ENTREVISTA AL SOCIÓLOGO E INVESTIGADOR GABRIEL MERINO: «ESTADOS UNIDOS ESTÁ ATRAVESADO POR LA PUJA ENTRE UN VIEJO Y UN NUEVO IMPERIALISMO»

por Bruno Sgarzini

Estados Unidos lucha por imponer una red mundial de dominio cuyo centro esté en Wall Street y tenga sucursales en otros centros financieros.
vadermaidan

El sociólogo argentino Gabriel Merino, autor de Crisis mundial y encrucijada nacional-latinoamericana y referente de la Corriente Nacional Popular Latinoamericana (CONAPLA), explica en qué se diferencia este proyecto del antiguo imperialismo unipolar, que también lucha por imponerse, y cuáles son las posibilidades de los bloques alternativos para evitar que se materialice el proyecto final de la globalización.

¿Cuáles consideras que son las fracciones del Imperio que están en contradicción?


El Imperio está atravesado por la puja entre un viejo imperialismo y un nuevo imperialismo. Hay una fracción avanzada, transnacional y global, dominantemente de ideología neoliberal (y con un ala «progresista» liberal), que busca instituir su poder transnacionalizado y en red.

Para este nuevo sujeto social con núcleo en la red financiera global, que emerge como afirmación global de una nueva forma de capitalismo, la superación de EEUU como Estado-superpotencia mundial, con su particular lógica territorial configurada bajo formas capitalistas anteriores, se vuelve necesaria para avanzar hacia el nuevo formato imperialista donde no exista una potencia hegemónica central excluyente, sino un imperialismo desplegado en una red jerarquizada de ciudades financieras globales.

A ello deben sumarse los complejos militares y tecnológicos, en cuya cima se encuentra el Pentágono. Estos constituyen los nodos principales (con EEUU como nodo central) que darían forma a lo que como tendencia plantean un Estado Red Global, cuya territorialidad es el Globo como conjunto.

La fracción angloamericana global, que es unipolar pero multilateral (un polo de poder, muchos lados), avanzó con el G-20 (en 1999 bajo el gobierno de Clinton y luego reflota con Obama), muchos de sus cuadros coinciden en avanzar hacia una moneda global a través de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional, desarrollan nuevos esquemas de integración global tales como los acuerdos transatlánticos y transpacíficos, son partidarios del Poder Inteligente y el Soft Power para la construcción hegemónica del capitalismo transnacionalizado y centran el eje del conflicto en la región Asia-Pacífico. Pretende imponer la «Pax financiera global» y contener los bloques de poder emergentes, devenidos en nuevos polos relativos de poder, y a los bloques de poder centrales que desafían su dominio.

Por otro lado, la fracción americana aferrada al viejo imperialismo de posguerra, unipolar y unilateral, comandada por los conservadores liberales y los neoconservadores (que tiene al indomable Tea Party como su expresión de derecha más radicalizada), necesita conservar el dólar como moneda mundial, el poderío del complejo industrial-militar del Pentágono como núcleo de la economía estadounidense y de la supremacía imperial (de todo el complejo y no sólo en sus desarrollos tecnológicos más avanzados).

Los ataques con aviones no tripulados aumentaron seis veces bajo el gobierno de Obama, que hizo uso de armas cibernéticas a principios de su presidencia


Impulsa el ALCA para ampliar un Estado Continental desde el cual mantener su condición dominante en el Orden Mundial, y necesita desarrollar la «diplomacia militar»
(sobre la diplomacia financiera) para imponer sus intereses. Además, las guerras convencionales con gran movimiento de tropas son un gran dinamizador del complejo industrial militar del Pentágono.

¿En qué hechos se visibiliza esto, teniendo en cuenta que después del discurso de Obama de West Point, el unilateralismo parece tomar más fuerza y los candidatos a sucederlo poseen un tono más guerrerista, como es el caso de Hillary Clinton?


Por ejemplo, tanto en Siria como en Palestina se observa esta lucha imperial interna. Allí, los neoconservadores (el imperialismo unipolar) son partidarios de tener a Medio Oriente como escenario central del conflicto, controlar dichas reservas de hidrocarburos y el territorio central de Eurasia-África, impulsar la invasión con tropas de los países controlados por fuerzas enemigas. Se rehúsan a la paz en Palestina y pretenden invadir Siria.

