RAZONES PARA SOSTENER EL MODELO, NO EL “RELATO”



Por Norberto Colominas

El transcurrir de la década última marcó un cambio sustancial en el manejo  de la economía nacional, si es cierto aquello de que la política es economía concentrada, como sostuvo Lenin.


El modelo
El sostenimiento de un buen nivel de sueldos mediante las paritarias y de un razonable ingreso mensual para los jubilados, vía aumentos periódicos de los haberes, marcó el punto central de la política económica kirchnerista: el ensanchamiento del mercado interno, base para sostener el consumo y por esta vía la producción y el empleo, y de generar recursos impositivos que, sumados a los superávit del comercio exterior, permitieron obtener los recursos necesarios para impulsar la salud, la educación, las obras sociales imprescindibles y los planes sociales, además de solventar el funcionamiento normal del estado.

Este círculo virtuoso ha sido atacado sistemáticamente por el establishment y sus voceros:

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los grandes medios corporativos de comunicación. Han sido atacados por ser favorables a la mayoría de la población, aunque “perjudicial” para sus intereses,

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extremo este último que podría ser largamente discutido. Basta ver las ganancias anuales después de impuestos del campo mediano y grande y de la banca nacional y extranjera para estar en desacuerdo.

Ocurre que el establishment no soporta que se le arrebate el poder político, aunque esta pérdida no se traduzca en una disminución de sus ganancias.

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Hay dos siglos de experiencia histórica detrás de esta afirmación.

Como fuere, las políticas kirchneristas recuperaron la producción, el consumo y el empleo, redujeron severamente la deuda externa, cancelaron sus compromisos con el FMI y acaban de acordar el pago al Club de París, amén de sostener un aceptable nivel de salud y educación, la realización de obras públicas como nunca antes, la construcción masiva de viviendas, el desarrollo de la ciencia y la tecnología nacionales, la recuperación de grandes empresas públicas que habían sido privatizadas durante el período liberal inmediatamente anterior, y la propagación de subsidios al consumo y de planes sociales como nunca se había visto.

Este diagnóstico es objetivo, no ideológico ni político. Otro asunto es que el grueso de la población comprenda las razones por las cuales debería sostener firmemente, en defensa de sus intereses, la continuidad de este modelo. Esta sí es una cuestión política, y de primer orden, en un país donde la opinión de la clase media decide la orientación de la opinión pública.

 
 
​COMUNA –  Comunicadores de la Argentina

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