LOS SONIDOS DEL SILENCIO

Por Norberto Colominas

Hay ruidos que hacen silencio y silencios que hacen ruido. Este último fue el caso de la marcha del 18-F, a propósito de cuya valoración me permito disentir un par de grados con la realizada por Cristina Kirchner. A mi juicio no fue sólo la presentación del Partido Judicial –que sí también– sino de algo mucho más rotundo: la reedición de la Unión Democrática (UD).
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Esta posibilidad es un peligro político que los integrantes de esa UD virtual parecen no advertir. La polarización puede jugarles en contra, como enseña la historia.

En 1946 se unieron bajo la misma fórmula los conservadores, los comunistas, los radicales, los socialistas y un buen número de independientes. Igual Perón les pasó el trapo en las urnas, a todos y ellos y a su mentor, Spruille Braden. Con otros actores, la consigna Braden o Perón podría volver a repetirse.

La nueva Unión Democrática aún no tiene una fórmula común. Si eso sigue así y nadie gana en primera vuelta, la UD se hará presente, de hecho, en la segunda, derivando todos sus votos al candidato de derecha más votado en la primera. Tal es el grado de polarización del actual escenario político, sólo comparable con el de 1946.

Las derechas tienen un problema para unirse en una sola formación para competir con el candidato del Frente para la Victoria: el gorilismo. Alguna vez Massa y sus intendentes, y alguna vez Pino Solanas fueron peronistas, e integraron gobiernos de ese signo. Eso es suficiente para que la señora Carrió y el señor Sanz, cuyos respectivos gorilajes están fuera de toda duda, no quieran saber nada con ellos.

Además el socialista Binner y el radical Alfonsín no quieren tener nada que ver con los radicales de derecha (Sanz, Carrió y compañía) ni con un Macri que –bien asesorado– no se presenta como gorila sino solamente como no peronista.

Sólo las exigencias de una segunda vuelta cerrada, y ante la posibilidad cierta de un triunfo del FpV obligaría a Carrió-Sánz, Massa y Binner-Alfonsín a votar al más votado de ellos, aunque tengo dudas en el caso de los dos últimos, que llegado el caso podrían dar libertad de acción a los suyos.

Se sabe que la manera más directa que tiene el futuro candidato del FPV –sea quien fuere– de ganar las elecciones es hacerlo en primera vuelta. Para ello es necesario que obtenga el 40 por ciento de los votos más uno y que el segundo no llegue al 30 por ciento. Visto desde hoy, una eventual segunda vuelta será terra incognita.

En la primera vuelta la corporación mediática alienta descaradamente la fórmula única de la nueva Unión Democrática. Arderían sus portadas si hubiera una segunda…

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