MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA, ¡TAMBIÉN PARA LA ENERGÍA!

por Federico Bernal
Se lanza un Observatorio de la energía para una Argentina soberana, industrial y socialmente justa.energia-nuclearAl igual que con otros grandes y estratégicos temas del quehacer nacional, la energía es víctima de la tergiversación, la falacia y el típico análisis reaccionario del neoliberalismo doméstico. Tomamos aquí algunos ejemplos emblemáticos de ciertos integrantes del grupo de los «ocho ex secretarios» de energía. Por suerte para el pueblo argentino, que anhela un destino de grandeza, independencia y justicia social nace un observatorio multidisciplinario para el estudio responsable y objetivo de la energía, la tecnología y la infraestructura aplicada al desarrollo, en función del proyecto político nacido en 2003 y que tiene como pilares fundacionales el bienestar social, la reindustrialización y la soberanía económica y científico-tecnológica del país.

DESARROLLO ARGENTINO COMO TRAGEDIA.
 Jorge Lapeña fue secretario de Energía de la nación entre abril de 1986 y marzo de 1988. Unos días atrás y con motivo de celebrar los 30 años del instituto que preside –el Instituto Argentino de la Energía General Mosconi– fustigó por enésima vez la política energética del gobierno nacional. Sus argumentos, los típicos de la demagogia mercadista. Pero hubo uno, no obstante, que sorprendió por lo increíble del planteo. Manifestó Lapeña que «la tendencia de la demanda energética total de largo plazo es creciente». Chocolate por la noticia. El punto es, sin embargo, que para el ex funcionario y actual consultor privado, dicha tendencia es una complicación derivada de la supuesta crisis energética argentina. Pero no termina ahí el sincericidio de mercado: «Algunos sectores son particularmente dinámicos [pucha digo], entre ellos el gas natural y la electricidad, con tasas de crecimiento de largo plazo del 5,3% y del 4,15 % respectivamente. Durante 2013, la demanda de naftas se incrementó respecto al año anterior en un 8,35%. Por su parte, la demanda de gasoil para la generación eléctrica, ante la insuficiencia crónica del suministro del gas natural, se incrementa con un ritmo alarmante: 21% anual acumulativo en los últimos cuatro años.» Punto aparte. Como puede observarse, el padre de todos los problemas para el ex funcionario es… ¡el incremento alarmante de la demanda energética! ¡Notable! Pero su queja tiene mucha lógica, desde que a él le tocó estar al frente del sector público durante la primera fase de desmantelamiento del aparato productivo nacional, en tiempos de Raúl Alfonsín. Los acuerdos con el FMI de mediados de los ’80, el endeudamiento creciente, el empobrecimiento progresivo de la población y los ajustes sistemáticos habían hipotecado nuestro crecimiento y desarrollo.

No había ninguna necesidad, y mucho menos recursos, para concluir Yacyretá (iniciada su construcción en 1983) y Atucha II (el contrato para el comienzo de las obras se firmó en 1980).
 Por tal motivo, Lapeña es uno de los máximos responsables de la altísima dependencia hidrocarburífera que hoy exhibe nuestro país. La década de 1980 culminó con apagones masivos, origen no reconocido de los primeros debates por una radiodifusión democrática, al verse estimulado exponencial y masivamente el uso de la radio (recordar que no había tv a pilas). En suma y para Lapeña –ídem para los restantes seis ex secretarios del referido grupo (recordemos que Emilio Apud ocupó igual cargo durante apenas 15 días)– el crecimiento de la demanda energética al frenético ritmo K es un pesadilla intolerable. El cierre que él mismo obsequia a su desazón (el desarrollo argentino como tragedia) es óptimo: «El crecimiento de algunas de las variables es realmente preocupante. La pregunta es: ¿las puede soportar la economía?«. Hace casi una década se formulan la misma pregunta, muy a pesar de no haberse verificado un solo año en el que la energía como variable haya desembocado en estancamiento económico o recesión.

FALSIFICACIÓN Y MANIPULACIÓN HISTÓRICA
. A la hora de sustentar su posición, una de las características más perversas del grupo de los siete ex secretarios de energía (en adelante 7+Apud) es la utilización sesgada de la historia reciente. Lapeña, como hemos dicho, fue el responsable de la paralización del Plan Nuclear Argentino y del abandono del plan de construcción de grandes represas hidroeléctricas. El resto de los siete ex, incluido Lapeña, protestan por la falta de inversiones en exploración de hidrocarburos y en la merma de la producción de petróleo y gas natural desde la asunción de Kirchner. Alertaban, es cierto, sobre el fin del autoabastecimiento, nada más que para contrarrestarlo reclamaban un paquete de medidas entre aumentos tarifarios (ligados al dólar), aumento de precios de los combustibles (ligado a precios internacionales), exenciones impositivas al sector privado, desregulación, privatización y anti-estatismo a ultranza. El estado calamitoso en el que se encontraba el sector al comienzo del gobierno de Kirchner fue responsabilidad de los 7+Apud. Algunos datos de la historia real que el grupo persiste en censurar:

