por José Bautista Flores
Tratar la “gestión de salud mental de pueblos originarios” es tratar sobre una cosmovisión, que tiene raíces profundas en su relación sagrada con la madre naturaleza, totalmente distinta a la cultura occidental, racionalista y egocentrista.
Para los Pueblos Originarios, el concepto de la salud mental individual, esta profundamente relacionada a la salud integral del pueblo, a su comunidad, donde la estructura social y cultural esta basada en su relación armoniosa con la biodiversidad, el patrimonio natural, entorno escénico, el espacio celeste y, todos los conocimientos asociados a su cosmovisión.
Es este ecosistema, el que modela al hombre y la mujer en un modelo comunitario circular, que garantiza a través de sus instituciones, guiados por los abuelos un BUEN VIVIR, donde los hijos no son hijos de sus procreadores genéticos en el concepto patriarcal religioso, sino; son hijos sagrados de la TEKOA o comunidad fundamentalmente, donde habitan simbólica y objetivamente su gran familia. Así como la Tierra, es la madre sagrada. La Tekoa, es la primigenia célula social, en la que aprenderán y perdurar su identidad y cultura. Contrariamente al concepto occidental “nuestros hijos no son nuestros hijos, son hijos de la vida”, un concepto abstracto, que no garantiza ni la salud mental ni la vida misma de los niños nuestros hijos, son hijos de la comunidad, del pueblo, donde cada mujer, hombre, es parte de un inmenso tejido social.
De la construcción de la salud mental, que es un gran componente de la salud integral, rescatamos una tradición, que además se replica en paralelo en distintos pueblos originarios tan distantes como la africana, guaraní, andina. Etc. En la pubertad, cuando la mujer y el hombre deciden convivir en pareja, con el consentimiento de los padres, los abuelos y la comunidad, reciben sendos consejos: la mujer de las abuelas y madres y el hombre de los abuelos y padres, sobre las costumbres, del cual ya tienen los jóvenes experiencia por su permanente convivencia comunitaria. Este “contrato social” mas que de la pareja, es con su pueblo y la madre naturaleza, depositario de su cultura, donde aprendió a danzar, cantar, comunicarse, cazar, pescar, recolectar frutas, imitando a los pájaros u, otros seres vivientes. Aprendió a hilvanar sus vestimentas de las arañas y los colores de toda la diversidad cromática de las flores. Los rituales para la unión, son presididos por los sabios. “La unión” aún cuando se espera que sea para siempre, esta supeditada a la mutua enseñanza y comprensión permanente, donde se impone la libertad social comunitaria y no el libertinaje.
Es en este marco de seguridad cultural, espiritual y sobre todo de soberanía alimentaria, la gestación del nuevo miembro, gozará de un ambiente de paz y amor, donde los padres después de la cópula, ensayan los primeros cánticos que identificará a su hijo. A los primeros síntomas del inicio de la nueva vida, se compone el “canto resplandeciente definitivo” que se le cantará cada vez que la pareja este sola. Cuando nace, se hará público y será entonado comunitariamente en una rogativa especial, que marcará para siempre al niño, adolescente, hombre o mujer originaria. Será SU CANTO, como el nombre que la naturaleza designe a través de señales que interpreta el guía espiritual.
Esta canción queda grabada en la memoria colectiva y sobre todo individual del poseedor que será cantado por él, en todos los momentos de alegría, penas, frustraciones y trabajo, como un recurso para reflexionar y obtener fuerza. Ante cualquier circunstancia desfavorable, como una enfermedad, su canto, será el camino para encontrar la sanación, armonización de sus energías y equilibrio con su espiritualidad.
Cada etapa de su vida, como el destete, el inicio de juegos infantiles, aprendizaje de los conocimientos básicos comunitarios, estará acompañado por el canto, del cual se hace responsable para llevarlo con honor y dignidad. Al inicio de su primer viaje fuera de la comunidad, con sus mayores, entonan “su canción”, para que esta nueva experiencia de inicio en su posterior recorrido de toda su nación originaria, como mandato ancestral se concrete de la mejor manera.
En cada actividad que hace al fortalecimiento y soberanía de su pueblo, como la preparación de la tierra para el cultivo, la siembra, el cuidado del ganado, la cosecha y otros actos en fechas sagradas, como la celebración a la madre tierra, homenaje al sol, a la luna, a la constelación de la cruz del sur, a la vez que canta las canciones comunitarias, canta su propia canción. Aún en los peligros o tristezas que este embargado, recurrirá a su canto como una terapia a su salud tanto mental como física.
Si alguna vez cometiera un acto sumamente grave que afecte a una persona o la comunidad, el pueblo, en el acto de juzgamiento por las autoridades le canta “su canción” que servirá para el arrepentimiento o si es un crimen grave, para el desarraigo. El desarraigo, es el castigo más severo, porque hace a la perdida de su familia, su comunidad, la madre tierra donde nació y la búsqueda de un lugar donde reflexionar y sanar las heridas causadas por transgredir su cultura naturalista. Solo “su canción”, creada por su padres, reconocida y practicada por su comunidad le acompañará, hasta que después de mucho reflexionar pida permiso a través de algún emisario el regreso al territorio ancestral. De ser aceptado, se auto impondrá un comportamiento ejemplar.
