por Oscar Laborde
La persecución a Ignacio Lula da Silva, que sus enemigos ambicionan que termine con su detención, es un episodio mas de la Guerra Jurídica,conocida como Lawfare, desatada hace unos años contra los lideres populares de nuestra región.
¿De que se trata el Lawfare? El término “describe un método de guerra no convencional en el que la ley es usada como un medio para conseguir un objetivo militar” y es utilizado con este sentido en Unrestricted Warfare, un libro de 1999 sobre estrategia militar. En 2001 el concepto comienza a ser manejado en ámbitos diferentes a las Fuerzas Armadas de EE UU, tras la publicación de un artículo escrito por el general de la Fuerza Aérea, Charles Dunlap, de la Duke Law School. El tema fue reformulado para ser aplicado en política y teorizado desde la academia en la Universidad de Harvard.
Estados Unidos es uno de los principales proveedores de asesoría para la reforma de los aparatos jurídicos en América Latina y el Departamento de Justicia estadounidense ha estrechado en los últimos años los vínculos con los aparatos judiciales de la región en la lucha anticorrupción. Una de las acciones más importantes fue el llamado proyecto “Puentes”, que consistió en cursos de asesoramiento a varios integrantes del Poder Judicial de Brasil y otros países de la región.
La derecha en nuestra región adoptó el Lawfare en los últimos años como el mecanismo predilecto para derrotar gobiernos populares y denostar a sus dirigentes, con el objetivo de suplantarlos en el gobierno, encarcelarlos o al menos desprestigiarlos cruelmente, y en esta guerra hacen uso indebido de instrumentos jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario. Combina acciones aparentemente legales con una amplia cobertura de prensa para presionar al acusado y su entorno (incluidos familiares cercanos), de forma tal que este sea más vulnerable a las acusaciones sin prueba.
El Poder Judicial en nuestros países se ha convertido en los últimos años en un potente espacio desde donde se despliega, casi sin limitaciones, estrategias de desestabilización y persecución política, hasta colocarse muy lejos del principio republicano del equilibrio de poderes.
La actividad de los grandes medios es más conocida y evidente. Incluso en un rapto de extraña sinceridad, un editorialista de Clarín la caracterizó como “periodismo de guerra”. la justificación del golpe a Dilma y la persecución a Lula Tuvo en la Red O Globo, un permanente agitador que volcó todo su poderío en adelantar condenas. Eso es lo que vivimos a diario en América Latina.
Políticos que denuncian corrupción; medios que se “hacen eco”; políticos y medios que exigen celeridad a la justicia; mecanismos del poder judicial que disciplinan o excluyen a los jueces independientes. Todo eso para que magistrados condenen sin pruebas, encarcelen sin el debido proceso, forzando o directamente violando la ley.
El achicamiento que vive la democracia en nuestra región se hace indisimulable. Se esta logrando tergiversar e impedir la voluntad popular, con maniobras orquestadas por las élites y comandadas por los EEUU. En el caso de Lula es de una evidencia notable, ya que la causa por la que se lo ha condenado , es de un dislate absoluto. Y tiene como único objetivo que no sea presidente del Brasil.
Lula han respondido a esta injusticia con caravanas por todo el país, y con movilizaciones masivas, para intentar sortear el cerco mediático y no quedar atrapado en la capciosa trama judicial Cada aparición que hizo el expresidente fue acompañada con una euforia popular que logro recomponer al PT y a los movimientos sociales.
*Oscar Laborde
Diputado del PARLASUR y Director de IDEAL_CTA
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