1) durante el período 1990-2006, las empresas del sector nunca lograron superar las reservas certificadas de 1989, por demás alcanzadas en un 90% por YPF Sociedad del Estado, ni reponerlas a las tasas a las que lo hizo la estatal a lo largo de su historia; 2) la Argentina alcanzó su pico de máxima extracción en 1998 producto de la sobreexplotación irracional de sus yacimientos, una consecuencia directa del aumento casi exponencial de la extracción a partir de la privatización de YPF con una reposición de reservas prácticamente nula, sobre todo desde el arribo de Repsol, agravado luego; 3) al haberse planificado la extracción con el único fin de exportar (las exportaciones pasaron de participar con el 2,5% de la producción total en 1990 a 36,7% en 2001), se menoscabó el horizonte de reservas. Desde el preciso momento que comienza a exportarse petróleo (en 1988), se afecta la futura provisión interna de este energético; 4) la exploración de pozos de petróleo y gas registró su máxima caída histórica entre 1995 y 1999, mientras que los perforados por ejemplo entre 2005 y 2007 figuran entre los valores más altos desde 1998. La vinculación del precio internacional con el esfuerzo exploratorio registrado por las empresas entre 1996 y 2005, intuye a suponer un claro desinterés por ampliar la frontera petrolera del país;5) durante el período 1990-1999, el promedio de extracción gasífera fue de un 72% superior al registrado durante la década anterior, sin que por ello se beneficiara el mercado interno sino todo lo contrario: todos los gasoductos construidos (diez en total) se destinaron a la exportación. En igual dirección, el horizonte de reservas cayó en idéntico período un 44% (-3,6% anual), sumado al agravante de comenzar las exportaciones de gas en 1997. Entre 1989 y 2003, no existieron inversiones ni se concretaron obras de ningún tipo en materia de: ampliación del Sistema Argentino de Interconexión (y la ligazón MEM-MEMSP), expansión del sistema de transporte de alta tensión, sistemas de transporte por distribución troncal y construcción de nuevas usinas hidráulicas, térmicas o nucleares. En tiempos del experto Montamat y según datos de la Secretaría de Energía, la extracción de petróleo disminuyó un 3,8%, las reservas bajaron un 3,2% pero la exportación aumentó un 3,1%.

LOS 7 + APUD, RESABIO DEL MENEMISMO.
 Que estos ex funcionarios de Onganía, Bignone, Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde sean los especialistas dilectos del neoliberalismo energético, vaya y pase. Pero que se los haya impuesto como materia de referencia obligada a la opinión pública, a buena parte del periodismo y a sendas instituciones y casas de altos estudios, eso resulta inconcebible. Congeladores de los planes nuclear e hidroeléctrico, autores intelectuales y grandes ejecutores de privatizaciones y desregulaciones; consultores privados y peritos para empresas que nos demandaron ante el CIADI; promotores de exportaciones sin reposición de reservas, electricidad y gas por redes como privilegio excluyente, petróleo y gas como commodities, etc., aquí el currículum abreviado de los 7+Apud. Resabios de los ’90, resabios de las peores décadas del siglo XIX y XX para el pueblo y una nación que anhela ser otra cosa que granero del mundo. Cerramos este apartado con el emblemático Carlos Bastos, ex secretario de Energía (1991-1996) y testigo en tres de las empresas que demandaron al Estado nacional ante el CIADI, a saber y según Clarín (14/5/5) y Página12 (15/5/5): AES (energética estadounidense), Camuzzi (gasífera italiana) y El Paso Energy. Para este operador de mercado, los cortes del suministro eléctrico del 2006 y 2007 le valieron la opinión de «crisis energética» (La Nación 31/5/07). ¿La misma vara para medir similares escenarios? Sobre el gran apagón de febrero de 1999, «que hizo de Buenos Aires un caos» (90% del sudeste bonaerense a oscuras. Clarín – 2/28/99), definido a su vez por La Nación (28/2/99) como «el mayor corte de energía en la historia argentina». Bastos no sólo no habló «crisis energética» sino que expresó: «aconsejaría el relevo de la empresa [Edesur], por supuesto aplicando primero las penalidades que correspondan» (La Nación 28/2/99). Sobre los cortes de energía ocurridos entre noviembre y enero de 2000, Bastos alegó que «de ninguna manera los inconvenientes actuales pueden atribuirse a la privatización ni a los contratos de concesión» (La Nación 16/1/00). Basta de sesgo. ¡Basta de operetas de mercado, señores!

OBSERVATORIO PARA LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA EN ENERGÍA.
 Contra el burdo y desenfrenado ataque del neoliberalismo energético, dirigido a minar una política energética nacional, democrática y popular; a favor de un debate y estudio neutral y responsable, un grupo de especialistas técnicos y profesionales, tanto locales como extranjeros, hemos decidido crear el Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (OETEC). Su lema: «soberanía y seguridad jurídica popular». Su lanzamiento, el próximo 13 de diciembre, día del petróleo. Su padrino: Enrique Hermitte, descubridor del petróleo en la República Argentina.

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