Por otro lado, Obama y el bloque angloamericano globalista, pretenden avanzar con la solución de dos Estados en el conflicto de Palestina e Israel, realizar operaciones de inteligencia, insurgencia, guerra electrónica y a través de drones para operar en Medio Oriente; financiar, legitimar y entrenar a las fuerzas civiles y militares que al interior de los Estados se enfrentan a sus enemigos. El bloque globalista necesita concentrarse en el Pacífico, ir contra China y Rusia, y romper el Estado Continental Suramericano-Latinoamericano a través de la Alianza Pacífico

Como planteo en un libro que está por salir, para avanzar en este cambio de estrategia, Obama colocó dos cuadros clave en defensa y seguridad, quienes aseguran una política alineada con la concepción globalista multilateral.

John Brennan, asesor en antiterrorismo de Obama, quedó al frente de la CIA. Brennan tuvo un rol central en la elaboración de las políticas administrativas referidas a los aviones no tripulados y a la guerra cibernética, las dos armas más novedosas y políticamente sensibles del arsenal norteamericano, en línea con la concepción policial del imperialismo global. Este enfoque combina tecnología de control remoto y una diplomacia a la distancia-multilateral, potenciando los conflictos bajo la forma de guerras civiles. Los ataques con aviones no tripulados aumentaron seis veces bajo el gobierno de Obama, que hizo uso de armas cibernéticas a principios de su presidencia, cuando ordenó una serie de ciberataques contra instalaciones de enriquecimiento de uranio de Irán.

Reforzando este avance, Obama nombró al republicano Chuck Hagel como secretario de Defensa. Hagel, el primer veterano de Vietnam en asumir al frente del Pentágono, se opuso a la política exterior de George W. Bush, rechazó la colaboración incondicional de Washington con Israel y adhiere a una política de enfrentamiento económico, político y de operaciones de inteligencia hacia Irán, evitando un enfrentamiento abierto (a ello se lo considera la postura “moderada”).

Con el triunfo electoral de Obama se refuerza la política estratégica para lograr que China sea un mercado emergente y renuncie a constituirse como un bloque de poder. Por ello, como dijimos anteriormente, la centralidad va a estar puesta en el control del Pacífico.

Pero pareciera estar en contradicción con la posición de su exsecretaria de Estado, la Clinton…

En el caso de Hillary Clinton, cuadro de la fracción Global, sus posiciones más belicistas pueden deberse a dos cuestiones. Por un lado, por su pretensión de ser candidata para las próximas elecciones presidenciales y querer disputar a los republicanos el voto de la franja conservadora-liberal o los llamados de «centro» y «centro-derecha». En segundo lugar, por las diferencias que existen, en muchos casos profundas, al interior del bloque global angloamericano. En tercer lugar, a partir de la agudización del conflicto con Rusia por Ucrania y también con China (por el archipiélago de Spratly y las islas Diauyou), que son los principales enemigos con capacidad de desafiar el orden global angloamericano, las posiciones de los cuadros políticos y estratégicos de periodistas e intelectuales de dicha fracción han cobrado un grado de beligerancia mucho mayor.

En este sentido, son cotidianas las editoriales y columnas de opinión en el Financial Times y otros medios anglosajones globales que claman por endurecer las posiciones con Rusia e incluso observan la posible necesidad de una guerra.

¿El clásico enfrentamiento entre palomas (moderados) y halcones (extremistas)?


Esta no es una pugna interna entre halcones y palomas o entre buenos y malos. Es lógico que la fracción retrasada aferrada al viejo imperialismo asuma posiciones que, como en el caso del Tea Party, sean neofascistas. Sin embargo, del otro lado no hay palomas sino necesidades y objetivos estratégicos diferentes, así como mayor capacidad para desarrollar el multilateralismo por su despliegue transnacional.

