DISTRIBUCIÓN

 

Por Silvia Torres

 

Las profecías apocalípticas fundadas en un hipotético descontento social que habría de manifestarse violentamente como en diciembres anteriores, expresadas por los más recalcitrantes opositores, cayeron en saco roto, una vez más. En Misiones, la paz social se consolida por la distribución equitativa de la riqueza. 

monedasdineroeconomiasUna vez más, la sana administración de los recursos públicos fundada en una eficiente recaudación y en una distribución racional para alimentar el circuito genuino de la economía dio por tierra las reiteradas profecías apocalípticas, fundadas en un hipotético descontento social que habrían de cobrar vigor con motivo de las tradicionales fiestas de fin de año y expresado en manifestaciones públicas violentas, como en diciembres anteriores. Otros, más tibios, no dejaron de presagiar conflictos, anunciar huelgas, protestas y manifestaciones ante la situación económica adversa de los sectores populares realizadas, llamativamente, por dirigentes gremiales cuyos trabajadores son de los que reciben los mejores ingresos.

 

Nada de ello sucedió. Una vez más, los augurios de los recalcitrantes opositores –a los que, a estas alturas, ya les cabe el adjetivo de impotentes, por las reiteradas frustraciones que cosechan-, se vieron frustrados por una acción de gobierno que viene dando las respuestas posibles, en el marco de circunstancias económicas adversas, pero que tiene la nota de privilegiar por sobre todas las cosas el poder adquisitivo de la población, para sostener el mercado interno y, por ende, las fuentes de trabajo, garantizando un circuito genuino de circulación de la riqueza entre todos los argentinos.

 

En la provincia de Misiones se cumple un cronograma de pagos por la no despreciable suma de 1.451 millones de pesos, cuyo impacto es evidente en el sostenido movimiento comercial de todos los rubros y que corresponde al pago de aguinaldo de activos y pasivos, sueldos de activos y pasivos, incentivo docente, horas extras, planillas suplementarias, becas y viáticos, caja verde y un bono complementario para empleados públicos por 700 a 1.250 pesos, que beneficiará a 70 mil agentes y estará disponible a partir del martes 23. También, los municipios han hecho sus aportes extraordinarios beneficiando a sus agentes, con bonos para reforzar los aguinaldos, significando todo ello un interesante flujo de dinero circulando en la provincia.

 

Es una evidente distribución equitativa de la riqueza, en donde parte de los recursos del Estado van a parar a manos de los ciudadanos que consumen en los distintos rubros del comercio, en turismo, en festejos de las tradicionales fiestas. Es así como se garantiza la paz social, porque la ciudadanía comparte la riqueza que construye cotidianamente con su trabajo.

 

No es otra cosa que un proyecto de país y de provincia con eje en el trabajo, la producción, la industrialización, la ciencia y la tecnología. Para ello, vuelca la riqueza en manos de los ciudadanos que, con su consumo, sostienen el mercado interno y se engrosan las posibilidades fiscales de un Estado que administra teniendo en cuenta el interés general del pueblo: crecimiento económico y desarrollo social.

 

Un modelo de país que es permanentemente jaqueado por los poderes fácticos, harto acostumbrados a llevarse la parte del león y que tienen sus operadores entre gran parte de los dirigentes políticos de la oposición que no cejaron, durante todo este último tiempo, de bombardear la paz social. No lo lograron, ni lo lograrán, porque el proyecto no está conducido por improvisados, sino por líderes políticos con fuerte inserción social.

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