, como decía Eduardo Galeano; por eso abre o entorna sus ventanas según sus propios tiempos, sus propios soles y lunas, su propio calendario.

La historia está ocurriendo ahora.

Hay que confiar en el pueblo, en sus dirigentes y organizaciones leales.

Que así sea, siempre.

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