VUELVEN

Por Oscar Laborde

Todas las encuestas en Paraguay le dan un ventaja enorme al ex presidente Fernando Lugo. Después de 4 años de haber sido destituido, las consultas muestran que sacaría más votos que todos sus contrincantes juntos, superando por más de  40 puntos al segundo posicionado

Lugo fue desplazado de la presidencia con una fulminante maniobra judicial-legislativa de 36 horas, sin derecho a ninguna defensa. Nuevamente ahora se  enfrenta al intento de inhabilitación de  su candidatura. El Tribunal Superior de Justicia Electoral dictaminó que Lugo no podrá ser candidato. El tema lo deberá resolver la Corte Suprema de Justicia.

Hace un tiempo que recorre el Paraguay y amplía su base política y social. Los logros de su gobierno, la antipopular gestión de Cartes, que aplica la receta neoliberal sin anestesia y la seguridad que fue víctima de un golpe de estado hacen que la amplia mayoría de la población lo desee nuevamente como próximo presidente.

El golpe a Dilma Rousseff, tuvo como uno de los objetivos principales evitar que Ignacio Lula da Silva pudiera ser  presidente en el 2018.  Antes y después de la destitución de Dilma, Lula padeció una ofensiva brutal, injusta e intencionada de la justicia, donde un sector se propone encarcelarlo, a pesar de no haber ningún motivo que lo justifique. Además, está siendo denostado permanente por los medios hegemónicos, que pretende terminar con la tarea de liquidarlo. Sin embargo, sin ser aun candidato, como demuestran encuestas que publicó este diario el 15 de febrero de este año, Lula triunfaría en primera, y si la hubiera en segunda vuelta ante cualquier oponente.

En la Argentina la consigna “ Vamos a Volver” fue entonada ya en la despedida de Cristina Fernández de Kirchner, el 9 de diciembre del 2015, cantada en cada manifestación y repetida por centenares de miles en las redes sociales. Al comienzo parecía mas una forma de darse aliento que una propuesta electoral, solo defendida por el núcleo mas comprometido del kirchnerismo. Sin embargo, con el correr del tiempo. Ante las sucesivas medidas  del gobierno de Macri y con  las defecciones de dirigentes sindicales y políticos, la figura  de Cristina fue creciendo, junto a la posibilidad de su candidatura en las próximas elecciones. Propios y extraños, a los que les gusta y a los que no, reconocen que en caso de decidirse a participar, tendría grandes posibilidades de imponerse en la Provincia de Buenos Aires. Está claro que el ataque judicial, que incluye la amenaza de encarcelarla y la agresión, la difamación y la mentira de los grandes medios apunta a desgastarla políticamente ( cosa que evidentemente no han logrado ) e incluso sacarla de la carrera proselitista.

¿Por qué nuestros pueblos, a pesar de los ataques, las traiciones y el belicoso bombardeo mediático respaldan a estos líderes?
 El rumbo y las acciones que emprendieron los presidentes que vinieron a suplantar a los gobiernos populares, tienen la evidente intención de hacer retroceder los logros obtenidos, los derechos conquistados y las mejoras en las condiciones de vida de nuestros pueblos. Es descarada la forma que reasignan recursos para los grandes grupos económicos, y dentro de ellos a los más cercanos, muchas veces integrados por los mismos funcionarios o sus parientes. Es sumamente peligroso para  nuestros países la forma de apertura indiscriminada de la economía en un mundo que se cierra y es grave el endeudamiento al que están recurriendo, comprometiendo el futuro de varias generaciones. Todo esto ya no puede ser ocultado por la cobertura comunicacional. El discurso de la transparencia presentada por gobernantes que aparecen involucrados en cuanto hecho de corrupción se descubre, provoca hartazgo y bronca creciente. La mayoría del pueblo empezó a comprender que este modelo neoliberal, por más decorado, endulzado, disimulado, solo traerá malas noticias y busca cómo frenarlo y cómo suplantarlo. Ahí es donde aparecen aquellos presidentes que supieron interpretar y llevar adelante los intereses de las mayorías. Ahora es cuando el recuerdo de lo vivido se empieza a ver más claro.

¿Y porque no han surgido otras alternativas?
 No es fácil suplantar a los líderes. Siempre las grandes gestas han sido encabezadas por personalidades carismáticas que logran interpretar cabalmente el sentimiento del pueblo, y dejan en el una huella muy marcada. No es fácil para Maduro suceder a Chávez,  no es fácil para Lenin Moreno en Ecuador suplantar a Correa, no es fácil en Bolivia encontrar un dirigente como Evo Morales . En fin, será una tarea del campo popular suplantar los liderazgos individuales por aquellos más colectivos. Por ahora el “ Vamos a volver” dejó de ser solo una consigna y pasó a ser una esperanza para toda la región.

* Oscar Laborde

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Diputado del Parlasur y director del Instituto de América Latina-CTA.

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