por Julio Moyano
No se puede ocultar la verdad, por mas amenaza telefónica en primera persona. La Justicia puede ser lenta pero también puede ser implacable.
Desde hace casi un año se está tratando de ubicar a Carlos Luis Carvallo, ex integrante de la policía de Entre Ríos y del tenebroso Batallón de Inteligencia 601 de aquel Ejército Argentino represor de su propio pueblo. Carvallo está acusado de secuestrar y torturar personas durante la dictadura militar. O sea: delitos de lesa humanidad.
Carvallo es misionero. Nacido en Oberá en 1954. Carvallo es locutor y como tal se desempeñó en la radio y en el canal del estado misionero.
Hasta el año pasado era integrante de la emisora FM Show -de Posadas, Misiones- , una de las mas de 300 frecuencias del monopolio Clarín.
Desde sus micrófonos pontificaba y denostaba a la clase política que no era de su ideología. Porque este tipo tenía bien en claro su ideología.
Carvallo piensa cumplir sus 60 años el próximo 15 de octubre, siempre y cuando la Justicia no lo saque de su clandestinidad. Ahora Carvallo tiene un precio. Hay medio millón de pesos en recompensa para quien ofrezca datos de su paradero.
Carvallo hoy por hoy aglutina lealtades, como la de su patrón: Alfredo Abrazián, también locutor pero dueño de su propia radio.
Mariana Di Pinto, es periodista y además es cordobesa. Radicada en Misiones no perdió su tonada y tampoco perdió su ética. Ella compartió micrófono con el ahora prófugo y también se sorprendió del oscuro pasado de Carvallo o «Carvallito».
Hace dos días se enteró a través de la Agencia Nacional de Noticias Jurídicas que ofrecen recompensa por el locutante represor. Y no dudó en publicarlo en las redes sociales. Era su deber comunicarlo.
Pero esa acción produjo una reacción. Alfredo Abrazián, -cordobés también-, le hizo conocer su enojo: «A partir de ahora… acá tenés un enemigo. Sabelo”.
Di Pinto se sintió amenazada y realizó la denuncia policial. No tanto por provocar un proceso judicial, sino para poner en blanco sobre negro a estos figurones que se ponen el traje de formadores de opinión. Enrolados en la comunicación mercantilista le ponen precio a sus diatribas. Por eso hay mucho miedo por parte de muchos posadeños dirigentes. El «escrache radial» es lo cotidiano. La «carajeada» frente a un microfono ya es sello personal de parte del denunciado amenazante.
Hace tres años, tras desarrollarse el XXVII Encuentro Nacional de Mujeres, en Posadas no tuvo mejor idea que agraviar con groseras declaraciones a las participantes de este multitudinario encuentro. Y esto motivó que la defensora del Público, Cynthia Ottaviano tuviera que pronunciarse por primera vez sobre una denuncia por violencia mediática contra las mujeres.
Pero no solo insulta oralmente. En su cuenta de Twitter (@turcoabrazian) se pueden leer las siguientes citas:
Donde está el poder en la provincia? En la casa rosada o en la legislatura? Analizalo.
Hasta cuando la renovación va a tener tantos funcionarios mierda como Magguie Solari?
Balero es el más corrupto de todos los presidentes que pasaron por El IPLYC.
De 75 intendentes que tiene Misiones, por lo menos 40 metieron la mano en la lata.
Abrazian se resiste a estos nuevos tiempos donde hay normas jurídicas que reglamentan la comunicación.
Es que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, discutida y consensuada por el pueblo puso fin a las aberraciones del Decreto Ley Nacional de Radiodifusión y Televisión de 1957 y la ley 22.285 de 1980.
La historia nos muestra como los que detentaban el poder económico digitaban a su antojo un derecho humano como lo es la comunicación. En 1957 dirigía el país un dictador: Pedro Eugenio Aramburu, quien junto a sus camaradas golpistas, arrasó con todos los derechos conseguidos durante las dos gestiones de Juan Domingo Perón.
En 1980 el tándem empresarios/dirigentes rurales/Fuerzas Armadas/Iglesia Católica promulgó la ley 22.285 que estuvo vigente hasta el 2009. Fue parte de las mas de 1.800 leyes aprobadas por la CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo).
Habrá que recordar que la CAL funcionaba en el edificio del Congreso de la Nación, desierto de diputados y senadores, los representantes del pueblo y de los estados provinciales. La CAL la conformaban tres oficiales de cada fuerza militar.
Carvallo es un engranaje de esa maquinaria represora. Ante tanta barbarie es necesaria muchísima memoria y por supuesto muchísima justicia. Mas allá de las amenazas y de los insultos.
