¿QUE SE ENTIENDE POR LIBERACIÓN NACIONAL? APUNTES

 

 
 
Por Maximiliano Pedranzini
 
 


El llamado proceso de Liberación Nacional tiene como antecedentes históricos las luchas indígenas y campesinas a lo largo y ancho de nuestro continente y el planeta.

 pueblo
“Seamos libres y lo demás no importa nada”. José de San Martín [1] “…en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica (…)”. Ernesto “Che” Guevara [2] “El dilema es de hierro. Ya se ha dicho. O nación o factoría”. Juan José Hernández Arregui [3]
El llamado proceso de Liberación Nacional tiene como antecedentes históricos las luchas indígenas y campesinas a lo largo y ancho de nuestro continente y el planeta, como han sido la resistencia guaraní a la conquista española (1537-1556) [4], la resistencia mapuche de Ainavillo (1550), Lautaro (1552-1557), Caupolicán (1557-1558) y Turcupichún (1557-1558), la sublevación de los Kilmes (1560-1665), las rebeliones de Túpac Amaru (1780 y 1782) y Túpac Katari (1781) en el Virreinato del Perú, la rebelión de los Comuneros (1781) en el Virreinato de Nueva Granada, las luchas por la emancipación americana, la resistencia del Interior Federal contra Buenos Aires, la descolonización de África y Asia. En definitiva, la lucha de los pueblos por liberarse de la opresión imperialista y de las ataduras del colonialismo.
En este sentido, la Liberación Nacional propone abordar, desde una visión crítica, el debate sobre la emancipación definitiva de la nación cuya condición sine qua non nos convoca a problematizar y poner en perspectiva, cuál es el rumbo más apropiado para lograr el desarrollo autónomo del país en el contexto del capitalismo mundial, es decir la lucha por nuestra “segunda y definitiva independencia” [5].
Para analizar teóricamente este concepto debemos tener en cuenta que los matices de la Liberación Nacional son muchos y están condicionados a las circunstancias políticas, económicas, sociales, geográficas, históricas e internacionales, que juegan en el destino de cada país que intenta liberarse.
Ergo, la Liberación Nacional no se da del mismo modo en un país colonial, que en uno semicolonial, subdesarrollado o semidesarrollado. El proceso va desde una socialización económica hasta una etapa cercana o similar al socialismo.
Esto crea una diferencia sustancial con el proceso histórico que han seguido los países industrializados, que a lo largo de la etapa capitalista en la que el pueblo ha soportado todas las inclemencias del régimen liberal-individualista, han podido llegar a un alto nivel de progreso técnico y desarrollo económico.
La dinámica de la historia actual, no permite repetir el mismo proceso; nuestros pueblos no lo admitirían y los monopolios internacionales que alimentan sus riquezas de nuestros productos lo retardaran al máximo. En un mundo estructurado monopólicamente, con los mercados capitalistas dominados por las grandes potencias, con grupos imperialistas que regulan la economía mundial y penetran en las estructuras básicas de los países dependientes, la intentona de avanzar por medio de una democracia burguesa es una dorada ilusión de tiempos idos (…)
Proponemos considerar dos visiones respecto a esta cuestión en primer lugar la interpretación marxista sostiene que por la Liberación Nacional se llega al socialismo y finalmente al comunismo.
Esto hace temblar a las clases medias y a las fuerzas armadas, que en este aspecto se sienten marxistas, a pesar suyo, en el pronóstico.
En segundo lugar la interpretación que propone el proyecto nacional y popular, considera que, esta es la etapa previa a una integración moral, política y económica en un proceso de industrialización e independencia económica.
Pero cualquier sea la definición, propuestas por ambas corrientes, buscan la grandeza de nuestra patria y el bienestar de nuestro pueblo, el camino de la Liberación Nacional, es inevitable e ineludible.
No tenemos más opción que la dependencia de los poderosos, el hambre y la miseria de los trabajadores, los campesinos y la clase media industrial o el avance revolucionario del proceso de Liberación Nacional.
No se trata de una ecuación matemática aplicable rígidamente en cada lugar que lo demande, pero sí se pueden dar las principales y comunes características que componen el ciclo de la Liberación Nacional, siguiendo el esquema propuesto por Luis Cerruti Costa [6], que a continuación enunciaremos:
1) El gobierno económico y el gobierno político no pueden estar en distintas y diversas manos, sino que el gobierno de la economía y de la política corresponden a un solo y mismo poder. Y ese poder no puede ser otro que del propio pueblo.
