Por Norberto Colominas
La reciente divulgación de que existen 4.040 cuentas de ciudadanos argentinos en Suiza, en el banco HSBC, por una cantidad de dinero aún no evaluada, pero importante, abre la puerta a la comprensión del rol de la banca mundial en la fuga de capitales y el lavado de dinero, que impide a todos los estados del mundo la recaudación del dinero correspondiente a los impuestos sobre esos capitales.
Hoy, los tres principales negocios ilegales del mundo son la evasión impositiva, el tráfico de armas y el narcotráfico. Entre las tres suman nada menos que 6 billones de dólares (millones de millones) por año. Por sacar del país de origen, guardar a buen recaudo y eventualmente lavar ese dinero la banca mundial cobra el 16 por ciento. Más claro: cobra 16 dólares por cada 100 que procesa. Ese es el corazón negro del capitalismo, del que la banca obtiene aproximadamente un billón de dólares por año. Esa enorme suma de dinero es suficiente para acomodar cualquier balance, pagar sobornos, financiar campañas políticas u ordenar asesinatos, según sea.
No en vano la banca es la fuente del capital financiero, la estrella alrededor de la cual giran los capitales de la industria, el comercio, la tecnología y los servicios. El capital financiero es el sol; los otros cuatro son los planetas.
Un conocido economista liberal, frecuente columnista de La Nación, estimó recientemente que hay unos 350.000 millones de dólares de argentinos en el exterior, es decir, medio PBI. No hace falta agregar ni una coma.
