POSTALES DE UNA ARGENTINA AMARILLA



por Gustavo Rosa

Dos fotos sorprendieron esta semana: una silla de ruedas incrustada en un aparato de hospital y un grupo de bañistas tratando a un bebé delfín como si fuera un gatito.
resonador
La primera fue producto de un accidente que sirvió para una operación política y la segunda es hija de estos tiempos, donde lo más importante es obtener la imagen más allá de cualquier muestra de raciocinio. No fueron las únicas fotos, por supuesto. La de Macri recorriendo la ex ESMA provocó sorpresa, entre otras cosas impronunciables. Si cuando no tenía posibilidades de alcanzar la presidencia hablaba del “curro de los Derechos Humanos”, ahora que es un gerente en La Rosada tal vez piense en hacer un negoción con ese enorme terreno. Pero la foto que más enojó al oficialismo fue la de los 200 piquetes que se produjeron en todo el país en reclamo de la liberación de Milagro Sala, la primera presa política después del retorno a la democracia.
Los amarillos no saben qué hacer para justificar despidos. Como no se conforman con las más de 70 mil cesantías que ya se han producido entre el sector público y privado y el prejuicio de los ñoquis está haciendo aguas, ahora necesitan apelar al viejo truco de los saboteadores. El diario La Nación publicó a mediados de esta semana una foto de unos días atrás que mostraba una silla de ruedas en un resonador magnético, pero los cronistas le mandaron ‘tomógrafo’, que es más impactante. Un accidente que no provocó daños materiales, pero sí morales porque permitió al director del hospital Posadas hablar de sabotajes para justificar la revisión de más de mil contratos. Y de paso, estigmatizar una de las fuerzas aliadas al kirchnerismo, liderada por un dolor de cabeza para la gestión PRO: Martín Sabbatella, líder de Nuevo Encuentro y legítimo presidente destituido de la AFSCA.
Mientras el ministro de Salud, Jorge Lemus, presentó una denuncia penal “por daños” que no se produjeron, Sabbatella destacó que “armaron la burda mentira de un supuesto sabotaje para justificar despidos” y consideró que este hecho se encuadra como un episodio más de la grosera persecución política encarada por las Huestes Amarillas. De cualquier modo, la foto quedará en la memoria de los prejuiciosos como una muestra del vandalismo K. Pero, para los que ya descubrimos las tretas habituales de los manipuladores, será como una de las tantas mentiras con que los medios hegemónicos condicionan la democracia.
Tanto la condicionan que gracias a sus perversas tretas lograron instalar como presidente al mejor exponente del establishment y al peor representante de los intereses de la mayoría
. Tanto la condicionan que corremos el riesgo de perderla. Con sólo echar una mirada sobre el Protocolo para las manifestaciones, podemos detectar que estamos a un paso de perder nuestros derechos constitucionales, desde los más sofisticados hasta los más elementales.

De la prepotencia al saqueo

El empresidente Macri cumplirá su sueño dorado: un país sin protestas, piquetes ni ruidosas manifestaciones. En lugar de hacerlo de la mejor manera, que es solucionando problemas en lugar de crearlos, lo hará de la peor, que es con represión. Lejos de la idea de la construcción de un ‘protestódromo”, como propuso algún alucinado algunos años atrás, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich impuso un protocolo para legitimar el salvajismo policial. «Se les pedirá por favor que se retiren por las buenas y que hagan la manifestación en otro lado –amenazó la funcionaria, como una madre de otros tiempos- Si no se van, los sacamos», afirmó. Con eso de ‘en otro lado’, ¿a qué se referirá? ¿En otro barrio, ciudad, país o planeta?
Lo que alteró a la ministra fue la jornada del miércoles en demanda por la liberación de Milagro Sala. Después de la ‘original’ calificación del caos que provocaron los piquetes, amenazó que, “a partir de ahora, sabrán a qué atenerse en caso de hacer lo que hicieron”. La solución es más simple: si no quieren piquetes, en lugar de aplicar un protocolo dictatorial, deberían liberar a la líder de Tupac Amaru y exigir que la justicia actúe como corresponde. El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger se encuentra procesado por el Megacanje y sin embargo, está en libertad. Un porcentaje importante de funcionarios PRO están en situación procesal sin padecer prisión pero, no hay que ser muy suspicaz para comprender por qué Milagro Sala está tras las rejas.
Tan peligroso es este protocolo amarillo, que habilitó que algunos agentes policiales impidan el acceso de las Madres al espacio histórico que las vio nacer: la Plaza de Mayo. “Maltrataron a los pibes, los increparon y trataron con prepotencia, pero no hay que tenerles miedo”, relató Hebe de Bonafini y agregó: “si nos quieren pegar, que nos peguen; si quieren meternos presas, que lo hagan, pero nadie va a sacarnos de la Plaza”. Por si algunos no lo sabían, la derecha es así: intolerante, prepotente y brutal. Un detalle que habrá que recordar para las próximas elecciones.
Además de todo esto, también sus exponentes son mentirosos. Cínicos, además. Aunque digan que todo lo hacen en beneficio de todos, a esta altura de la vida ya deberíamos saber que no es así. Un poco de olfato y bastante memoria nos conduce a descubrir que todas las decisiones que han tomado desde su asunción sólo tienen como objetivo beneficiar a una minoría. Un simple repaso: devaluación para incrementar las ganancias de los exportadores y reducir el salario-dólar; eliminar el control a la compra de divisas para facilitar la fuga, que se ha incrementado como nunca; despedir trabajadores para enfriar la economía y abaratar la mano de obra. Nada de lo que han hecho era necesario, aunque ellos sigan excusándose en el verso de “la pesada herencia”.
En una nota publicada en Página/12, el mejor ministro de Economía que hemos tenido, Axel Kicillof aseguró que “el gobierno de Macri no recibió una economía en crisis ni mucho menos”. De acuerdo a la consultora Ferreres, en 2015 nuestra economía creció un 1,7 por ciento y según el FMI, el 1,5. La inflación estaba controlada y venía cayendo, hasta que asumieron ellos para dispararla. La desocupación estaba por debajo del seis por ciento y el mercado interno no paraba de batir récords. “Ni aumento del desempleo, ni caída de la actividad, ni aceleración de la inflación, ni drástica caída de reservas. La crisis no se veía por ningún lado”, concluyó Kicillof.
Tan bien estaba todo que, por primera vez en nuestra historia, La Presidenta se despidió ante una multitud que la sigue extrañando
. Tanto, que CFK mantiene una alta imagen positiva, que seguirá incrementándose a medida que Macri nos hunda en el pantano. Según la consultora Ibarómetro, un 44 por ciento de 1200 consultados considera que Cristina es la principal opositora al macrismo, aunque ahora no tenga ningún cargo público. Una pregunta queda flotando en estas líneas: si la situación estaba tan bien y La Presidenta tiene tan buena imagen, ¿por qué el kirchnerismo terminó derrotado?
Ninguna respuesta podrá ser breve si nos atenemos al estricto terreno de la política. En cambio, la respuesta sintética es extra-política: mientras exista el Grupo Clarín –el más voluminoso del continente- gobernando desde las sombras y desorientando el sentir de una parte de la población, siempre estaremos expuestos a padecer estos entuertos. Reducir su tamaño a dimensiones humanas es la tarea que queda pendiente. Mientras tanto, sólo podemos resistir los embates y soportar –más juntos que nunca- los estragos que vendrán.

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