Como hemos visto, la salud mental, es componente de la salud integral comunitaria y que tiene un proceso natural, basado en los principios sagrados del buen convivir de reciprocidades y complementariedades con todo el entorno biológico, donde la muerte innecesaria de una mariposa, por ejemplo, afecta la armonía de la naturaleza y por ende la sociedad humana. Este entorno sagrado y natural, es enseñado continua y permanentemente por los guías espirituales (ARANDUS), y recordado por los cánticos corales, especialmente de los niños y niñas, en las tardes, cuando el sol cae por lontananza. En el caso de los Pueblos Guaraníes, en una ceremonia llamada “TANGARA”. En este espacio y tiempo, el coro se constituye en autoridad que les recuerda a las autoridades, los padres, las madres, los niños y las niñas, sus derechos y deberes comunitarios. Entonces, la canción, es el elemento gestor de la salud mental comunitaria integral.
Es importante como el conocimiento impartido por los abuelos, marca el camino de esta formación, al explicar el valor sagrado de sus ecos naturales, sociales y espirituales, donde los cuatro elementos constituyen la base de la vida de los Pueblos Originarios del mundo. Como ejemplo, consignamos los derechos de la madre naturaleza, que forma la cultura de la Nación Guaraní:
DERECHOS DE LA MADRE NATURALEZA:
PARA LA NACIÓN MBYA GUARANÍ, EL PRIMER RECONOCIMIENTO Y DEFENSA ES Y DEBE SER A LA MADRE NATURALEZA. ELLA NOS FORMA COMO HOMBRES Y MUJERES, COMO SERES SOCIALES, NOS DA UNA IDENTIDAD, UN IDIOMA, NUESTRA ESPIRITUALIDAD. ALLÍ ESTÁ N NUESTROS ALIMENTOS, NUESTRAS MEDICINAS. ALLÍ APRENDEMOS NUESTROS CANTOS, Y DANZAS TAMBIÉN ESTÁN NUESTROS JUEGOS E HISTORIA.
PARA NUESTRO PUEBLO, LOS 4 ELEMENTOS, SON LOS QUE CREAN LA VIDA Y FORTALECEN NUESTRA FORMA DE SER. LA TIERRA SIN MAL (YVY MARAE), EL AGUA (YHY,PARA), EL FUEGO, LUZ REPRESENTADO POR ÑAMANDU Y EL AIRE (YVYTU,ÑANDE PYTU) QUE TRANSMITE OXIGENO. SON LA RAZÓN BÁSICA Y FUNDAMENTAL DE NUESTRA EXISTENCIA. APARTARNOS DEL FUNDAMENTO NATURAL Y CONSIDERARSE SUPERIOR A CUALQUIER OTRO SER VIVO, ES NEGARNOS A NOSOTROS MISMOS COMO COMPLEMENTO DE VIDA CÓSMICA. SOMOS HIJOS DE LA MADRE NATURALEZA, POR LO TANTO, CONTAMINARLA, DEPREDARLA, ENVENENARLA ES UN CRIMEN QUE AFECTA A NOSOTROS MISMOS.
CON ESTOS PRINCIPIOS, VIVIMOS EN ARMONIA CON NUESTRO AMBIENTE Y POR ESO RECHAZAMOS TODA ACTIVIDAD DEPREDADORA PORQUE AFECTA A NUESTRA CULTURA Y EL DERECHO A LA VIDA DE NUESTROS HIJOS Y NIETOS. SIN EMBARGO, LA DOMINACIÓN CULTURAL BLANCA HA IMPUESTO A NUESTROS PUEBLOS COSTUMBRES INDIVIDUALISTAS PARA EL ETNOCIDIO.
Sería bueno, reflexionar y sensibilizarnos sobre los modos de vivir armoniosamente con la naturaleza, como los Pueblos Originarios que vienen haciendo desde miles de años, donde el desarrollo no es la acumulación de “bienes” materiales, que finalmente no dejan espacios para la buena salud mental y física. La ambición y avaricia, sin límites, provoca insatisfacción permanente y satura la mente. Los resultados son el desquiciamiento social y espiritual que se desliza por un tobogán de nunca terminar.
No creo que la panacea de la salud mental, esta en las raíces culturales de los Pueblos Originarios. Simplemente ayuda al buen vivir bien en territorios sin mal, donde la naturaleza sin alteraciones, sin depredaciones y contaminación marque el comportamiento armonioso de las personas y los pueblos. Ver a la madre naturaleza como “recursos naturales”, ha enceguecido a los hombres que pretenden dominarla y condenarla a la muerte. Junto a esta muerte, la humanidad también se ira esfumando poco a poco y ninguna tecnología o riqueza monetaria, podrá revertir nuestra salud mental y física como la que aún todavía con mucha resistencia, gozan algunos Pueblos Originarios que no han sido domesticados por la cultura depredadora.
DESDE LA COSMOVISIÓN OCCIDENTAL, ¿DE QUE GESTIÓN DE LA SALUD MENTAL PODEMOS REFLEXIONAR?
José Bautista Flores