2) Debe asumirse resueltamente una acción anticapitalista porque integrados en el régimen capitalista nacional y por consecuencia en la órbita del capitalismo internacional, no nos queda más remedio que someternos a sus leyes y entonces no tenemos posibilidades de vencer.
3) La socialización de la economía no implica necesariamente el socialismo, pero significa claramente la supeditación de los intereses individuales a los intereses de la colectividad, la transformación del concepto clásico de propiedad privada y apropiación por la colectividad de todas las estructuras privadas que pueden interferir disociados de la economía y la política popular.
4) La vanguardia de la Liberación Nacional deberá  ser la clase obrera. Porque es la única clase que al liberarse a sí  misma libera al país. Los trabajadores no tienen más intereses que los de la nación, pues su bienestar depende esencialmente del bienestar de la nación.
5) El periodo de la Liberación Nacional tiene el mismo contenido integral que las luchas por la independencia política, no pertenecen al patrimonio de determinada ideología, partido político o dogma religioso, porque es el pueblo entero en armas, reencontrándose con su destino histórico.
6) Es fundamental para el éxito de etapa, comprender que la lucha por la independencia económica tiene las mismas características que la lucha por la independencia política. Es más difícil comprender porque el enemigo en la independencia política está a la vista: Es el virrey que representa al país colonialista, es el invasor extranjero que se sienta públicamente en los estrados del poder. En la independencia económica, el enemigo no está a la vista, se esconde sutilmente en los oscuros gabinetes de las oligarquías agro-financieras, se disfraza de representante de la democracia y la libertad, camina silenciosamente por los pasillos ministeriales formalizando convenios comerciales, se incrusta en las estructuras jurídicas del poder, se viste de pomposas formas científicas y burocráticas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se disimula en una falsa libertad de prensa porque las noticias de las agencias internacionales responden a los intereses de los grandes monopolios, se infiltran con sus inmensos recursos en los ejércitos, dándoles armas y “tabúes ideológicos” que los convierten en guardias pretorianas de la oligarquía y el imperialismo. Como bien escribe Arturo Jauretche: “Ahora el cuarto poder existe, y yo diría que es el primero, sólo que no tiene nada que ver con la libertad de prensa y sí mucho con la libertad de empresa”. Y continúa con su brillante planteo: “El cuarto poder está constituido en la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas, y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos. Pero el negocio no consiste en la venta del ejemplar, que generalmente da pérdida: consiste en la publicidad. Así, el diario es un medio y no un fin, y la llamada ‘libertad de prensa’, una manifestación de la libertad de empresa a que aquélla se subordina, porque la prensa es libre sólo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus intereses. Ahora en su calidad de primer poder, es el único que no es afectado por los golpes de estado. Porque además de ser de primera internacional y S.I.P. mediante, y también sin ella, es el que termina por disciplinar los otros poderes conforme a las exigencias de la libertad de prensa” [7].
7) El imperialismo y las oligarquías crean eslogan para impedir que el pueblo se una, y tome come bandera de la patria, la lucha por la independencia económica. Nacionalismo contra judaísmo, catolicismo contra marxismo, democracia contra peronismo, son algunos de los eslóganes más usuales que han tenido y siguen teniendo éxito para mantener divido tanto al pueblo argentino como latinoamericano. Estos eslóganes bien manejados van produciendo una especie de terror psicológico que prende a veces en la conciencia de los hombres más esclarecidos del movimiento nacional. El temor a la acusación de totalitario, comunista o fascista, ha frustrado más de una vez la formación de una conciencia nacional en momentos en que las condiciones objetivas estaban dadas para dar una batalla decisiva. Por lo tanto hay que luchar con los tabúes que dividen y atomizan al movimiento popular.
8) Para evitar la derrota, el movimiento de liberación debe llevar hasta el fin la revolución antioligárquica y antiimperialista.
 
