AÑO VIEJO, AÑO NUEVO

por Silvia Torres

 

El año 2013 se cierra con indisimulado nerviosismo en torno de las elecciones del 2015, con las cicatrices de la sedición policial y multitudes arrasando con compras de toda índole e inundando rutas y carreteras hacia los centros turísticos.Año viejo El año 2003 no presentó demasiadas particularidades excepcionales en relación con los últimos años en el devenir de la vida de los argentinos. Tal vez, las grandes novedades hayan sido la declaración de constitucionalidad de la ley de servicios audiovisuales –detenida en su total aplicación durante ¡cuatro años! por maniobras procesales del Grupo Clarín-; un intento de reforma judicial frustrada por decisión de los cortesanos que dijeron “NO” a todo; la conformación ampliada delMercosur con la incorporación definitiva de Venezuela y el reingreso del Paraguay y la enfermedad de la presidenta CristinaFernández de Kirchner que la mantuvo mes y medio al margen total de cualquier actividad oficial pública, lo que disparó una reforma de su gabinete que entronizó a Jorge Capitanich como figura fuerte del gobierno y al demonizado Axel Kicillof, como el timonel de la economía nacional. La gran deuda pendiente: La reforma de las policías provinciales, luego del conato sedicioso iniciado por la policía cordobesa.

 

El relato opositor se centró en agitar la inflación como el gran monstruo de siete cabezas en búsqueda de torcer el rumbo en materia económica: Proponen, exigen, advierten que el único camino posible es el ajuste, ese maravilloso engendro que fue usado y abusado en gobiernos anteriores hasta que el país perdió sus industrias, sus empresas, sus puestos de trabajo y estalló en el infierno de diciembre del 2001, para no volverse a recuperar sino muchos años después, con métodosdiametralmente opuestos: Nacionalización de las AFJP, agresiva inversión pública, eficiente sistema fiscal, incentivos al consumo interno, entre otras herramientas complementarias.

 

Nada de esto cambió desde el arribo de Néstor Kirchner al gobierno nacional, en mayo del 2003 y casi desde el momento en que el establishment se dio cuenta de que este no era un gobierno manejable –oportuno recordar la nota de Escribano en el diario La Nación diciendo: “Los argentinos decidieron darse gobierno por un año”, cuando apenas empezaba el 2004-,comenzó a operar de mil maneras o, casi siempre de la misma manera, con maniobras destituyentes anunciando el tan esperado (por ellos, obviamente), fin de ciclo.

 

Claro que, en la realidad, el ciclo continúa, con altibajos, con vientos de cola a favor o en contra, con los cimbronazos de los miles de avatares internacionales que hacen mella en este y en todos los países del mundo, con las trapisondas de las corporaciones formadoras de precios que firman acuerdos, de inmediato los violan y luego salen a decir “yo no fui”; con las trapisondas de las otras corporaciones que tienen infinitos lacayos a su servicio para elucubrar discursos, causas y efectos que se repiten infinitamente por sus medios propaladores… Sin embargo, como decía Fellini, “la nave va”.

 

El país, la nación, el pueblo de la nación continúa viviendo, trabajando, produciendo, consumiendo, disfrutando de lo que se tiene a mano: Los que disfrutan yéndose de a millones unos días “afuera”, hasta los que disfrutan porque comen todos los días, mandan sus hijos a la escuela todos los días, cosechan y venden sus productos todos los días, consumen mucho o poco todos los días, se compraron el autito, ampliaron la casa

 

Y así se vive. Se vive con un horizonte. Se vive con una esperanza latiendo en el corazón de cada familia porque se espera que la vida mañana será mejorSerá más digna de ser vivida para ese hijo que va todos los días a la escuela, para ese adolescente que ahora anda con la netbook a cuestas y ya no quiere abandonar la escuela, para ese joven que tiene la inmensa dicha de ir a la universidad con la tranquilidad que le da la beca del Bicentenario.

 

Se vive con un horizonte en cada chacra misionera en donde ahora hay mucho –casi por demás- que hacer, porque hay que atender en la feria, cumplir los pedidos, llevar al mercado, a las fruterías… ¡Hay mucho que hacer! Se ve el horizonte de la casa propia, porque está el PROCREAR, sumado a la tarea del Iprodha. Están las cooperativas de productores. Están los créditos para los emprendedores y para las pymes. Es la plata que da vueltas en la provincia y en el país.

 

Así termina el año 2013 y así comienza el 2014. Con mucho, mucho por hacer. Con muchas esperanzas y, como dice la canción inolvidable, “con un horizonte cierto, que siempre está más allá”.

 

Por ese horizonte, brindo y auguro felicidad y prosperidad para todos los argentinos y para los que no siéndolo, son compatriotas porque comparten esta misma Patria!

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