TRES DÉCADAS

 


Por Silvia Torres

 

Se cumplieron tres décadas de la recuperación democrática en la Argentina. Corporaciones y vinculación con la política. Los dos modelos.

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Se cumplieron tres décadas de la recuperación democrática en la Argentina y un somero análisis indica que dos modelos políticos se sucedieron como producto de elecciones populares, que se llevaron a acabo con relativa libertad porque la voluntad ciudadana estuvo siempre fuertemente influenciada por el poder mediático de un grupo que amplió espectacularmente su hegemonía, a pesar de la democracia.

 

Uno de esos modelos fue el ejercido por el radicalismo y el peronismo menemista, que pactó tanto con las corporaciones económicas nacionales y extranjeras, como con las militares y eclesiásticas, llevando al país a su virtual colapso en el 2001, cuando se registraron los peores índices económico sociales y una consecuente explosión social de protesta que se cobró la vida de unas decenas de víctimas, por la represión violenta contra manifestantes indefensos.

 

El asunto era que la anómala alianza entre el poder político y las corporaciones priorizó el interés financiero que llevó a un aumento dramático de la deuda externa con una desvergonzada fuga de divisas, colocó en cero las reservas del Estado, terminó por liquidar cualquier atisbo de normalidad de la producción, la actividad industrial, la recaudación fiscal y, por ende, el trabajo y el salario de los argentinos.

 

Con una sociedad virtualmente dividida en dos por una inequidad manifiesta en la distribución de la riqueza -pocos cada vez más ricos y multitudes cada vez más pobres e indigentes-, la Argentina explotó con el pueblo protestando en las calles, la declaración de un injustificado estado de sitio y la imagen de un presidente inerme abandonando el gobierno en helicóptero.

 

Luego siguió la vergüenza de cinco presidentes en pocos días y la asunción de Eduardo Duhalde, quien no impidió la apropiación indebida de los ahorros por parte de los bancos, procedió a ejecutar una devaluación compulsiva, dictó un decreto para licuar la deuda del Grupo Clarín –erigido ya en un verdadero monstruo de infinitas cabezas y extorsionador de todos los gobiernos democráticos-, hasta su irremediable caída luego del asesinato de los dirigentes villeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.

 

El segundo modelo, arribado en el 2003 de la mano de Néstor Kirchner y continuado por la actual Presidenta, centró su accionar en parámetros diametralmente opuestos a los anteriores gobiernos: Recuperó la política como herramienta decisoria en la conducción del Estado; convirtió al Estado en protagonista y conductor de los cambios centrados en el desendeudamiento; fuerte inversión interna para la recuperación del aparato productivo, la generación de puestos de trabajo y la consolidación de un sólido mercado interno; desarrollo industrial basado en ciencia y tecnología; sólida inversión social para superar los estragos de la pobreza y la marginalidad.

 

Treinta años de democracia y una década de crecimiento con inclusión social reciben como bálsamo y abono sustancial para el desarrollo de una mayor y mejor democracia la declaración de constitucionalidad de la Ley de servicios de comunicación audiovisual que permitirá poner fin a la hegemonía en la emisión de la palabra, la difusión de las ideas y de paradigmas culturales que el Grupo Clarín impuso con su desmesurado acaparamiento de señales y su imponente poderío económico, que fuera alcanzado a partir de su sólida vinculación con la última dictadura militar. Desde entonces y para adelante, no dejó un solo día de debilitar a los gobiernos democráticos, con la manipulación informativa y con descaradas presiones para lograr más y más poder.

 

Al cumplirse la tercera década de democracia y el tercer período de un gobierno popular, es el fin de su ciclo oligopólico y extorsionador. Las décadas venideras serán necesariamente más justas, equitativas y libertarias para los argentinos, porque los principios antimonopólicos destacados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en su fallo sobre la ley, tienen mucha sustancia para desenrollar y un claro mensaje para las corporaciones: Si ves a tu vecino afeitarse, pon tus barbas en remojo.

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