A modo de conclusión
La Liberación Nacional es un periplo largo y complejo. Nuestra América ha pasado desde la llegada de los conquistadores europeos, cinco centurias tratando de alcanzar la liberación, pero se ha visto impedido por la abrumadora presencia del imperialismo en toda la región y que hace más de un siglo se hospeda en el mismo continente, lo que ha agudizado desde hace un largo tiempo la tensión entre liberación y dependencia. Una vieja disyuntiva que cobra una fuerza renovada a los ojos del nuevo orden mundial. Latinoamérica se encuentra una vez más frente a este desafío, nuevo para estas generaciones que son protagonistas privilegiados de la historia, que la ven y la sienten en carne propia; y conocido para las generaciones anteriores que han visto a la historia golpearles en lo más profundo de su ser, dejando huellas y cicatrices que son el vivo reflejo de la lucha y la resistencia contra la dominación. Una dominación que ha tomado (y toma) infinitas formas dentro del capitalismo y que impide a toda costa que logremos cristalizar el sueño de la liberación y la independencia definitiva. La Liberación Nacional es un horizonte abierto que tiene como único hacedor al pueblo y su camino está  atravesado por claroscuros que tornan de incertidumbre el derrotero que, como dice Simón Bolívar en la Carta de respuesta al General José  Antonio Páez en 1819: “¡Lo imposible es lo que nosotros tenemos que hacer, porque de lo posible se encargan los demás todos los días!”.
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Maximiliano Pedranzini – Ensayista. Integrante del Centro de Estudios Históricos Políticos y Sociales Felipe Varela.
 
Referencias:
[1] Frase utilizada por el General San Martín en un bando de Mendoza en 1819 (Norberto Galasso, Seamos libres y lo demás no importa nada: vida de San Martín, 1ª ed., Colihue, Buenos Aires, 2007, p. 6).
 
[2] Ernesto Guevara, “Intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas en uso del derecho de réplica”, 11 de Diciembre de 1964 en Obras Escogidas, Resma, Santiago de Chile, 2004, p. 400.
 
[3] Juan José Hernández Arregui, La Formación de la conciencia nacional, A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 2005, p. 50.
 
[4] Véase de Florencia Roulet, La resistencia de los Guaraní del Paraguay a la conquista española (1537-1556), EdUNaM, Posadas, 1993.
 
[5] Mario Roberto Santucho en las últimas líneas de su obra Poder Burgués y Poder Revolucionario, nos entrega una reflexión notable sobre el derrotero que deben seguir los pueblos hacia la definitiva liberación nacional, y dice: “Como San Martín y Bolívar y como el Che, como revolucionarios latinoamericanos, los mejores hijos de nuestro pueblo sabrán hacer honor a nuestras hermosas tradiciones revolucionarias, transitando gloriosamente sin vacilaciones por el triunfal camino de la segunda y definitiva independencia de los pueblos latinoamericanos”. (Mario Roberto Santucho, Poder Burgués y Poder Revolucionario, Ediciones El Combatiente, Buenos Aires, 23 de Agosto de 1974, p. 12. La cursiva es nuestra).
 
[6] Véase de Luis B. Cerruti Costa, Tucumán, Argentina, Latinoamérica, Editorial La Estrella, Buenos Aires, 1968.
 
[7] Arturo Jauretche, Manual de Zonceras Argentinas, 1ª ed., A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1968, p. 105 (Las cursivas son de Jauretche).
 
Bibliografía consultada:
CERRUTI COSTA, Luis B.: Tucumán, Argentina, Latinoamérica. Editorial La Estrella, Buenos Aires, 1968.
GALASSO, Norberto: Manuel Ugarte. De la Liberación Nacional al Socialismo. Tomo II. Eudeba, Buenos Aires, 1974.
GALASSO, Norberto: Seamos libres y lo demás no importa nada: vida de San Martín, 1ª ed., Colihue, Buenos Aires, 2007.
HERNÁNDEZ ARREGUI, Juan José: ¿Qué es el ser nacional? La conciencia histórica hispanoamericana. Editorial Hachea, Buenos Aires, 1963.
HERNÁNDEZ ARREGUI, Juan José: La Formación de la conciencia nacional. A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 2005.
JAURETCHE, Arturo: Manual de Zonceras Argentinas, 1ª ed., A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1968.
JAURETCHE, Arturo: Política nacional y revisionismo histórico, 6ª ed., A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1982.
SANTUCHO, Mario Roberto: Poder Burgués y Poder Revolucionario. Ediciones El Combatiente, Buenos Aires, 23 de Agosto de 1974.

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