por Vanina Lombardi
El desarrollo de la biotecnología es estratégico para América Latina y por eso, a través del CABBIO, diversos países cofinancian cursos de posgrado y proyectos de investigación en el área, vinculados a salud, agroindustria e ingeniería química.
“El Centro Argentino-Brasileño de Biotecnología (CABBIO) es un ejemplo de cooperación bilateral, por el tiempo que lleva, por los resultados que ha tenido y porque en estos casi 30 años de historia su funcionamiento ha sido ininterrumpido, tanto en el financiamiento de los proyectos binacionales como en los cursos”, destaca Águeda Menvielle, directora nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MINCYT).
Este organismo fue creado en el año 1986 con el objetivo de desarrollar el área de biotecnología en la Argentina y Brasil. Desde entonces, promueve proyectos y actividades de investigación y formación de recursos humanos, principalmente orientadas a tres áreas: salud, agricultura e ingeniería bioquímica.
“Para la formación de recursos humanos, todos los años se abren convocatorias bajo la supervisión de la Escuela Argentino-Brasileña de Tecnología, se aprueban los cursos de mayor valor en una reunión binacional y luego se cofinancian”, explica Menvielle y advierte que hasta el 30 de septiembre permanece abierta la convocatoria para los próximos programas del año 2016.
Por su parte, los alumnos también deben postularse y, si resultan elegidos, no solo tienen cubierto el costo del curso sino que, además, suelen recibir incentivos como alojamiento y viáticos, según el tipo y lugar en donde se desarrolle la actividad. Quienes estén interesados en participar, todavía pueden postularse a las especializaciones disponibles para lo que resta de 2015.
Desde que comenzaron estas capacitaciones, en 1987, hasta la actualidad, el CABBIO ha formado a más de 6000 profesionales a través de 408 cursos, de los cuales alrededor de 170 se realizaron en la Argentina y el resto en Brasil, y más recientemente también en Uruguay y Colombia. “Todos los biotecnólogos que hay en la Argentina y en Brasil, desde entonces, se han formado allí, incluido nuestro ministro de Ciencia y Tecnología (Lino Barañao). Eso demuestra la importancia que tienen estos cursos a nivel regional”, comenta Menvielle.
Actualmente, otros países de América Latina buscan sumarse a este organismo, como Colombia, Uruguay y Paraguay. Además, la especialista del MINCYT agrega que el país ha firmado un acuerdo bilateral con América Central, y “en el marco de este acuerdo, la Argentina financia la formación de recursos humanos de esos países en los cursos del CABBIO”.
Además, el CABBIO desarrolla proyectos binacionales de investigación desde su formación. En este sentido, Menvielle subraya que estas iniciativas han generado resultados exitosos y cita como ejemplo a un programa regional que se desarrolló entre el Mercosur y la Unión Europea, mediante el cual se financió un proyecto relevante para la cadena agropecuaria. “Ahora viene la segunda parte, que se llama Biotecsur, que trabajará en el área de biomasa y salud”, adelanta Menvielle y concluye: “El CABBIO, a través de los cursos y proyectos, ha generado todo el desarrollo de biotecnología que tienen bilateralmente Argentina y Brasil, y ahora se agregó Uruguay”.