Por otro lado, en términos económicos, la fracción avanzada expresa el mayor desarrollo de las fuerzas productivas dentro del capitalismo financiero trasnacional, con lo cual busca expandir su dominio sobre los emergentes y tiene capacidad para conducir económicamente dichos territorios sociales en cadenas globales de valor descentralizadas e hipersensibilizadas en lo local. Para ello es necesario disciplinar a la vez que estabilizar el mundo, devenir de una fase económica-corporativa de la dominación a una fase hegemónica que se sustente en instituciones globales.

En este marco, ¿por qué se da el aumento de las tensiones con Rusia, China y los BRICS, como si entráramos en una nueva Guerra Fría?

Porque a partir de 2011, con el inicio de la llamada «Primavera Árabe», comienza a desarrollarse la quinta fase de la crisis del orden mundial (que se inicia en 1999) cuya característica central es el enfrentamiento con los bloques de poder emergentes que desafían el devenir hacia un nuevo orden mundial del capitalismo transnacional con conducción angloamericana.

Los BRICS son territorios de expansión de las transnacionales y las redes financieras globales que están atravesados por una dualidad: son mercados emergentes, subordinados al capitalismo transnacional y al orden mundial que pretenden erigir los poderes dominantes, o son bloques de poder emergentes que se constituyen en nuevos polos de poder relativo (aunque no del mismo poder que los polos dominantes). En la medida que se desarrollaron como bloques que desafían el orden mundial y concentran mayor grado de autonomía relativa, estos países comenzaron a estar en la mira.

Construir cadenas productivas regionales para no quedar subordinados a las transnacionales y avanzar en un plan de infraestructura regional también son ejes estratégicos

A partir de ese momento, se lanza la Alianza del Pacífico (en el marco del Acuerdo Transpacífico) que divide a la Unasur y frena el avance del núcleo Mercosur-Alba, se derriban los gobiernos no alineados a la OTAN en África y Medio Oriente, comienzan las provocaciones en Corea y se agudiza la injerencia en la zona de influencia de Rusia y China.

Como ya afirmaba en los 90 uno de los cuadros estratégicos más importantes de la fracción global angloamericana (Zbigniew Brzezinski), Rusia sin Ucrania no puede aspirar a ser una potencia principal, un polo de poder mundial. De la misma forma, sin Estado continental por lo menos suramericano, no hay condiciones en Nuestra América para avanzar con los procesos de liberación y constituirse en un polo de poder mundial.

¿Cuáles son las claves del mundo que se viene y los posicionamientos para consolidar un mundo multipolar con América Latina como uno de sus polos, como planteaba el Comandante?

Tenemos una crisis que se profundiza, la necesidad de las grandes transnacionales de «comerse» el mundo, una agudización de la lucha por el control de los recursos naturales, una profundización del parasitismo financiero, un enorme salto de productividad anclado en los procesos de digitalización y el despliegue de cadenas de valor globales y una lucha cada vez más fuerte entre los distintos bloques de poder y polos de poder (aquellos bloques con capacidad de incidir decisivamente en las relaciones mundiales de poder) por la reconfiguración del orden mundial.

Es un mundo en transición histórica, en plena crisis civilizatoria, donde comienzan a surgir y desarrollarse formaciones sociales en transición hacia sistemas no capitalistas.

Nuestra América debe avanzar hacia la conformación de un Estado Continental Plurinacional y construir una nueva matriz productiva regional.
El plano económico constituye uno de los principales obstáculos para profundizar los procesos de transformación. Sin independencia económica y tecnológica es imposible avanzar con mayores niveles de soberanía política, justicia social y unidad regional.

El Banco del Sur, la moneda del Sur, el Fondo del Sur, las Industrias para la Defensa del Sur, Petro-Sur, Empresa biotecnológica del Sur y otras iniciativas deben ser puntos imprescindibles de un programa de profundización de los cambios, que es la única forma de consolidarnos. Construir cadenas productivas regionales para no quedar subordinados a las transnacionales y avanzar en un plan de infraestructura regional también son ejes estratégicos.

Si no podemos resolver estos desafíos para la Segunda Independencia corremos el riesgo de retroceder. Cada vez hay más conciencia de que debemos dar un salto cualitativo en el proceso de integración y pasar a una segunda etapa en la cual la planificación estratégica llevada adelante por organismos regionales que se parezca a los unidos y plurales ejércitos del Sur, cuando lucharon por la primera Independencia.

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